Ch 3- Kate

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Draw a cat eye sharp enough to kill a man
-Vigilante shit, Taylor Swift


  Terminamos de comprar las cosas, y cruzamos la calle. Caminamos hasta la mitad, donde vivía yo.
  —Bueno, acá vivo yo. ¿Querés ir a ver a Kiki? —ofrecí.
  —Dale —me sonrió—. Total, yo vivo acá en la esquina.
  Entramos al edificio, y la guíe hasta el interior del departamento. Abrí la puerta y busqué a Kiki con la mirada, cuando la ubiqué, le dije:
  —Ignorá el desastre —me reí—. Mirá, allá está Kiki —sonreí, señalando al animal.
  —Me muero de amor —habló, mirando en dirección al felino—. ¿La puedo acariciar?
  —Obvio —sonreí—. Pero esperame que la agarro. Es un poquito miedosa al principio.

  Después de decir eso, me acerqué a dónde estaba y levanté a Kiki del suelo. Después, la llevé a la puerta, en donde estaba Amelia.
  —Te presento a la reina de esta casa —bromeé—. Y de mí corazón, obvio.
  Amelia se rió.
  Tenía la risa más hermosa que había escuchado en mí vida.
  Me reí también.
  —Ay, pero que cosa más linda —dijo, un momento después, mientras estiraba la mano en dirección al felino—. Hola, Kiki. Yo soy Amelia, la amiga de tu mamá —le habló, con un tono más suave y dulce.

  Después de veinte minutos, Amelia volvió a su casa y, después de otros cinco, me llegaron varios mensajes de ella. Eran fotos que le había sacado a Kiki.

Amé hoy, fue un día lleno de gatitos
Jiji

  Me reí por el mensaje
Día lleno de gatitos, muero de amor 😭
Jakdjasja

Pero sii
Dos gatos distintos en un mismo día me parece muchísimo

Re si igual
Kiki va a tener que conocer a Amy jajsaka

Eu siii, totalmente
Cuando quieras la llevo a Amy
O le traes a Kiki, y de paso
conocés vos mí depto

It is a plan

😃😃😃

  Sin mucho quererlo, dejé la conversación ahí, a falta de tema

  Un rato después, me bañé, miré algo en Netflix y me fui a dormir temprano.
  Al otro día, me levanté y fui al colegio.
  Daira no había llegado, pero Amelia estaba sentada en la punta más alejada de la sala. Me acerqué y me senté al lado suyo.
  —Buenos días, Katie —saludó alegre, cuando me senté ahí.
  —Buen día, Ame —saludé también—. ¿Cómo amaneciste?
  —Re bien —se rió—, Amy durmió conmigo.
  —Me muero de amor.
  —Sí, mirá —Amelia buscó algo en su celular.
  Antes de que me la pueda mostrar, Nelly habló desde la puerta:
  —Buenos días a todos y todas —saludó sonriente—. Cómo muchos saben, y también para que lo sepan los nuevos miembros de nuestro maravilloso personal. En el año, organizamos dos grandes eventos obligatorios y exclusivos para ustedes.
  Amelia me miró, extrañada.
  —Para quienes empezaron este año —continuó explicando—, dichos eventos se realizan la primera semana de clases, y la última. Además, hay algunos eventos más, pero no son de carácter obligatorio.
  Nelcy terminó de explicar, se despidió y volvió a su oficina.
  —¿Cómo que evento obligatorio?  —preguntó Amelia.
  —Es una cena, dice que elegante, para recibir a los nuevos —le expliqué —. Es divertido, y la comida es gratis, pero te cuenta falta si no vas.
   —¡Ah! Sounds good —susurró, con una sonrisa.
  —Si, si. Además, poder llegar e irte a la hora que quieras. Lo que importa es que vayas y avises —comenté—. Dai y yo solemos estar hasta tarde, así que, si querés, podés quedarte con nosotros.
  —¡Ah, dale! —sonrió Amelia —. Bueno, me gusta. Me voy a quedar con ustedes entonces —afirmó contenta.
  También le sonreí.
  —Che y, a todo esto —murmuró, después de un rato —. ¿Y Daira?
  —Sabés que ni idea. Seguro se durmió la muy boluda.
  —Fua, re mal —se rió.
  —Bancame, Le voy a escribir.
  Saqué el celular y le escribí a Daira,, quien no se conectaba desde las 23:45 del día anterior.
  —Si, no. No sé conectan desde anoche —hice una nueva —. Que paja.
 
  Unos minutos después, el timbre sonó.
  Salimos a formarnos, y cuando terminó, fui a dar mí primer clase del día.
  A las 8:20, sonó el timbre del primer recreo. Cuando fui a la sala de profesores, ví a Daira sentada, hablando con su hermana, Dalia, y con otra chica amiga nuestra, que se llama Luana.
  Me acerqué a dónde estaban, y me senté al lado de Daira.
  —Hija de te mil puta, me asustaste. Pensé que no venías —la abracé.
  Dalia y Luana se miraron confundidas.
  —¡Ay! ¡Animal! —Daira se dio la vuelta —. Cómo voy a faltar sin avisar, idiota.
  —Y que se yo —contesté, cruzando los brazos —. Buen día, Dal, buen día, Luli.
  —Buen día, hermosa —sonrió Dalia.
  —Buenos días, tornado —rió Luana.
  —¿Van el viernes? —les pregunté a las tres.
  —No tengo otra chance —se quejó Dalia.
  —¿Qué es el viernes? —preguntó Daira.
  —La cena de bienvenida. Amé me dijo que seguramente se iba a quedar con nosotras —avisé.
  —Voy a quedar de mal tercio —se quejó Daira.
  —¿Mal tercio? —preguntó Luana —. ¡Me jodes!
  —No Lu, me encantaría, pero no.
  —Ya casi me había ilusionado —se quejó.
  —Yo también, Luli, yo también. Pero no creo que pase nada, osea, seguro es re hetero —me reí, sin gracia.
  —Ni ahí —se rió Dalia —. A kilómetros se le nota que no.
  —¿Vos decís?
  —Yo estoy de acuerdo —Luana levantó la mano.
  —Yo no opino —Daira se encogió de hombros.
  —Vos callate, ortiva —pidió Dalia —. No le des bola, Kate,
  —Ni idea, chicas. Es lo que hay —me reí yo.

At First SightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora