Extra +18

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Dos semanas transcurrieron desde aquel día. Nines se había liberado al fin del control de Cyberlife y vuelto divergente. Markus reveló la ubicación del Bungalow y muchas personas comenzaban a admitir que se habían enamorado de androides. La fama de Leo subía como la espuma, y sus pinturas siempre eran interpretadas de la misma manera, como "Dedicatorias a su amor androide" (de una forma u otra igual lo eran). Y, precisamente en ese momento, el heredero Manfred terminaba de pintar su última obra, un hermoso cuadro de dos aves de distintas especies juntas (una roja y otra azul), uniendo sus picos como si estuvieran enamoradas.

Leo vió satisfecho su obra antes de dirigir su atención a Rupert, el cual se encontraba afuera del estudio, hablando con sus aves. Suspiró. Si bien sabía que era un androide, no podía evitar pensar que era el alma más pura que había conocido nunca, todo lo contrario a lo que se había convertido él meses atrás. Pero si Markus nunca se había rendido y seguía luchando, él no podía ser menos.

Esperó a que el otro hiciera todo su protocolo de higiene antes de entrar a la casa mientras ordenaba un poco el estudio. Le gustaba esa rutina. Si algo había heredado de su padre era lo antisocial, le gustaba el dinero, pero no la fama ni la gente interesada, además vivía con miedo a que saliera a la luz su adicción. Aún así, estaba seguro de que, llegado el momento, Rupert le ayudaría a lidiar con eso.

Al salir del estudio, el androide ya estaba listo y en el comedor, leyendo uno de los libros de Carl. Xander y su novia habían terminado también su jornada laboral marchado a su habitación, muy cerca de la del dueño de la casa, el cual ya estaba dormido.

– ¿Qué estás leyendo? -curioseó el humano, por sobre el hombro del androide-

– Encontré libros sobre animales -respondió entusiasmado- aunque hay muchos que están extintos... ¿Por qué?

– Porque algunos humanos son unos imbéciles que cuando ven algo bello, lo matan para usar su cadáver y hacer adornos -respondió con crudeza, a lo que el androide lo miró horrorizado-

– ¿Estás diciendo que... la criatura que cuelga del techo...? -señaló los huesos de plesiosaurio-

– ¡No! Ese se extinguió mucho antes de que los humanos existan siquiera -miró hacia arriba- es más, creo que ni es real, pero por las dudas no lo voy a tocar -le sacó suavemente el libro de la mano y lo devolvió a la estantería- ¿Qué te parece si por ahora dejas eso y vienes conmigo a mi habitación?

– Es cierto, tú ya tienes que dormir ¿Verdad?

– Mmm... más tarde... -miró a su alrededor para asegurarse de que nadie estaba cerca y lo aprisionó contra la biblioteca, besándole el cuello- quiero hacerte muchas cosas ahora mismo, pero mejor espero a que estemos en mi habitación.

– ¿Qué quieres hacerme?

– Te voy a enseñar todo lo que te dije que te enseñaría... -se lo llevó de la mano a su habitación antes de entusiasmarse de más en ese lugar-

🔞 Lemon 🔞

Era el momento, había esperado suficiente y resistido muchas tentaciones para respetar su espacio, y estaba seguro de que Rupert ya estaba mentalmente listo (o eso quería creer).

Estaba nervioso, en definitiva era la primera vez que tomaría la virginidad de alguien, más aún, alguien con una anatomía que se veía como la suya, pero era abismalmente diferente. Ni siquiera lo había hecho con una o un Traci como la mayoría de los hombres de su edad. Decidió simplemente hacerlo como mejor sabía y aprender en el proceso.

Ni bien entraron a la habitación, Leo cerró con clave y se arrojó a besar y desvestir a Rupert, el cual se sorprendió de la actitud del otro pero no opuso resistencia.

Detroit Become Human: Amantes en una era de pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora