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Ivy:

Las rejas de palacio se abren para recibir a los familiares de los guerreros de Carpathia.

Mujeres y hombres, esposos que se abrazan o se toman de las manos, o simplemente padres solteros, un hermano o una hermana, una hija o un hijo, todos siendo guiados por mujeres soldados de Carpathia, quienes cuidan que mantengan la fila tan ancha como el camino principal del jardín hasta detenerse debajo de palacio.

Me aparto del ventanal tras escuchar los pasos detrás de mi, la escolta se inclina con una rodilla hincada ante el rey Maddox, quien recibe de su lacayo la larga lista con los nombres de los caídos.

Permanezco al lado del balcón mientras el pasa por el centro de la escolta, me mira y se detiene con claro fastidio.

Esta semana la lista es más larga y eso le enfada, lo más difícil de ser rey para Maddox, aunque no seria la palabra "Difícil" como tal...

Es anunciar a los familiares quienes han muerto en batalla.

—Hagamos esto de una vez.

Maddox ingresa al balcón y la multitud estalla aclamando al rey, y también sobre sus familiares, salgo también al balcón, me mantengo tres pasos detrás de el, pero cerca ante cualquier eventualidad.

El rey comienza a leer los nombres y en pocos minutos los llantos desconsolados rodean los alrededores de palacio.

Algunos orgullosos por la valentía de sus hijos, otros... solo sienten dolor y perdida.




(***)




—General Beker.—Pronuncio a ver al hombre ingresar al salón del trono. 

—Líder de escolta.—Me saluda asintiendo e ingresa al oír la voz del rey quejarse por su tiempo valioso.

Observo a Val y me quedo en la puerta junto a ella luego de cerrarla, el general se inclina ante el rey y Maddox vuelve a repetir que no desea perder el tiempo.

—Lamento informar que se ha registrado el doble de bajas esta semana.

—No te presentes ante diciendo algo que ya se.

—Lo se, Mi rey.—El general vuelve a bajar la cabeza.—La semana pasada ya teníamos el doble, esta vez esa cantidad ha vuelto a darse.—Maddox entiende sus palabras y se tensa.

—Dame soluciones, Beker.

No levanta la mirada y noto preocupación a su alrededor.

—Hay una idea, una sugerencia, pero tal vez a mi rey no le agrade.

—Si sabes que no me agradara, no lo digas. Dime ideas que crees que apoyare, ideas que me sirvan y me acerquen a terminar con ese muro.

El general decide callar.

—¿Ninguna? Esta es una perdida de tiempo, reúne a más hombres y envíalos a servir.

—Si, mi rey.



(***)




Dejo mi armadura  sobre la silla y me coloco el camisón largo de dormir, voy directo a quitar las sabanas cuando golpean la puerta y no me sorprende encontrar al rey detrás de ella.

Sus ojos miran mi boca y los labios no tardan en coalicionar contra los míos asi como sus manos caen sobre mis mejillas, cierra la puerta de golpe y le quito el abrigo para luego seguir con las demás prendas.

—Necesito esto, no me lo niegues.

—No lo iba a hacer.—Respondo y dejo que me levante.—Lo he estado esperando.

Desgarra la parte de los hombros y sube mi falda, estoy casi desnuda cuando llegamos a la cama y el trae los pantalones abiertos, me ocupo de camisa liberándolo de ella y rompe el beso para quitarme la prenda por completo y que hasta el momento tenia envuelto a la altura de la cadera.

Vuelvo a besarlo y libero su verga, no se termina de bajar los pantalones cuando ya se adentra en mi, envolviendo mis piernas alrededor de su cadera.

Ahh...—Echo la cabeza hacia atrás y sus labios se plantan en mi cuello, chupando con ganas.

 Soy consiente de que en las habitaciones de al lado duermen las demás miembros de la escolta principal, pero no puedo callarme, cada embestida me provoca gritar de placer.



(***)



Maddox se queda a dormir, le acaricio la piel de los hombros y la espalda, el lugar que más disfruto tocar. 

Esta dándome la espalda, pero no tardo en notar que esta despierto.

—Ya es tarde, empezaran a preguntar donde esta el rey.

—El rey esta durmiendo cómodamente en su habitación y se le pidió que no se le interrumpiera.—Contesta girándose en mi dirección.

Se acomoda de tal modo que quedamos muy cerca, aunque la cama no es tan grande como creía.

Busca mi boca y le devuelvo el beso.

—Ha sido un día molesto, alegra mi noche, Ivy.

—Lo se.—Contesto.—Haces esto cada vez que tienes que dar la lista.

Me mira a los ojos.

—Y cada vez te digo lo mismo.

Me observa serio.

—Las noches conmigo no quitaran esa culpa que cargas.

—Tampoco sin ti.

—Estamos de acuerdo en algo.

El cierra los ojos y sus labios vuelven a buscar los míos.

—Maddox... no puedes quedarte.—Jadeo cuando llega a mi cuello.

—Soy el rey y digo que si.—Responde y vuelve a ubicarse sobre mi, pero antes de protestar su boca ya ha llegado a mis pechos.

Dios...—Cierro los ojos.

Jala sin contenerse y aprieta uno de mis senos mientras se divierte con el otro, su boca cubre hasta ocultar la areola, Maddox pellizca con sus dedos el que se encuentra libre y muerde uno para luego seguir con el otro, dejando el área hinchada y sensible.

Cambia y cuando sus dedos rozan el que aun esta manchado con su saliva, doy un respingón.

El rey sonríe y regresa a mi boca, a su vez acomodando su cadera junto a la mía.

—¿Aun quieres que me vaya?

Empuja y vuelve a estar dentro de mi.

Y bien, dejo que se quede porque lo necesita y yo también.






Por la Corona (#8 Amores en la realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora