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-Dale hasta abajo!-logré escuchar a mi mejor amiga por encima de la escandalosa música. Estaba bailando encima de la barra donde algunas personas estaban tomando uno que otro trago mientras observaban el caos que provocamos yo y Arlet.

-Ya no puedo más-dije al ver su cara de confusión al haber parado nuestro perreo, me bajé y me fui a la mesa VIP en la que estaban los demás dejando a mi amiga en sus bailes provocativos.

-Anda Kali baila un poco más para mi-solto uno de los tres tios con los que nos acoplamos-Claro guapo, pero sera en otro momento ahora no me apetece-dije coquetamente sentandome enfrente de el y bebiendo de mi copa, la verdad no estaba mal, era bastante guapo y sus ojos verdes hacian un contraste con su pelo negro y su piel blanca, pero no me interesaba, el y los otros dos eran hermanos tiene sentido, el parecido los delataba. El club era de sus padres y Arlet según lo que me había dicho se llevaba bien con uno de ellos, luego se conocieron todos y aquí estamos, han pasado unas horas y ya no tengo idea de como se llaman.

-Y que se supone que te apetece ahora?

-Morirme, dirás ¿por qué? creo, pero no hay motivo simplemente me apetece no hay un porque- los hermanitos me observaban como si fuera un nuevo espécimen en el zoo, no les culpo estoy más loca de lo normal borracha. No espere a que me dijera nada ninguno ya que me levanté largando me fuera, vi que Arlet se había ido con un hombre por alli, de seguro estarán de camino a la casa de ese tipo para follar como conejos, siempre lo hacía. Encendí un cigarro inhalando el humo que poco a poco me iba matando,pare un taxi y le dije mi dirección, estaba cansada desde esta tarde pero la cabezota de mi amiga me empezó con su drama de que si la dejaba sola la iban a secuestrar y que ella no me importaba, y al final para que me dejara la acompañe.

Después de pagarle al taxista me di cuenta que me había dejado las llaves en el cuarto, llamé al timbre mientras me sostenía con una mano en la pared para no caerme, hacia el intento de no vomitar y dejar de tener arcadas. Mi mejor amigo me abrió la puerta, su sonrisa se fue al verme, podía ver en sus ojos confusión, pero no tenía ganas de aguantar las charlas de Keiler así que sin más entré haciendo que él viniera detrás de mí. Caminaba tambaleándome llegando hasta la sala donde un hombre me observaba, pero que no llegue a ver bien ya que vomite al instante haciendo que mi garganta ardiera como mil demonios, haciendo que mis ojos se llenaran de lágrimas.

-Estas drogada?-levante la cabeza mirando a Keiler, a su lado en el sofá estaba un hombre en traje, ahora que miro bien los dos estaban muy elegantes menos yo que tenía un vestido que hacía que pareciese recién salida de un burdel, mientras que ellos estaban para ir a cenar con Leonardo Di Caprio yo parecía salida del proyecto X, en conclusión parecía una zorra.

-mm...noo, que va-dije arrastrando y alargando las palabras.

La persona con la que conviví los últimos cuatro años de mi vida se veía enfadado, empezó a decirme cosas, pero no presté atención, al menos a él.

Tambaleandome me fui hacia la mesita con licores, mientras que mi bestie me decía porque salí así de bestia, a mi me gusta más decir una especie de anticristo enviado por Lucifer pero cada quien. Bebia directamente de la botella mientras admiraba al adonis de traje negro y con ojos verdes que estaba en el sofa de mi casa. El me miraba con curiosidad y, ya no me dan las neuronas para ver con que más. 

-Y como te decía papá ella es Kali mi mejor amiga-casi me atraganto por lo que Keiler acababa de decir, deje la botella en su sitio y me acerque hacia el hombre que ahora estaba de pie. Le pedí perdón por la escena que acababa de ver a lo que él dijo que no pasaba nada y que ya se iba a dormir ya que estaba cansado por el viaje. Mientras que ese hombre se despedía de su hijo yo no me podía creer que fuera el padre de Keiler, se veía demasiado joven teniendo en cuenta que su hijo tenía veinte años

-Tienes algo que decir respecto a lo que acabas de hacer?-

-No la verdad, estoy cansada y ya es tarde, mañana hablamos buenas noches- le dije a lo que empecé a subir las escaleras pensando en lo poco que se parecía a su padre, mientras que el era rubio su padre tenia un pelo negro azabache, pero ya no era eso, podria haber salido a su madre o quien sabe, pero no tenia ninguna facción compartida con el.

Me cambié y con el pensamiento de que ese hombre me sonaba como si ya nos hubiéramos conocido me dormí.

Aduéñate de mis demonios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora