Mariposas en crisantemos

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La vida es como el vuelo de una mariposa, es inestable y jamás se sabe cuál será su próximo destino. Es difícil apostar que la vida te llenará de bendiciones y regalos. La vida arrebata, toma y da a como su voluntad le mande. No tiene consideraciones y hace todo en favor de su propio placer.

Pero aun con todo esto, la vida bendice, guía y favorece. A pesar de la dificultades logra guiar el camino de tu vuelo inestable en una línea a tu destino. Este no siempre será el que esperabas, puede que sea feliz o puede que sea lamentable. Solo la vida sabe por qué te guió en aquella dirección.

El estar postrado en cama le hizo entender esto. No tardaría mucho en morir, no faltaba mucho para que sus últimos respiros escaparan de sus pulmones dando paso a la oscuridad y al silencio, pero estaba satisfecho, su vida había sido hermosa, con buenos y malos momentos. Jamás podría haber imaginado que sería tan feliz.

Acostado en aquella bella cama sintió tranquilidad, los recuerdos de su vida pasaron como una película recordándole la felicidad de su niñez, de su adolescencia, de su adultez y su vejez. Por fin después de tantos años recordó nuevamente a la perfección las facciones del rostro de su madre, el sonido de su voz y lo cómodos que eran sus brazos.

Recordó la voz de sus amigos que llamaban su nombre con la voz que tenían en su adolescencia, recordó los ladridos alegres de Enu y sus cachorros, recordó incluso a aquellos de los que jamás fue tan cercano pero que marcaron momentos importantes de su vida.

Sintió fuerzas repentinas para sentarse adecuadamente y miró a su alrededor. Vio a Jay sosteniendo una de sus arrugadas manos entre la suyas. Antes de ser ancianos arrugados con cabello canoso, ambos habían sido jóvenes llenos de vitalidad, listos para tragarse al mundo.

Sus apariencias cambiaron, Jay ya no era rubio y con un largo flequillo cubriendo sus ojos, su cabello ahora era plateado y las arrugas en sus rostro eran visibles al mundo, el cuerpo que en un pasado había sido fuerte y ejercitado ahora era débil y aguado. ¿Le importo? No, sin importar como luciera, él seguiría siendo Jay, su Jay.

Entrelazo sus dedos con los ajenos y apretó con sus dedos para hacerle saber que estaba despierto. Jay de inmediato levantó la mirada y le dio su característica sonrisa. Sin importar cuanto tiempo pase, siempre amaré esa sonrisa amable.

"Jay, mi tiempo ya terminó. Es hora de dejarme ir" Dije intentando sonar lo más sereno posible. "Ya no puedo aguantar más, mi amor. Estoy muy cansado, pero no quiero dormir antes de despedirme de ti" Las lágrimas se deslizaron por mi rostro.

"¿Qué cosas dices, cariño? Claro que podrás seguir adelante, yo estaré a tu lado para salir juntos" Dijo intentando convencerse a sí mismo de que podía seguir. Mi lindo Jay, siempre ame tu infinita esperanza.

"No, esta vez no puedo. Mi hora llegó y no puedo escapar de la muerte esta vez" Dije mientras apretaba su mano un poco más fuerte "Estoy tan cansado, que siento que caeré dormido en este momento" Más lágrimas cayeron por las mejillas de ambos. "Déjame dormir enredado en tus brazos por última vez"

Ambos llorábamos desconsolados, pero decidiste cumplir mi última voluntad. Subiste a la cama con cuidado de no aplastar el tubo por el que llegaba oxígeno a mi mascarilla. Pasaste uno de tus brazos por debajo de mi cabeza y con tu otro brazo nos tapaste a ambos con la suave sábana.

Después me envolviste por completo en tu cálido cuerpo y empezaste a presionar besos en mi frente. La almohada se humedeció por nuestras lágrimas hasta que finalmente ambos caímos dormidos.

"Buenas noches, Jay" fueron las últimas palabras que salieron de mi boca.

A la mañana siguiente, mi funeral estaba siendo preparado.

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El cuerpo de Daniel Park fue enterrado al lado de la tumba de su madre y en el mismo cementerio en el que estaban enterrados los cuerpos de algunos de sus amigos. Jay visitó la tumba todos los días al atardecer, se sentaba encima de la lápida y veía como una mariposa blanca volaba por encima de esta, siempre parándose en los bellos crisantemos blancos.

Se quedaba por horas, hasta que el frío azotaba el lugar, se paraba elegantemente y salía del cementerio para al día siguiente repetir esta rutina. Hasta que un día el cuerpo inerte de Jay, yacía recargado sobre la tumba de su amado con una sonrisa fugaz en los labios.

No mucho después una nueva lápida se encontraba al lado de la tumba de Daniel Park. Ahora en lugar de ser una solitaria mariposa posando en los crisantemos blancos eran dos que jugueteaban en el aire siguiendo un vuelo inestable hasta donde sus alas les permitieran seguir. 









































¿Qué les pareció? Díganme exagerada pero llore horrible mientras escribía esto. No tengo mucho que decir ademas de que estoy algo deprimida como para escribir cosas muy soft o +18. De cualquier manera hare lo posible por publicar constantemente. 

Si te gusto espero que votes, comentes y me sigas, eso realmente me da vuelo para nuevas cosas. Sin más que decir, me despido. Good Bye!

One-shots  Jay x DanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora