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Lo de nosotros. Ja.

Minho Choi
Lee había dicho que se encontraba bien, que no fue nada grave, entonces no entendía por qué no había regresado a clases, ni tampoco me contestaba cuando llamaba.
Joon-gi tampoco había dado señales de vida.
Así que mi tía y yo decidimos visitarlos.

«Desesperados»

Qué patético.

Para lo que he quedado. 
Amber toca el timbre y yo me hago el desinteresado jugando con mi teléfono y una mano metida en el bolsillo. Nos abre Joon-gi.
— No los esperaba —abraza a mi tía— Menuda sorpresa.
Entramos en la casa y choco con Tiffany  que venía bajando las escaleras, la muy correcta saluda regalando una sonrisa y se despide antes de irse.
Primera chica que me cae mal.
— ¿Dónde está Tae? —pregunto.
— Está en su habitación. Sube si deseas.
Este señor desconoce sobre mis gustos, y mis intenciones para con su hijo. Además, está tan entusiasmado con mi tía, que no se da cuenta que Tae está a punto de ser devorado por la bestia.
Los dejo solo en el salón y me voy hasta su habitación. Entro sin avisar.
— Te había dicho que dejaras a Tiffany  —protesto.
Tae me observa desde la cama, está más pálido y delgado.
— ¿Qué haces aquí? —inquiere.
— Eso no importa ahora —sigo con mi enfado— Llevo días sin saber de ti, ni un puto mensaje, no contestas el teléfono y llego aquí y lo primero que me encuentro es a tu novia.
— Buenas noches, Minho —me dice— ¿Cómo estás? Yo muy bien, gracias por preguntar.
Dice irónicamente.
— Si tienes una visita de tu novia a esta hora se supone que estás estupendo.
— Tiffany  no es mi novia —confiesa— En realidad nunca lo fue.
— ¿A qué te refieres?
— Le pedí ayuda porque estaba confundido contigo y necesitaba que te alejaras un poco de mí.
— ¿Por qué me quieres lejos de ti? —doy unos pasos y me siento a su lado.
Lo veo tragar en seco.
— Me enfermas de mala manera —se pone incómodo por mi cercanía— Contigo no quiero nada, pero es verte y ya estoy deseando que me hables o que me insultes me da igual.
— Lee te lo demostré en el hospital —le digo— y lo voy a volver hacer si es necesario. Para que te des cuenta.
Me apoyo sobre mis brazos y pego nuestros labios. El rubio tarda en reaccionar pero termina besándome. Jadea por causa de mi lengua y me quedo satisfecho al ver la erección en su pantalón.
— Yo no quiero que nadie lo sepa —me pide.
— ¿Qué nadie sepa qué?
— Lo nuestro.
— Lo nuestro —me burlo— Eso no existe. Lo único que tienes que tener claro es que serás solamente mío y yo seguiré haciendo lo que me dé la gana. 
— Me parece que estás equivocado.
— No lo estoy, Lee —le interrumpo— Aprenderás en el camino o te destruiré en el proceso.
— No me lo pones nada fácil —me fulmina con la mirada— Me estás diciendo que serás mi dueño, amo y señor, pero que yo no tendré ni la mínima autoridad sobre ti. 
— Exactamente. 
— ¿Y si me dan celos?
— Te aguantas.
— No creo que lleguemos a mucho. 
— Lee a mi lado estarás genial —hablo— y abajo de mí, ni te cuento.
— Eres una mierda —baja la voz— No entiendo cómo pude fijarme en ti.
— Causo eso en todos —voy hasta la ventana, saco un mechero y el cigarrillo que tengo en uno de mis bolsillos.
— No fumes aquí —Lee se levanta de la cama. Lleva un pijama ridículo.
— ¿Quién me lo va a prohibir? —lo desafío con la mirada. 
— Qué te den, Minho. Eres insoportable.
— Te recuerdo, Lee que este insoportable te trae mal.
— Ya vete. 
— No quiero —me encojo de hombros.
Maldice ente dientes y se tira nuevamente en la cama. Esconde todo su cuerpo bajo las sábanas. Guardo nuevamente el cigarrillo y me acuesto a su lado.
— Vete —se pone boca arriba.
Le quito la sábana que lo cubre.
— Deja de luchar contra la marea —adopto su misma postura— Te irá mejor.
Las yemas de mis dedos tocan su brazo y lo acaricio hasta llegar a su mano, vuelvo y subo con más caricias. Lo veo cerrar los ojos y respirar con dificultad.
— En el fondo no soy tan malo como dicen —hablo nuevamente.
Mis manos llegan a su entrepierna y tiro del elástico de su pijama, intenta protestar, pero le callo con un beso sin darle tiempo a nada. Saco su miembro y lo empiezo a tocar frente a sus ojos.
— Soy peor.
Tae no habla, está embobado, mientras lo masturbo.
— ¿Quieres intentarlo? —sigo.
Me mira dudoso.
Saco mi polla, que de lo dura que está ya comienza a doler.
— ¿Tú quieres que yo? —tartamudea. 
— Prueba con hacer lo mismo que yo. —le aconsejo.
Nos masturbamos el uno al otro al mismo tiempo. Cómo era de esperar el derrame de Tae llega en cuestiones de nada. Me concentro para no perder el control. Lo tomo por el cuello y abre sus ojos como plato al ver mis intenciones.
— Joder —Gruño. Esto es lo que se siente entrar en su boca.
Al principio no sabe que hacer, pero después se las arregla para comenzar a chupar. Succiona todo a la perfección y me corro en su boca sin avisar.
Se alza a besarme y lo detengo.
— Poco a poco, Lee.
Me guardo la polla y lo dejo solo en la habitación, siento como me llama, pero no le hago caso. El salón está vacío, así que supongo que mi tía debe estar follando con Joon-gi.
Saco mi teléfono del bolsillo y reviso los mensajes recibidos, el primero dice que me tienen información importante, sobre algo que llevo investigando mucho tiempo.
El segundo...el segundo es una invitación en busca de la distracción que tanto necesito.
Me largo enseguida al departamento de Yuri. Utilizando la llave que sé que está bajo el tapete me las arreglo para entrar.
— Me parece de muy mal gusto que hayan empezado sin mí —comienzo a quitar todo mi ropa lentamente. 
— Pensábamos que no llegaría —contesta el chico que se folla a Yuri mirándome con ganas cuando libero mi polla.
— Sería incapaz de saltarme un evento así.
Yuri me lanza un beso y me guiña el ojo.
Me inclino y la beso en la boca, no es la primera vez. El chico me intenta impresionar con sus estocadas.
«Pobrecito»
Le doy una palma en el trasero y se apoya en la pared sin dejar de penetrar a mi amiga. Mis dedos viajan por su espalda y se quedan justo en la línea donde comienza su culo.
— Ahora sí, —Yuri, gime— Que comience la fiesta.

La Bestia (adaptación 2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora