Capitulo II - Inicio De La Trama

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Los años no esperan a nadie, un nuevo sol se levanta en Oriente y finalmente llegamos a la edad adulta viví agradables momentos con mi familia, momentos inolvidables qué atesoro, momentos como hoy qué tengo que despedirme de mi hermano que se dirije a cazar, como todos los años hace. La primera en despedirse es mi cuñada quien lo hace de una manera simple pero educada, sin duda muestra lo digna que es de llevar el título de emperatriz, después sigo yo.

-Mi amado hermano cuidate mucho, abrigate y come adecuadamente se que regresaras con una gran trofeo. - Me despido de el, que a diferencia de navier, de manera más calida le doy un suave beso en la mejilla y lo miro con tristeza, no me gustan las despedidas.

-Oh mi dulce hermana, no me mires así no me iré por mucho tiempo, solo serán 2 días prometo que no sentirás mi ausencia y te traeré una gran presa -El Ríe por mi despedida, que pareciera que se iría lejos y no lo volvería a ver en mucho tiempo.

Al día siguiente de la partida de mi hermano alrededor de pasadas las 10 de la mañana decidí ir a cabalgar, avise a un sirviente para que me alistaran a mi fiel corcel, claro no sin antes decirle que todo fuera lo más discreto posible, pues despué...

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Al día siguiente de la partida de mi hermano alrededor de pasadas las 10 de la mañana decidí ir a cabalgar, avise a un sirviente para que me alistaran a mi fiel corcel, claro no sin antes decirle que todo fuera lo más discreto posible, pues después de la muerte de nuestro padre mi hermano se volvió algo (muy) sobre protector conmigo, así que cuando se fue supe que esta era mi oportunidad de ser un poco libre.

Al terminar de vestirme, corrí rumbo a los establos ahí encontré a un caballo purasangre, de enigmático color negro, lo cierto es que ya es un caballo algo viejo pero fue un regalo de mi padre y de mi madre, es un recuerdo que aun tengo de ellos y no quiero deshacerme de el, aun no estoy lista para soltar sus recuerdos.

Acaricie un poco su melena negra y después de montarlo cabalgue rumbo a un acantilado donde había una hermosa cascada. Durante mi escapada unos cuantos soldados me siguieron, realmente pensé que por esta vez podría ir sola pero tal parece que no. Aveces pienso que me tratan como una niña pequeña, se que ahora parezco tener 20 años pero tengo la mente de una adulta de 47 años soy responsable y puedo cuidar de mi y de mi cuerpo perfectamente.

Pero como si el mundo se burlara de mi, antes de darme cuenta oí el sonido de armas ser detonadas y un dolor insoportable atravesó por mi hombro y pierna, no se en que momento el caballo callo pero a juzgar por la sangre que brotaba de el también fue víctima de los disparos, solo así caí en cuenta que estaba bajo ataque esto era un atentado contra un miembro de la realeza, era una declaración de guerra.

-¡Lleven a la princesa al palacio! ¡Capturen a esos hombres! !Y alguien informe al emperador! -Grito aquel hombre dando instrucciones a sus subordinados.

-Esto no puede estar pasando, Dios nos ampare de la ira del emperador - Dijo otro soldado mientras temblaba de miedo solo de imaginar a aquel hombre.

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Isabel Vikt Donde viven las historias. Descúbrelo ahora