6. Siempre soñando con mi propio pecado.

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Rafiel Westport definitivamente era un omega. Era bajito y, por supuesto, lo suficientemente pequeño como para caber en donde fuera. En cambio, no había nada en él que fuera mejor que Arok: No tenía una buena educación, ni tenía ningún talento especial. En la sociedad aristocrática, podía decirse que era una de tantas piedras rodando por el camino y hasta lo había tachado de ser un humano ordinario, mediocre y completamente normal. Ni siquiera era que tuviera una gran apariencia. Claro que tenía un lado lindo pero, no le consideraba una belleza despampanante. En pocas palabras, a pesar de la diferencia obvia entre alfa y omega, era casi imposible llamar a Rafiel más hermoso que Arok sin importar cuánto relajara los estrictos estándares del sentido estético que tenía en la cabeza. E incluso a diferencia del conde, que era tan guapo como si estuviera dibujado a mano, las facciones regordetas de Rafiel eran solo un eje que se veía encantador cuando lo mirabas a detalle. Además, su cabello rubio era más opaco que el suyo, y sus ojos estaban manchadas de gris en algunos lugares, muy inferior al iris que parecía como un lapislázuli.

Los Vizcondes de Westport, que eran parientes lejanos de los Condes de Taywind, no eran feos, pero ciertamente tampoco tenían nada de especial. Ni siquiera eran una familia que pudiera salir sola económicamente hablado así que ¿Por qué le gustaría alguien así? Podría haberse convencido si estuviera saliendo con una persona completamente diferente, pero jajaja ¿¡ÉL? ¡¡Carajo!! Klopp no era alguien a quien le viniera bien alguien que era inferior a Arok en todos los sentidos. Sí, era cierto que eran tan similares que a veces se los confundía con hermanos pero, había una clara diferencia de nivel y elegancia que hacía desagradable incluso mencionar que tenían la misma sangre.

Debió haber habido otra razón para elegir a Rafiel sobre cualquier otra persona.

Después de pensarlo, decidió que era una especie de provocación. Pudo haber sido algo planeado para evitar que se quedara con los Taywind. Una trampa. Su manera de vengarse por el status de su padre. Algo.

Pero una cosa si era clara. Cada vez que los veía, unidos afectuosamente, mirándose como si solo existieran ellos en el mundo, Arok era superado por unos celos aterradores.

Por puro odio.

A última hora de la tarde, cuando se disponía a prepararse para el aburrido banquete que había organizado para los vizcondes de Derbyshire, esperó en el vestíbulo únicamente por la llegada del carruaje de Klopp. No sabía qué estaba haciendo exactamente, pensó que podía... Intentar hablarle sobre la tontería que estaba cometiendo así que Arok paseaba por el pasillo con la tez un poco endurecida mientras la gente corría y se congestionaba en la entrada principal para recibir a los invitados. Y allá, al borde del jardín que había iluminado para el hombre que le gustaba, vio a dos personas aferradas la una a la otra mientras compartían un beso que podía sentirse un poco asustado. El único lugar donde los jóvenes aristocráticos podían asociarse libremente era en sus reuniones. No estaban particularmente comprometidos así que, mostrarse frente a los demás, ocasionaría un tema de "cotilleo" que consideraban innecesario.
Pero no importaba cuán remoto y oscuro fuera el lugar en el que estaban y no importaba un carajo que fuera para no ocasionar problemas en sus familias, lo estaban haciendo en el jardín abierto de otra mansión. En la casa de Arok.

Disgustado, pensó en simplemente ignorarlo, pero como Rafiel era su pariente, compartían las mismas facciones en su rostro por lo que decidió darle un poco de su atención para ver más o menos hasta donde habían llegado. Se susurraron algo al oído con una risa baja y pegaron frente con frente, sin darse cuenta de que la otra persona se acercaba casi corriendo.

El malestar era intenso.

Mientras se aproximaba, Klopp juntó las manos de Rafiel, le dijo que estaba frío y besó las puntas de cada uno de sus dedos.

into the rose garden. Tomo 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora