Siempre hay un roto para un descocido.

12 1 0
                                    

DEMON

Ese día no era tan especial o diferente a ningún otro para mí, solo era el día en que iniciaría los tramites de inscripción a la secundaria, tenía casi 12 años ya y me sentía como todo un adulto, pero aun era un chiquillo así que para hacer los trámites fuimos Papá, Mamá, Dexer mi hermano y yo. 

Mientras nuestros padres hacían los trámites para la inscripción, Dexer me mostró la escuela. Siempre nos gusto escondernos y vigilar a la gente desde nuestros escondites, casi nunca podían vernos, lo cual era lo más divertido.

Estábamos escondidos entre unos árboles cuando vimos a dos niñas muy hermosas, más o menos de nuestra edad, al verlas Dexer habló un poco nervioso.

- No chingues carnal, la pelirroja, esa es Lilith. Los jefes deben haber decidido inscribirlas a esta misma escuela -

Estaba escuchando a mi hermano mientras recordaba todo lo que me había estado contando, durante las vacaciones, de esa niña Lilith; de repente, me desconecté del mundo al ver con más detalle a la otra niña, ella iba vestida con una falda color caqui, cortita, estilo cargo, unos tenis negros con cintas azules, una blusa de tirantes, negra, que claramente parecía haber sido cortada para ser un top corto con la imagen de Tupac, uno de mis raperos favoritos, pude notar que de su cuello colgaba una cadena de acero con un dije muy original de La Santa Muerte; llevaba el cabello natural, café chocolate, suelto y con unos chinos hermosos que le caían hasta casi la mitad de la espalda, morena, alta, delgada y con un porte de reina.

Estaba completamente embobado, viendo a esa criatura tan hermosa y perturbadora al mismo tiempo, mientras ella me miraba fijamente en la distancia con unos ojos grises que me quitaron el aliento y una sonrisa torcida que parecía que estaba planeando mi muerte. Sentía que era excitante y peligroso mirarla, eso me encantó.

De la nada hizo una risita que me provocó un escalofrío por toda la espalda, después me mandó un beso, el cuál atrapé con mi mano y acerqué a mi boca para besarla; su expresión cambio inmediatamente, me miró de tal forma que no pude evitar ponerme nervioso. Y de nuevo esa risita que me dio escalofríos.

Estaba tan embobado, mirandola, jugando con ella que no me había dado cuenta que mi hermano seguía hablando y hablando, ni cuenta se había dado de mi pequeño juego con esa niña hasta ahora desconocida.

- ¿Ya me oíste pendejo? - preguntó Dexer dandome un golpesito en el brazo

- ¿Qué? - contesté sin saber que estaba diciendo

- Que ya salieron mamá y papá de la oficina, los jefes Paz aún no entran, creo que quieren que vayamos para que conozcas a las niñas - me levanté de inmediato

- Pues a huevo que sí, vamos - dije gustoso y bajamos de donde estábamos...

- Muy bien morro, primero que nada quiero presentarte a Lilith y Vanessa Paz, hijas de JuanCa y Neto - me dijo papá al llegar con ellos.

- Mucho gusto soy el Demon - dije sin poder dejar de mirar a Vanessa, tragando un poco de saliva, no sabía bien porqué pero me sentia nervioso; a pesar de eso tomé la mano de Vanessa y la acerque para saludarla con un beso en la mejilla. Después, extendí mi mano a su prima y nos saludamos cordialmente.

- ¡Nombre! Niño, preséntate con tu nombre - gritó mi mamá para corregirme

- Me llamo Cristian - dije de mala gana y escuche esa risita que otra vez me dio escalofríos, pensar que llegue acostumbrarme tanto a ella que no puedo vivir sin escucharla.

- El gusto es todo mío, a mi me puedes decir Nessa - dijo ella en tono coqueto mirándome directo a los ojos. No pude evitar pensar "Chiquita, ese será tu nombre de aquí en adelante y que no se te olvide" una ligera sonrisa se dibujó en mis labios.

Entre Amor y Otros Vicios...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora