Capítulo 4

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"Un cambio de rumbo"

Una nueva persona se une al plan de Alastor


El sol en el infierno estaba en su punto más alto y el calor que irradiaba hacía que estar en la intemperie fuera una verdadera tortura. Ni se diga de estar dentro de una habitación sin aire acondicionado.

Y aunque en su mayoría, los habitantes del infierno buscaban refugio del abrazador calor debajo de alguna sombra o en algún lugar fresco, en el pórtico de una mansión , bajo una enorme sombrilla y acompañado con una mesita que tenía sobre esta, una vieja radio que sintonizaba una estación que transmitía canciones de swing y jazz, y a lado de esta, una jarra de limonada. El mismísimo Demonio de la Radio, sentado en un pequeño banco, y vestido con ropas ligeras de su época, estaba leyendo el diario del pueblo bajo la sombra de la sombrilla , mientras disfrutaba ese tiempo de "paz".

Vestido con un pantalón café claro, unos mocasines negros, tirantes negros y una camisa blanca, el mismísimo demonio de la radio disfrutaba aquel día soleado mientras leía el periódico teniendo puesto unos anteojos de sol.

No era muy común verle sin su monóculo, así que era algo muy novedoso para los pocos transeúntes verle así.

Y aunque disfrutaba de la helada bebida y la música de antaño que le hacía recordar a su amada Nueva Orleans, el sonido de un vehículo acercándose a toda velocidad a su residencia. Llamando la atención de este.

Tres vehículos frenaron de golpe justo al frente de la acera del mismísima residencia de Alastor. De esos vehículos, un grupo nutrido de matones, todos ellos pecadores vestidos con ropas de la época de los años 20's y 30's, bajaban con sus metralletas y armas haciendo un cordón de seguridad, mientras los más fornidos del grupo, sacaban del vehículo central una pecadora vestida con un vestido algo provocativo, amagada y encapuchada, mientras esta última daba un sinfín de improperios en distintos idiomas, unos los pudo identificar el mismo Alastor, otros simplemente no supo que decían y otros eran indescifrables debido a la capucha que amortiguaba en ocasiones la voz de la pecadora.

Alastor apenas movió un musculo, no se molestó en apagar la radio o en dejar de disfrutar su limonada y la sección del crucigramas que apenas él había iniciado en el periódico.

Si bien, su vista estaba enfocada en el crucigrama frente suyo, de reojo vio como aquella pecadora, aun a pesar de su sensual figura, daba batalla a sus dos matones, revoloteando entre los brazos de estos mientras estos últimos trataban de evitar que esta se les escapara de las manos.

Sin cruzar una sola palabra, la sombra de Alastor se desprendió y abrió la puerta de la residencia, permitiéndoles el ingreso.

Pocos instantes después, y a sabiendas que debía atender a su "visita", apago la radio y tras tomar un poco más de aquella exquisita limonada, se levantó de su asiento y camino hacia la entrada de la residencia mientras doblaba el periódico y lo resguardaba bajo su brazo izquierdo.

Mientras ingresaba a su hogar, recordó por un breve momento lo que le llevo a hacer este movimiento.

Y vaya que habían sucedido cosas en las horas previas a este encuentro.

[...]

Hace 21 horas atrás...

—Alastor, seguro que tienes que tratar con Valentino ahora. —cuestiono Rosie mientras escoltaba a Alastor fuera de su local. Pues conocía lo suficiente al pelirrojo, y le preocupaba que este tuviera alguna especie de incidente frente al proxeneta.

Tras aquellos ojos carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora