- No puedo creer que el bastardo me llevó dos días... - se quejó suspirando llegando a la habitación de su hermana para tirarse en la cama exhausto
- ¿Qué hiciste con él? - cuestionó la pelilila girando en su silla para verlo
- No querras saber...
- Mmm.... - dudó curiosa, pero tenia una mejor noticia que darle, tomo aire emocionada y soltó - Kuni ¡ganamos! el tipo aceptó
- ¿¿Enserio?? - se sorprendió - no pensé que funcionaría - confesó con una expresión pensante
- Ni yo, aunque.. no creo que sea tan fácil, ese tal Dottore parece alguien misterioso, y peligroso
- ¿Qué te puso?
- Me puso "dejaré de actuar" solo, ni siquiera una segunda amenaza como un "por ahora", no... solo eso - ambos quedaron unos sengundos en silencio pensativos
- Bueno, al menos no lo volverá a hacer, y tenemos las imágenes por si acaso
- Por alguna razón, no me siento satisfecha
- Yo tampoco... - terminaron con la injusticia pero, que hay con todas aquellas personas que sufrieron en el pasado, ya no pueden volver. al menos figurará la verdadera causa de su desaparición. Se preguntaba si en verdad controlaban los centros políticos y clínicos para ocultar cada muerte... clínico, los hospitales... ¿también tendrían algo que ver? y si es así, todas las personas de allí estan en peligro...
Una melena albina cruzó por su mente de repente, el frío viento de la ventana desordenando los delgados cabellos que cubrian parcialmente su rostro, unos ojos de color carmesí cuya mirada se perdía en el pensamiento de su dueño, su piel rojiza por la sensibilidad al sentir la brisa y unos labios secos y deshidratados por la poca agua que le brinda el servicio, Kazuha... Una extraña sensación invadió su pecho, ¿estará pensando que lo abandoné...? ¿me extrañará? debería despedirme antes de irme, aunque todavía faltan algunos días...
- Adiós - se levantó de la cama con prisa y se dirigió hacia su habitación, sin darle tiempo a su hermana ni siquiera para preguntar
Treinta minutos después se encontraba en camino al hospital, estaba emocionado, su corazon latía muy fuerte y sus mejillas se teñian de un color carmesí. Se sentía orgulloso, quería contarle todo al albino, todo lo que hizo y por lo que no pudo visitarlo últimamente. Con una sonrisa, se dirigió a paso ligero hasta la habitación número 14.
A lo lejos pudo ver que la puerta estaba abierta, lo que le pareció extraño, cundo se acercó un poco más pudo ver parte de la cama, pero lo que le llamó la atención fue que las sábanas no estaban arrugadas por la figura de Kazuha. Sino que la cama estaba tendida y parecía no haber nadie.
Sintió un fuerte tirón en el corazón al ver la habitación completamente vacía, como desocupada, las pertenencias del albino se habían ido y la habitación estaba perfectamente limpia. La cama lisa y la ventana cerrada... esa ventana que siempre estaba abierta ofreciendole una fría brisa a los finos cabellos blancos del chico, enrojeciendo su pálida piel por el cambio de temperatura.
Tras dar unos pasos hacia dentro notó que el cálido y agradable olor del albino que habitaba en la habitación se había fundido en un fuerte olor a químicos que enfriaba sus fosas nasales, seguramente por la anterior limpieza
Sintió como su alegría caía en un profundo temor, temor de haber perdido a aquella persona que le hizo ver el mundo de una manera diferente, aquel que hizo que se interesara en la justicia y aquella admirable escencia que, a pesar de todo, seguía en pie y fuerte para seguir deseando vivir
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No vuelvas a llorar... ♡ [Scarazuha]
ContoInazuma, su ciudad natal. ¿Quién pensaría que la región más segura de Teyvat arrastrara consigo tantos problemas? Pues sí, y nuestro protagonista se ve envuelto en uno de ellos, aunque no le incumbiría si no fuera porque conoció a alguien que sufría...