🍜 La tienda de ramen 🍜

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Donna

Terminamos de pedir nuestras ordenes y el chico encargado se puso en marcha. El local no estaba tan lleno, pero llegaba buena clientela.

-De verdad, gracias por lo de hoy Hamada-chan. -agradeció Akkun.

-No fue nada. -respondí- Pero no es necesario que sean tan formales conmigo. Díganme Donna.

-¿Dona? -pronunció Makoto en un intento.

Yo suelto una risita.

-No, es Donna. Pero se pronuncia como si tuviera una A.

Makoto asintió. -Donna ¿Así?

Yo esbozo una sonrisa. -Vaya, aprendes rápido.

Makoto sólo esboza una sonrisa nerviosa mientras pasaba su mano por detrás de su cuello.

-Donna suena a nombre extranjero. - comentó Akkun.

-Si. -respondí- es extranjero, mi papá fue el que me lo puso. Así que mejor llámenme por mi nombre y dejemos un poco las formalidades.

-¿Tienes nuestra misma edad? -preguntó Yamaguishi.

-¿Cuantos años tiene cada uno? -pregunté como respuesta- Sólo sé que Takuya tiene catorce.

-Trece. -dice Akkun.

-Trece. -le sigue Makoto.

-Trece. -continuó Yamaguishi- ¿Y tu?

-Dieciséis.

Solté con tranquilidad y los chicos, a excepción de Takuya, abrieron un poco los ojos asombrados.

-¡¿Dieciséis?!

Expresaron con asombro.

-¡Imposible! -exclamó Yamaguishi- ¡A esa edad ya deberías estar en preparatoria!

Yo suspiré. -Cuando estaba en la primaria, mi padre tuvo que sacarme de la escuela por problemas económicos. -respondí poniendo la mirada en otro lado- duré dos años sin ir a la escuela, mi padre y el de Takuya son mejores amigos. Su papá me ayudó a mi a volver a la escuela y a mi papá a mejorar su situación, pero como dije, duré dos años y no pude terminar el que hacía, así que me metieron en el mismo grado que, de casualidas, era el mismo al que iba Takuya.

Los chicos asintieron levemente en señal de entender lo que decía.

-¿En qué trabaja tu papá? -preguntó Akkun.

-Es entrenador en un gimnasio y uno muy importante.

Si supieran que mi papá es alguien famoso en el mundo del deporte.

Y antes de que pudiéramos seguir la conversación, llegó nuestra comida.

Cierro los ojos mientras huelo el aroma caliente de este delicioso ramen. Los fideos, el cerdo, el huevo cocido. Todo se veía de ensueño y muy apetitoso.

-¡A comer! -exclamó Yamaguishi tomando un trozo de cerdo de su plato y llevándose a la boca. Todos comenzamos a comer mientras expresábamos lo sabroso que estaba.

Notamos que dos chicas iban pasando pero no les pusimos tanta atención. Estábamos concentrados en nuestros platos de ramen.

-Disculpa.

Llamó una chica y todos volteamos a verlas. Una de ellas se escondía detrás de su amiga que estaba al frente. La chica del al frente soltaba una que otra risita mientras intentaba empujar a su amiga al frente. La chica de atrás se negaba y escondía en la espalda de su amiga su notable sonrojo.

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