CAPITULO 7

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Seokjin mantuvo un agarre firme en la manija de la puerta de entrada mientras la cerraba, esperando que no hiciera demasiado ruido. Se demoró mucho más de lo que había anticipado. Una taza de café se convirtió en un par de bebidas en el bar local y, antes de darse cuenta, dos horas se convirtieron en cuatro y el bar estaba cerrando. TAE iba a estrangularlo. Seokjin se giró y comenzó a caminar hacia su habitación cuando vio una luz que brillaba en una habitación al final del pasillo.

Se acercó y se asomó por la puerta entreabierta. TAE estaba sentado en su escritorio. No parecía estar trabajando. De hecho, tenía un vaso en la mano y estado sentado con los pies en alto mientras miraba algo que Seokjin no alcanzaba a ver. Era como si estuviera soñando despierto. Curioso por lo que había atrapado la atención de TAE, Seokjin abrió la puerta. Se detuvo en la entrada del estudio de TAE, metiéndose las manos en los bolsillos mientras se apoyaba en el marco de la puerta.

—Eh.

TAE levantó la vista despreocupadamente, como si hubiera sabido que Seokjin estaba allí todo el tiempo. Había una chispa de alguna emoción indefinible en sus suaves ojos verdes.

—Eh. ¿Cómo fue tu cita?

—Bien. —¿Por qué tenía una sensación tan enfermiza en la boca del estómago al admitir eso? Debería estar saltando de alegría por lo bien que las cosas habían ido entre él y Byulyi. —Tenemos otra cita este fin de semana.

Los ojos verdes de TAE se volvieron planos e ilegibles como la piedra. —Espero que lo pasen bien.

—Gracias.

TAE se tomó de un trago lo que había en su vaso y luego se levantó. Dejó el vaso sobre el borde del escritorio. —Bueno, mi turno en la clínica comienza temprano. Será mejor que me vaya a la cama.

—Sí. —Seokjin tragó saliva mientras observaba el contraste de las luces y las sombras jugar sobre el rostro de TAE. Cuando TAE pasó por su lado, Seokjin se inclinó para limpiar la gota de líquido que se adhería al labio inferior de TAE. TAE se echó hacia atrás, sus ojos cautelosos cuando lo miró. —Tienes algo en el labio, —explicó Seokjin.

Su mirada recorrió la cara de TAE y buscó sus ojos. Para qué, Seokjin no tenía idea. Sólo sabía que su corazón latía acelerado cada vez que miraba a TAE. Incluso cuando atrajo a TAE hacia adelante y selló su boca contra la del hombre, una voz de advertencia en su cabeza le susurró que esta era una muy mala idea. Seokjin lo ignoró y bajó su cabeza. Los labios de Seokjin presionaron contra los de TAE, y luego suavemente cubrieron su boca. Movió su boca sobre la de TAE, devorando su suavidad. Seokjin lamió resueltamente los labios de TAE. Cuando se separaron con un suspiro, la lengua de Seokjin entró en la cálida y húmeda caverna. Sus lenguas se enredaron en un baile íntimo. La caricia de la lengua de TAE contra la suya y el anhelo en su cuerpo hicieron que Seokjin ardiera.

Seokjin rompió el beso. Cuando se retiró, mordió el labio inferior de TAE con los dientes. Trazó la suave área con su lengua. Entonces presionó sus labios contra los de TAE, acariciando la boca del hombre más que besándolo. TAE gimió. Sus bocas se buscaron una y otra vez, más hambrientas y más desesperadas que antes, amortiguando los sonidos de su placer. Escuchar los sensuales gemidos que manaban de la boca de TAE, causaron que la propia polla de Seokjin doliera y goteara. El corazón de Seokjin comenzó a martillar en su pecho. TAE se restregó contra él, la inconfundible dureza del hombre presionando contra Seokjin. Sintió acelerar el flujo de sangre y transmitirse desde las yemas de sus dedos hasta los dedos de los pies, su polla tan dura que dolía.

—TAE, —murmuró contra los labios del hombre, en parte para sí mismo, en parte para TAE, tratando de recuperar algo de control.

Su advertencia susurrada tuvo el efecto opuesto. La mirada de Seokjin pasó del rostro de TAE a su pecho para caer sobre la polla que se advertía bajo el tejido. Un profundo anhelo se apoderó de él mientras observaba un parche mojado extenderse por el frente de los pantalones de pijama de TAE, uno que era incapaz de negar. La visión del orgasmo de TAE, el fuerte olor de su semen, quedaría estampado para siempre en la memoria de Seokjin.

WINDY SPRING IXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora