VI.

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Esta decidido. Me ármare de valor, e iré a casa de mi Zenith. Llevaré rosas y le pediré matrimonio... Ella misma me ha dicho que si fuera su esposo sería muy feliz.

¡Pues así sera! Mamá cree que voy al cementerio a llevarle rosas a Papá... Me dolió decirle una mentira de tal magnitud, pero cuando Zenith me acepte como esposo (cosa que es muy probable que pase), ese dolor desaparecerá.

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Me niego a todo. Me niego completamente a creer que Zenith es una mujer casada. ¡Me lo habría dicho! ¡Me niego!

Llegue a su casa con un ramo de rosas, iba susurrando el como le pediría matrimonio. Pero de ninguna forma pude atreverme. Sólo pude saber que me atrevería a hacerlo solo si aquella propuesta me salía del corazón. Llegué a su casa y toque la puerta. Pero, creyendo que saldría mi Zenith, tan radiante, abrió un hombre que no había visto. Se parecía un poco a ella, tenía el mismo color de cabello, pero sus ojos eran verdes. Apenas lo vi, escondí el ramo de rosas. Su voz, por alguna razón, me parecía increiblemente molesta.

«¿Eres el hijo de Cecyl?» preguntó. Asentí, nervioso. «Escuche de ti, que eres demasiado tierno. No están equivocadas, eh»

Pregunte por Zenith, pero me dijo que no estaba en casa, y que si quería dejarle algún mensaje. ¡Que tenía que meterse en donde no debe! Me quedé con las ganas de decirle que era un intruso, pero obviamente me quede callado. Aunque, con el valor que me quedaba, le pregunté quién era y que relación tenía con Zenith.

«Pues, soy Paul, su esposo... ¿No sabías?» No pude evitar sollozar. Apenas vio que estaba así, se agachó y me acarició la cabeza «Eh, no te pongas así... Algún día conocerás a alguien que...»

Le aparte la mano y le grite «¡No me toque, maldito mentiroso!» Se puso confundido, o estupefacto, no lo se. Pero insistió una y otra vez que estaba casado con mi Zenith. Le exclame que era un mentiroso y un patán. Arroje las rosas y lo maldecí una y otra vez. Salí de ahí hecho pedazos. Lloraba todo el tiempo y apenas llegué, mamá me preguntó que pasaba. Pero no le dije nada... ¡Maldito seas Paul! ¡Maldito seas!

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¿Cuántas horas llevo llorando? Me siento mareado y triste... Veo mi rostro en el espejo, totalmente pálido y ojeroso... Esto no es justo, Zenith no está casada, me lo habría dicho y además ella es tan preciosa, ¿quién no se autoproclamaria su hombre?

Aún así, me siento solo... Abandonado, quiero morirme... Me siento muy mal.

Te amo, Zenith.

Un niño que murió por amor [MUSHOKU TENSEI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora