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Está roto, rompe a los demás.

Minho Choi

Después de todo me voy a divertir más de lo que imaginaba.  No puedo creer que el listillo acaba de cenar junto a mi y ahora estemos todos juntos en la sala de estar viendo una estúpida película de amor.
«Son tan fresa»
— Puedes quitar esa cara de "me quiero morir" —susurró Tae a mi lado—. Se ven muy bien juntos. —señaló a su padre y a mi tía con la cabeza.
Tan tierno, el listillo.
— Mi cara de "me quiero morir" —lo emité—, no es por ellos. Me parece muy bien que estén juntos, pero la peli me aburre. No me gusta más historias de romance dónde los protagonistas tienen un final felíz.
— Minho —me llamó Joon-gi— si están aburridos, puedes mostrarle tu habitación a Tae. Sería bueno que se hicieran amigo, mi hijo pasa trabajo para socializar.
Punto para Joon-gi, están tan entusiasmado con mi tía que  acabas de enviar a tu hijo a la guarida de la bestia y sin boleto de regreso.
— Claro. —sonreí. Mi tía tragó en seco y abrió los ojos como platos, si alguien sabe que está pasando ahora mismo por mi oscura mente es ella—. Vamos Tae.
Me siguió como un corderito asustado todo el pasillo hasta mi habitación. 
— Esto si que no lo esperaba —se quedó con la boca abierta unos instantes analizando cada rincón de mi habitación—. ¿Lees?
— ¿Por qué te sorprende? — saqué de mi bolsillo un cigarrillo y un mechero —. ¿Qué esperabas? Postes de películas de acción y revistas guarras. 
— Pues no sé —se cruzó de brazos— tienes estilo a chico rebelde, vistes de negro, vas mirando a todos como si fueras un ser superior y no olvidemos el hecho de que te drogas.
— Esto Tae —di una calada larga—, solo es un un cigarrillo no pasa nada—expulse una enorme nube de humo gris—. Mi estilo no tiene nada que ver con mi inteligencia.
Caminó por mi habitación, deslizó su manos por la estantería de madera antigua y se detuvo en un libro. Específicamente ese libro que tantas veces he leído.
«Mi libro favorito»
— Call me by your name — pronunció lentamente y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo—. No eres tan frío como le muestras a todos.
— ¿Quién dice que muestro un lado frío? —me llevé el cigarrillo a la boca —, quizás solo intente ser retorcido para que nadie se acerque a mí, porque me gusta la soledad.
— Escondes algo Choi  —afirmó.
— Deja de intentar analizarme, Lee. —le regalé una sonrisa retorcida—, lo digo por tú bien.
— ¿Me amenazas Choi ? —es muy diferente con este chico, nunca se queda callado—. Juguemos algo.
Apagué el cigarrillo y le preste atención—¿A qué quieres jugar?
— Quiero conocerte.
— ¿Por qué Lee? —indagué— ¿Qué ganas con todo esto? Un amigo definitivamente, no.
— No lo sé —se removió un poco su rubio cabello—. Me agradas.
Asiento.
— Si te digo una frase cualquiera de este libro por ejemplo —se sentó en una silla—. Me dirás lo primero que pase por tu cabeza.
— Eso es una tontería, no entiendo cómo te ayudará eso a conocerme.
— Y si yo te digo: —me ignoró por completo—. "Porque él es más yo que yo mismo" ¿Lo primero que piensas es en?
A otra persona le diría que no hay nada más importante para mí que no sea yo, pero él es el único que me ha preguntado porque de verdad le interesaba saber de mí.
— Mi padre —tragué en seco y un nudo se formó en mi garganta. Recordé sus manos sobre mí, sobre su propio hijo. No era más que un niño pequeño e inocente que amaba a su padre y él es solo un enfermo que me consumió por completo.
— Yo lo siento mucho no sabía que…
— Muerto no, no no —negué varias veces con mi cabeza—. No está muerto.
Ojalá estuviera.
— Otra vez me sorprendes —pellizcó el arco de su nariz—. Esa frase entre Elio y Oliver era hermosa.
— No todos pensamos igual Lee —me senté en el borde de la cama—. A veces quien te quiere te lastima, es quién más daño te hace. 
— Creó que tienes un muy mal concepto —se burló—. Madurar es comprender que Elio y Oliver no nacieron para estar juntos.
— No me vengas con frases sacadas de Facebook y memes tontos —le miré unos segundos— Mejor cuéntame de ti.
— Mi vida es muy aburrida.
— Como tú —me burlé.
— Eso me dolió —dramatizó.
La conversación pasó de tensa a agradable. Me sentía bien con Tae aunque todo el tiempo me estubiera analizando ya no me incomodaba tanto.
— ¿Tienes novia o novio quizás? —la curiosidad me ganaba.
— No tengo novia pero tampoco tengo novio —informó nervioso—. Los chicos no me gustan.
— Entiendo, te toca.
— ¿Color preferido? —se dió un suave golpe en la cabeza con la palma de su mano—. Que pregunta más tonta tu color es el negro se nota —continuó sin dejarme hablar—, a mi me gustan todos cada uno tiene su belleza.
— No me sorprende Lee —se me escapó una carcajada—, eres predecible.
— ¿Eso es bueno o malo?
— Diferente —sentencié.
— ¿Ahora no sé si es un cumplido o una ofensa?
— Deberías callarte un poco.
— Eso no te lo voy a discutir —sonrió y juro que algo en mi interior se rompió—, mi padre dice lo mismo.
— Sabes me caes bien —confesé—, ya te la tenía jurada. Por lo de clases. 
— No me digas que te molestaste en serio porque te rectifiqué una simple fecha.
— A Minho Choi  nadie le dice que está equivocado.
— Bueno Minho Choi  creo que llegó tu competencia académica, quiero una buena universidad, una buena carrera, quiero vivir al máximo y te voy aplastar —dijo entre risas. 
— Tranquilo fiera —me burlé—, no me voy a interponer en tu camino. Quizás cuando cumpla mi objetivo ya nada tenga sentido.
— Ay Minho hablas como un viejo deprimido —me miró directamente a los ojos, pagaría por perderme en ese brillo de su mirada—. Nos queda mucho por vivir somos jóvenes. ¿Cuál es tu objetivo?
— Quiero matar a una persona.
— Inténtalo de nuevo —dió unas sonoras palmadas acompañadas con una risa contagiosa—, casi me lo creo.
— ¿Qué? —fruncí el ceño.
— Inténtalo de nuevo —tapó la boca con su mano intentando dejar de reír.
En el momento que iba a responder Amber y Joon-gi llegaron con una sonrisa en sus labios.
— Hijo ya es tarde nos vamos — informó.
— Fue un gusto conocerlos a ambos —Tae nos sonrió. No entiendo cómo le hace ese chico para regalarle una sonrisa verdadera a todos. Una parte de él me recuerda al Minho de hace años atrás.
Cuando solo era un niño. 
Desaparecieron por el pasillo, me quité rápidamente toda mi ropa y caminé desnudo hasta la ducha. Abrí el grifo y me dejé llevar.
Pensé en Tae, en lo agradable que era su compañía, lo contagiosa de su sonrisa. Hacía mucho tiempo que no pasaba tiempo con alguien a solas y no terminamos sin ropa. Era distinto, ¿Cómo sería estar con él?, Arruinarlo y amarlo a la vez.

De solo imaginarlo desnudo completamente para mí se me pone dura. Envuelvo mi creciente erección con mis manos y comienzo masturbarme lentamente de arriba a bajo, pego mi cuerpo a la pared en busca de fricción, acelero mis movimientos y los gemidos se escapan de mi boca cuando me libero en mi propia mano.

Termino de ducharme luego de unos minutos, seco mi cuerpo con una suave toalla y me dejo caer aún desnudo sobre la cama.

La Bestia (adaptación 2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora