Advertencia de contenido: la historia contiene menciones al suicidio. Se recomienda la discreción del lector/a.
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Chuya Nakahara nunca había tenido una vida normal. Forzado a vivir en las sombras desde que era un niño, sabía que existía una infinidad de cosas que nunca había experimentado y probablemente jamás lo haría. Ir a la escuela, comer con una familia, tener un lugar cálido al que llamar hogar... eran situaciones cotidianas para la mayoría, pero que a él se le hacían tan extrañas que debía conformarse con fantasear con ellas.
Sin embargo, había algo de lo que su vida jamás careció: emociones. Y, gracias al chico que se volvió su compañero cuando ambos tenían quince años, el abanico de estas se amplió.
Cuando conoció a Osamu Dazai también conoció lo que era poder confiar en otra persona. Debido a su gran fuerza, siempre se vio obligado a ser el protector de las personas a su alrededor, y aunque era una labor que siempre había llevado a cabo con orgullo y de la que jamás se arrepentiría, tampoco negaría que a veces llegaba a ser agotador, especialmente para alguien tan joven como él.
Pero, desde la primera vez que vio a Dazai, supo que se trataba de un chico similar a él, que cargaba con responsabilidades que no iban acordes a su edad. Tal vez por eso hacían tan buen equipo, pues entendían el sufrimiento que implicaba ser responsable de cosas que no deberían estar bajo tu control y que traerían consecuencias terribles en caso de no ser manejadas adecuadamente.
Cuando Dazai estaba a su lado, sentía que finalmente estaba con un igual. Y, aunque no dudaría en protegerlo en caso de que la situación lo ameritara, no sentía que fuera su responsabilidad cuidarlo, a diferencia de lo que pasaba con el resto de sus vínculos. Sentía que podía relajarse estando a lado del castaño, gracias a la profunda confianza que creía existía entre ellos.
—Sabes que puedes confiar en mí, ¿No? —Alguna vez Chuya le comentó a Dazai, cuando tenían quince años. La única respuesta que recibió fue una sonrisa siniestra que en su momento no supo cómo interpretar, pero ahora, siete años después, le hacía todo el sentido del mundo. Después de todo, Dazai jamás había confiado en él de la misma manera ciega en la que Chuya sí lo hacía con él.
Tampoco podía decir que Dazai era receloso con él. Muchos de sus planes se basaban en conocer a la perfección al otro, pero más que confianza parecía ser que era únicamente por costumbre. Los mandaban a tantas misiones juntos que sería el colmo que no conocieran ya la manera en que se comportaban, además de que Dazai era un experto en leer a las personas para poder obtener de ellas lo que necesitara.
A pesar de esta diferencia en sus sentimientos, Chuya sí confiaba en Dazai, tanto que estaba dispuesto a dejar su vida en sus manos, cuestión de la que Dazai sacaba ventaja varias veces para realizar planes demasiado arriesgados como para llevarlos a cabo con otra persona que no fuera él. Sabía que no era lo ideal, pero a Chuya le gustaba sentirse especial por eso.
Dazai también era capaz de dejar su vida en las manos de Chuya, aunque él sabía que no era por alguna razón profunda como una gran confianza en su corazón. En realidad, era porque Dazai no tenía deseo alguno de seguir viviendo, y cualquier oportunidad que se le presentara para morir era lo suficientemente buena como para tomarla, aunque sus intentos de suicidio siempre terminaran fallando por alguna razón. A Chuya saber eso le destrozaba el corazón, pero sabía que esa era la manera en la que funcionaba la vida de Dazai, y tampoco conocía una manera de cambiar su visión de la vida.
Chuya también había conocido la valentía gracias a Dazai. Siempre se sintió aprisionado por el límite de su habilidad, teniendo que contenerse siempre para no llegar al punto que terminaría con su vida. Pero eso cambió cuando conoció a Dazai, un usuario de habilidad peculiar cuyo poder consistía en anular el resto de habilidades con un simple toque, incluyendo la forma corrupta del poder de Chuya.
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Feelings. (Soukoku)
Fiksi PenggemarSobre las emociones que Dazai le provocó a Chuya. ✔ One-shot.