30 días para ser enviado a otro mundo.

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Género: Humor, Slice of Life.

Trama:

Era un día cualquiera en la vida de Naoto, un estudiante autodidacta de 17 años, junto a sus padres; unos fanáticos locos de los Animes Isekai. Hasta que cierto día, una pequeña "chica magica" les ofrece a los padres de Naoto, abandonarlo para viajar por el mundo; pero esto solo es una fachada para cumplir con su propio plan.

Enviarlo a otro mundo y que tenga aventuras en un mundo de fantasía. 

Prologo:  Cómo comenzó.

Lo recuerdo muy bien.

Fue en una tarde de primavera.

Mis padres y yo jugábamos a las cartas en la sala de nuestro departamento y yo estaba llevando la delantera.

"Ve a pescar."

"Oh, rayos. No de nuevo." —exclamó mi papá, un acérrimo fanático de los animes isekai.

"Ya, ya cariño. Tú puedes." —se compadeció mi madre, una acérrima fanática de los animes isekai.

"Vamos, apenas comenzamos." —les respondí, yo, su hijo. Un pobre joven preocupado por el estado mental de ambos.

Animes Isekai.

Para ponerlo en términos simples, son series animadas de origen japones en dónde el protagonista es transportado o reencarna en otro mundo por diferentes razones. Usualmente suelen ubicarse en mundos llenos de magia, con dragones, brujas, elfos, etc. Aunque a veces a veces suele variar según el género.

A mis padres siempre les ha fascinado este tipo de historias y tratando de insistir en llevarme a su mismo mundo me indujeron a cientos de series con el mismo y repetitivo concepto durante 17 años.

No eran malos padres, pero a veces podían ser demasiado entusiastas.

Pero bueno, no estoy aquí para contarles sobre la afición de mis padres, sino de lo que sucedió después ese día.

Justo cuando estaba a punto de ganarle a mis padres en las cartas, como todos los días, de pronto y sin ningún aviso, una chica mágica en un vestido rosado, apareció en la habitación, rodeada completamente de brillos y flotando sobre nosotros.

"¡¡Yajooooo!! ¡¿Qué tal, amigos?!" —exclamó ella mientras nos saludaba haciendo un símbolo en forma de V con su mano izquierda.

La llamo "chica mágica", porque no había otra forma de describirla.

Tenía su cabello color naranja oscuro atado con dos listones rojos, en forma de coletas, llevaba ese típico vestido rosa con volantes y una varita mágica en forma de estrella, en su mano derecha.

No había otra forma para referirse a ella que no sea 'chica mágica'.

"¡Mi nombre es Miry! ¡Y he venido a cumplir sus sueños!"

A pesar de la sorpresa que nos había dejado su extraña entrada, yo, por alguna razón, no podía tomarla en serio.

¿El motivo? Pues era simple.

"Qué bajita." —exclamé en voz alta.

"¡Oye!" — me respondió, ofendida.

Ella era extremadamente bajita.

Media unos... ¿150? No, probablemente era unos 142 a 145cm de altura. La cosa es que, con esa altura y ese vestido de niña, era imposible tomársela en serio.

O al menos eso pensaba. Mis padres por otro lado...

"¡Una chica mágica!"

"Cariño, ¿sabes lo que esto significa?"

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