Capitulo V - Un Enemigo

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- Es hora de levantarse su alteza imperial, yo soy La Condesa Beatriz de Día*- Me hablo la mujer de cabellos color castaños, ella era alegre y enérgica sin duda la juventud habitaba en ella, probablemente tenga 20 años.

-Buenos días su alteza soy la Marquesa Cristina de Pizán* y a partir de hoy estamos a su servicio. - Dijo aquella mujer de cabellos rubios mientras hacía una perfecta reverencia, por su apariencia podía deducir que tendría al rededor de 40 años sin duda será la voz de la razón.

A primera hora de la mañana mis damas de honor hicieron acto de presencia en mis aposentos, era raro tener a alguien que me vistiera y bañara, normalmente era yo quien hacía todo por mi misma no soportaba la idea de tener a alguien viéndome desnuda, desafortunadamente como un miembro de la familia imperial debía de contar con personas que me facilitarán ese tipo de "Problemas".

-Su alteza imperial tiene la piel más hermosa que he visto. - Halago La Condesa de Día sin duda parecía muy emocionada por estar a mi servicio pues en todo momentos nunca dejo de sonreír de manera calida.

-Su Alteza es preciosa por supuesto lo heredó de su madre la emperatriz. - Hablo la marquesa mientras peinaba mis cabellos negros sin duda ella parecía más calmada pero no por eso parecía menos emocionada, ella también sonreía pero a diferencia de la otra dama esta era más discreta.

He de admitir que ser halagada por estas dos personas realmente me hacen subir mi ego y autoestima. Probablemente a partir de ahora mis días ya no serán tan aburridos. El tiempo pasaba rápidamente entre risas y pláticas, mis damas resultaron ser una grata compañía poco a poco confiaba en ellas y la incomodidad se iba.

Poco después llego la ceremonia de año nuevo, finalmente llego el día esperado, hoy teníamos que recibir a un invitado importante, hoy tendria que recibir a heinrey.

-¡Abran paso para el principe Heinrey del Reino de Occidente! — Grito la potente voz de una persona.

Príncipe Heinrey esta primero en la línea al trono del Reino de Occidente. Y en el centro de muchos rumores, como los que hablan de su gran crueldad y gran belleza. Por lo menos puedo ver que el rumor sobre su belleza es cierto, aun así debo de tener cuidado este hombre es una amenaza para mi imperio y para mi hermano.

Note como ese hombre se acercaba para saludar a mi hermano hizo una leve inclinación y posteriormente a mi cuñada, finalmente giro su mirada a la derecha del soberano de Oriente donde yo me encontraba analizando su comportamiento, sin apartar su mirada se acercó a mi.

«No puedo creer que un rostro tan apuesto este con este hombre, bueno supongo que así debe de lucir un ML, pero aun así mi hermano es más guapo» — Con ese pensamiento que logro hacerme reír decide saludar al príncipe.

– Es un placer.... —No pude terminar de saludarle pues mis palabras murieron en el trayecto al ver como el hombre rubio frente a mi se arrodillo y con un suave gesto pidió mi mano. Finalmente algo incomoda le di mi mano y el la beso, pude sentir sus cálidos labios chocar con mis nudillos.

– Es un honor conocerla, Mi Reina. —Dijo con una sonrisa y una voz que aparentaba ser "calida", solo pude catalogar ese gesto como falso, todo en ese hombre era falso desde su sonrisa hasta sus gestos.

– También es un honor conocerlo, Príncipe Heinrey. — Suspire cansada mi bateria social estaba por acabarse, mire a la emperatriz en busca de ayuda.

– Espero que descanse bastante antes de la ceremonia de año nuevo, disfrute de su estancia en el palacio estoy segura que será de su agrado. —Hablo Navier rápidamente al notar mi incomodidad.

- Ya es de mi agrado y muy bella también —El sonríe al ver mi cara de indiferencia parece ser que no noto mi incomodidad o quizás si y le causa gracia.

Isabel Vikt Donde viven las historias. Descúbrelo ahora