Capítulo Tres

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Cap. 3: " You can be the peanut butter to my jelly "

Lunes.

Lunes por la mañana. Un muy gris lunes. Un lunes de aspecto triste.

No podía ser más perfecto.

Después de la rutina antes de ir a la escuela, vi en las noticias que una ligera llovizna de verano nos cubriría quizá por unos minutos. Ingenuos. Fuera de casa había un aguacero que parecía poder inundar las calles en tres minutos, me puse mi abrigo rojo, las botas de hule y saqué un enorme paraguas; mi hermana tenía suerte, había amanecido con dolor de estómago y no iría al colegio. Claro, artimañas solo para no ir.

Al menos tenía buena música como acompañante, Auburn y su adorable canción Perfect Two, empecé a cantarla en voz baja camino a la parada de autobuses, daba pequeños saltos evitando los charcos de agua.

-Hey.

-¿Eh?

Quizá volteé demasiado pronto o qué sé yo, pero el llamado hizo que saltará sobre un charco salpicándole a la persona; levanté la vista solo para ver a Nize con las cejas alzadas y la boca abierta. Diablos.

-¡Mi Dios, cuánto lo siento! -exclamé, corrí a su lado para cerciorarme de que sólo el filo de su abrigo estuviese ligeramente mojado. A lo mejor estaba exagerando.

-Oh, no, no te preocupes. Ha sido mi culpa -ella me sonrió pero no dejaba de estar apenada, fue cuando realicé en que sólo se resguardaba con la capucha de su abrigo y una propuesta cruzó mi mente, para cuando me di cuenta, ya se había escapado de mi boca.

-¿Caminamos juntas? Mi paraguas es grande para las dos.

Podía sentir como el sonrojo y el bochorno empezaban a cubrir mi rostro pero no me retracté. Nize amplió su sonrisa y asintió.

-Claro, ¿por qué no?

Se situó a mi lado, con nuestros hombros casi juntos. Su altura era igual a la mía y si volteaba tendría su rostro a escasos centímetros, por eso me mantenía prácticamente rígida mientras caminaba. Con una mano me saqué un auricular y se lo extendí, no dije nada, solo esperaba que mis gustos musicales fueran de su agrado y aceptara la única manera que se me ocurría para tenerla más cerca.

Error o no, ambas volteamos nuestros rostros.

-Gracias -susurró. Sus pequeños labios se me hicieron preciosos mientras hablaba, no sé si lo notó pero mis ojos los miraban a detalle. En vez de decir palabras, le sonreí.

Porque ella es la única que puede hacerme sonreír y la única que quiero que vea mi sonrisa.

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⏰ Última actualización: May 28, 2016 ⏰

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