Capitulo VI - Ceremonia De Año Nuevo

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Me disculpe con mi acompañante y a paso veloz camine rumbo al despacho de mi hermano, una vez estando apunto de llegar vi a esa mujer meterse al despacho. Decido regresar en otro momento pero como la mujer curiosa que soy, desde que era pequeña, y tratando de evitar la trama decido quedarme a escuchar atrás de la puerta.

–¿Me llamo su majestad?

–Ja ¿Desde cuando es usted una sirvienta de este palacio? — Hablo irritado el emperador.

– Rashta esta muy agradecida con su majestad, así que Rashta quiere ser útil para su majestad — Dice sonriendo juguetonamente, pero siendo rápidamente detenida por la mirada fría que el emperador le dio.

– No quiero que vuelva a ocurrir algo como esto, no confunda mi misericordia con amabilidad, por que en lo que a mi respecta le hubiera dejado morir en esa trampa, no deseo que esté cerca de mi, así que retirate de mi vista ahora. — Escuche la dura voz de mi hermano, y cuando estaba por alejarme la puerta se abrió y la joven de cabellos blancos con lagrimas en los ojos salió.

Con cautela entre al despacho de Sovieshu, logre verlo acostado en el sillón tenía los ojos cerrados y por su ceño note que estaba irritado.

–Hermano... ¿Sucedió algo que te tenga irritado? — Le pregunté fingiendo no haber escuchado su conversación con esa mujer.

– Sissy... — Mi hermano se enderezó rápidamente al escuchar mi voz.

– ¿Necesitas ayuda con el trabajo? Sabes que siempre estoy dispuesta a ayudarte con el papeleo. — Me senté en el sillón enfrente de el y le Sonreí.

–No, no... Es solo que cada que veo a esa mujer me siento muy irritado y mi cabeza empieza a doler. No sabes cuanto deseo mandarla lejos.

– Si, sobre eso, creo que deberías sacarla del palacio, han empezado a correr rumores sobre que ella es tu amante. Y esto podría afectar a Navier.

– ¿Rumores dices? Quien sería tan estúpido para decir aquellas palabras. Más que eso jamás tendría una amante, mucho menos alguien como ella, si de por sí tener a una plebeya como amante sería vergonzoso no quiero ni imaginar estar con una mujer de la cual ni siquiera conozco su origen, pues si ella resultará ser una esclava mancharia el honor de nuestro linaje imperial.

– Es cierto solo un tonto haría tal cosa. — Lo mire tratando de evitar pensar en el Sovieshu de la historia original.

Continuamos hablando un poco más, mi hermano y yo pasamos la mayor parte de la tarde recordando nuestra juventud y nuestro genuino odio hacia las amantes. Los días pasaron rápidamente y desgraciadamente para mi Rashta fue contratada como sirvienta al servicio de Navier.

Probablemente sintió lastima por la pobre niña, le daría el beneficio de la duda pero si hacía algo fuera de lugar no me tocaría el corazón en deshacerme de esa esclava.

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Isabel Vikt Donde viven las historias. Descúbrelo ahora