Enjoy The Silence

14 0 0
                                    

DESCONOCIDO.

Escuchar tus vinilos se ha vuelto algo tan familiar desde que te fuiste.

Me gusta esa sensación de sentirte cerca de mí.

Es lo único que puedo hacer para no olvidarte.

 Tus fotos están en el baúl, de las ultimas junto a las cartas.

La acústica negra me recuerda a tus manos, a tus frágiles manos tocando las cuerdas con una delicadeza que yo nunca podré tener.

Quisiera que estuvieras aquí, para no contener mi llanto, para sentirme seguro y amado.

Sé que te dolería ver las olas del mar marcadas en mi cuerpo, pero, él quiere que no me quede aquí.

Es todo lo que no pierdo de ti, mamá.

Tu maravillosa esencia y protección.

Recordé.

—Me alegra mucho verte de vuelta. —confesó dándome una cálida sonrisa. — ¿Cómo te sientes con eso? —preguntó.

—No lo sé. —respondí con total sinceridad. —A veces no logro percibir las emociones que pasan sobre mí, ¿Entiende?  

—No te preocupes por eso. En ocasiones sucede y es bastante común en terapia, más de lo que crees. —siguió y tomó su libreta. —Estoy viendo por acá que empezaste con medicamentos hace un mes, ¿Podrías contarme que tal con eso?

Era un caos.

—¿Efectos secundarios, dice? Los conozco más de lo que debería. —dije y ella soltó una pequeña risa.

—Llegaste teniendo un trastorno del sueño muy notorio, según lo que me contabas. El trabajo del medicamento era hacer una leve mejora. Para esto se inicia con una dosis ajustable a tu problema, no mas ni menos, la idea es estabilizar y no tener ningún tipo de adicción al medicamento. —explicó ella limpiando sus lentes. —Por esto debes tomar cada noche la dosis correspondiente.

—He venido muchas veces a este lugar, ¿sabe? Esto se siente…. como estar en una nube en el momento, pero, luego parece que todo vuelve a ser igual. La verdad, no creo mucho en los medicamentos. —comenté y ella sonrió.

—¿Y en qué crees? —inquirió interesada.

Me preocupaba un poco el hecho de que ella tuviera que anotar todo. 

—La herbología, por ejemplo. —contesté. — Creo y afirmo que la manzanilla, el romero y la valeriana son mucho más eficientes para el insomnio que un medicamento químico que puede hacerme adicto a su consumo. —expliqué. —Incluso, el toronjil tiene propiedades fundamentales para reducir la ansiedad, el estrés y ayuda combatir la depresión. Son plantas pequeñas e insignificantes para la mayoría de las personas, sin embargo, tienen un resultado maravilloso. —finalicé orgulloso.

Ella parecía tan interesada en mí, en mis palabras. Tanteaba cada parte de mí de una manera tan delicada hasta entrar a ese lugar de mi cabeza; a mis pensamientos tan retorcidos y pesimistas. Me hacía olvidar que estaba pagando por su atención.    

—Entiendo lo que me dices y veo que tienes mucho interés con respecto a la herbología, un término difícil de explicar para alguien que no tiene tu conocimiento. Es bueno para ti, interesarte en nuevas cosas. —respondió y yo asentí.

La terapeuta Abbey era una mujer de cuarenta cinco años, risueña y elegante. Vestía siempre con colores llamativos, según ella proporcionaban más positividad en su día a día, sus anteojos amarillos, siempre supe que no los necesitaba, pero la hacía lucir más interesante.  Ella me había acompañado en todo este largo proceso, considerando que yo había avanzado mucho con las terapias.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 20, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¿Y si nuestras heridas no sanan? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora