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Ivy:

Despierto  sintiendo mi cuerpo ligeramente adormecido y frustrado por tener que levantarme de estas sabanas y de lo cómodo que es este colchón, he dormido bien, a decir verdad siempre que despierto en esta habitación lo hago ya que además del sexo, disfrutar de la cama del rey como antes es un placer que mi espalda agradece.

 Sin embargo mi razón de abandonar este paraíso esta afuera con la luz del día.

Mierda.

Tantas horas he dormido. 

Me quito las sabanas.

—Descansa.—La voz de Maddox me hace levantar la mirada, esta vistiéndose junto al probador, aunque nunca lo usa.

—No debo descuidar mi puesto. 

—¿Qué necesitas proteger si el rey esta a tu lado?—Termina con los botones y dobla las mangas acercándose a mi.—Tu misión es estar donde tu rey esta y me tienes aqui contigo.

Maddox va en busca de mis labios, pero me levanto antes de que pueda besarme.

—Ya hablamos de esto, sin privilegios.

—Los tienes desde que despiertas en mi cama, vive con eso.

Comienzo a recoger mi armadura y lo escucho suspirar frustrado.

—Falta una hora antes de que empiece tu guardia.

—Debo alistarme.—Respondo vistiéndome antes de colocarme la armadura encima.

—Si tanto interés tienes en cumplir tu trabajo, ven conmigo, Ivy.




(***)


Un paseo por el jardín imagino que es lo que quiere cuando me "Obliga" a acompañarlo ahi, Maddox se detiene en el árbol que recuerdo muy bien y donde solía molestarlo cada vez que se quedaba dormido debajo de el.

Que recuerdos.—Digo para mi misma tratando de no reír e imagino que se ira a sentar debajo del árbol como siempre lo encontraba.

Ignoro a mi rey y al levantar el rostro hacia el cielo siento las sombras de las ramas cubrirme  del sol que a empezado a levantarse, cierro los ojos y siento a Maddox detrás de mi.

—¿De verdad pensaste que me iba a acostar con ella?

No volteo, solo lo siento más cerca.

—Nunca acordamos exclusividad, rey.

De lo cerca que esta puedo sentir como se tensa.—Creí que era obvio, Ivy.

¿Obvio? Si fuera asi no tendríamos esta conversación.

—¿Cuándo vas a entender que despues de nosotros no existen más? Despues de ti.

El corazón se me acelera y me obligo a mantenerme calmada, y finalmente me giro hacia el.

Su mirada encuentra la mía, furiosa y lleno de celos.—¿Quien?

Lleva la mano a la funda de su espada.

—¿Quién ha tocado lo que me pertenece?

Lo rodeo.

—Los celos te ciegan, Maddox. Creí que me conocías.

—Ivy, no estoy para juegos.

Sonrio y vuelvo a mirar donde tiene la mano, llevo la mía a la empuñadura de la espada y la saco. 

—Porque siempre pierdes. Aqui... ¿Lo recuerdas?—Muevo la cabeza junto al árbol y aunque pienso en las veces que lo molestaba, también pienso en el primer beso que me dio justo debajo de este árbol.

Y también

—Yo gane aqui.

Y si lo recordó.

—Gana ahora si quieres saber.—Le doy a elegir viendo una oportunidad.—Y si yo gano iremos... al matrimonio de la reina Vera y el rey Duncan.

El rey vuelve a tensarse.—Lo haces para joderme.

—Si piensas que no puedes ganarme.

Desenfunda la espada sobre mi mentón, el cual se eleva junto al arma.

—¿Olvidas que entrenabas conmigo?

Mis ojos bajan a los suyos, aprieto la mano alrededor del mango y la alzo apartando la espada con la que me apunta.

—¿Olvidas que soy tu líder de escolta?

El rey sonríe y viene sobre mi, el metal resuena cuando ambas coalicionan y esquivo con la misma arma que cargo cada uno de sus ataques, me obliga a girar y es tan rapido como yo, tengo que agacharme y moverme un segundo más rapido que el, y de un momento a otro acabo atrapada entre sus brazos.

Maddox de espalda y con el filo rozándome el cuello. 

Su aliento me roza el cuello estremeciéndome.—Los nombres, Ivy.

Levanto la espada que no he soltado y aparto el arma de mi cuello, la bajo cuando se aparta y en el siguiente ataque le rozo el traje de piel.

Maddox hace un gesto de dolor.

—¡Mi rey!

Me derriba y por un momento odio que me hayan entrenado para reaccionar ante cualquier herida que reciba el rey, Maddox aprovecha y me hace caer sobre el suelo, se pone sobre mi.

—¿Preocupada por mi? Ahora habla.

Volteo la espada golpeándole con el mango en el pecho y acabo sobre el, antes de que Maddox reaccione planto la punta de la espada a su lado, junto a la cabeza.

—Yo gane.—Digo sin soltar la empuñadura de mi espada.

Y eso creo hasta que veo sus manos ingresar por la falda de la armadura, sus dedos calientan mi piel y me levanto antes de que hagamos un numerito frente a palacio.

Le extiendo la mano a mi rey, la toma, pero en cuanto se levanta se que es mala idea.

—Voy a volverme loco si no me lo dices ahora.—Me sujeta la cara.

—Ya lo dije, que los celos no te cieguen, rey.—Su tacto se suaviza y deja ir mi rostro.

Me deja ir y camino hacia la espada que sigue clavada sobre la tierra, pongo las manos en la empuñadura y la saca.

—Pero ya que gane...

—Ivy...—Me advierte.

Me vuelvo hacia el y viendo la irritación en sus ojos, digo:

—Parece que iremos a un matrimonio, mi rey.



Escojan sus mejores vestidos que iremos al matrimonio de Duncan & Vera.

Nos leemos.

>>Yiemir.

Por la Corona (#8 Amores en la realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora