IV

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                           (Pasado asomado)

-Alex, cómo van las cosas-le dije al hombre que estaba en la misma barra y en el mismo sitio que cuando lo conocí.

-Niña-hizo una pausa mirándome y siguió - van bien pero podría ir mejor si vinieras más seguido-y allí estaba su sonrisa de lado. Hace tiempo que lo conozco, él sabe mis secretos y no me juzga y yo también sé los suyos, es una relación extraña pero bonita. Pero a pesar de todo jamas dejo su aura interesante de chico malo pero elegante.

-Que puedo decir, soy una persona con una agenda apretada-tome asiento a su lado mirando la belleza que puede tener este hombre.

-Claro me medio abandonaste para tener tu burdel-dijo burlón dándome un trago que yo acepte.

-El haber preferido tener cuartos para que la gente echara polvos allí en vez de los baños no lo convierte en burdel-empecé a reírme mientras miraba lo que me acaba de dar.

-Lo que tu digas niña, por qué no bebes-dijo el muy cabrón sabiendo la respuesta.

-El puto hielo no me gusta-susure, pero se que me escucho, el se rio y le hizo una señal al barman para que me diera otro a lo que le indico que sin hielo.

-Jamás me cansaré de hacer esto.

Y con eso no le conteste, deje que me siguiera diciendo cosas y poniéndome al día, me despedí de él y me fui a la mesa donde nadie estaba, de seguro estarán por allí bailando, yo solo me dispuse a beber.

Como siempre después de ver las tonterías de mis amigos me fui medio borracha en un taxi ya que le había dejado las llaves a Keiler.
Al llegar a casa lo primero que hice fue coger un helado de pistacho e irme al patio para poner mis pies en la piscina, después de algo de tequila admirar las estrellas era lo mejor de la vida.

A mi lado se sentó Derek.
–No hemos tenido tiempo de hablar mucho–empezó a hablar con su voz ronca mirándome fijamente mientras yo ni de coña podía ver un punto fijo–Así que mientras Keiler esté por allí deberíamos aprovechar...para charlar–añadió al verme la cara un poco confundida.

–Claro–dije cortante y un poco desinteresada mientras acababa mi helado,si era lo que pensaba tarde o temprano empezaría con preguntas muy personales y no me gustaba tocar temas personales.

–¿Qué hay de tus padres?¿Viven en la ciudad?– pregunto pero noté cómo fingía importarle,y lo entendía apenas habíamos intercambiado palabras–Me gustaría invitarlos a cenar algún día de estos.

–No,no viven en la ciudad, de hecho están fuera del país–dije intentando dejarle claro que no siga por allí.

–Entonces antes de vivir con Keiler vivías sola?–dijo dándome cuenta que entendió que no quería preguntas sobre mis padres pero no me daba cuenta de si él estaba aburrido de este tema o curioso su rostro no mostraba ninguna emoción que pudiera percibir.

–Si.

–¿No te da miedo la soledad?–pregunto pero esta vez pude ver un poco de interés en él.

Pero preferiría no contestar ya que eso me llevaría a otros temas y pensamientos que no quería recordar y menos ahora.

–Vamos a darnos un baño!–interrumpió un Keiler visiblemente borracho tirándose a la piscina salpicandonos.

–Yo diré que no–dije yéndome ya a mi cuarto.

Aduéñate de mis demonios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora