Tarjeta de crédito

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King

Mis labios besaban la suave piel del vientre de Diane, no estaba muy grande, pero el simple hecho de saber que allí estaba mi bebé, me hacía estar apegado a cada rato de ella

Gerheade se encontraba en el sillón de mi departamento y por primera vez no tenía su celular entre los dedos

La pelinaranja se levantó de su asiento y me tocó el hombro con brusquedad

— ya fueron demasiados besos ¿no?

Reí y me separé

Ha pasado un mes desde que le dimos la noticia, no se lo tomó bien, nada bien, pero ahora las cosas están mejor

— Saldré hoy en la noche —me informó mientras guardaba sus cosas—. No me esperes, pasaré la noche con una amiga

Asentí, caminé hasta la cocina y bajé la tapa del horno, con total concentración metí un tenedor en el pastel de chocolate que minutos atrás estaba haciendo, y si, ya estaba listo

— ¿en qué trabaja Gerheade?

La pregunta de Diane, me trajo malos recuerdos a la cabeza, mi pareja y yo discutimos mucho sobre ese tema, su trabajo

— está buscando trabajo, por ahora.

— tu la mantienes y cumples todos sus caprichos, es raro, busca trabajo desde que están juntos

Resople, la mirada de mal genio de Diane me hace sentir como un completo estúpido

— Así que ..... ¿no estará hasta mañana?

Alce la mirada y sonreí, conocía a la perfección ese tono de voz

— así es, podríamos no ser ... ¿ver una película?

Mi broma no le gustó, me acerqué a ella y aprovechando el estar solos, la bese, cerré mis ojos en el trayecto, amo los labios de esta mujer

Diane deslizó sus manos por mi abdomen y se detuvo en la hebilla de mi cinturón, la tomé en mis brazos y nos encerré a ambos en mi habitación






[...]













Cuando me levanté tenía cientos de notificaciones en mi celular, todas de compras con mi tarjeta de crédito, suspire y le mandé un mensaje a Gerheade, no entiendo el porqué compró tantas cosas

— Había olvidado la última vez que lo hicimos aquí

Mi enojo se fue, la voz de Diane consiguió relajarme en menos de un segundo

— fue para mi aniversario con Gerheade —reí—. No había condones y lo hicimos sin protección

— ¿te arrepientes?

Negué, lo haría una y miles veces más

— ¿salimos a cenar? —pregunté —.

Ella sonrió y me besó, mis manos rodearon su cintura, encajan perfectamente en ella

Diane y yo nos metimos en la ducha y aparte de bañarnos hicimos el amor, otra vez

Me quedé perplejo cuando la vi salir de su habitación, con un vestido color verde que le llegaba hasta la rodilla, casual pero elegante, y un escote en v

— ¿de verdad yo te embarace?

— Pues un bebé no se hace solo ¿o si?

Vientre AlquiladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora