Sand y Ray son dos jóvenes adelantados a su tiempo cuyo amor no es permitido por sus familias, por ello tras prometerse reencontrarse en vidas futuras ponen fin a su difícil y dolorosa relación suicidándose.
Sus almas vagan por el limbo intentando j...
Fitst estaba muy nervioso pues llevaba listo desde las nueve y daba vueltas por el salón de la casa de Neo.
En su habitación, Mark y Book ultimaban los detalles en vestir a sus preciosos ahijados para la boda de sus padres y su bautizo pues harían doble ceremonia para ahorrar.
Khaotung se vestía también pero estaba tan atacado que no acertaba a abotonarse la camisa, por lo que Force tuvo que echarle una mano.
Neo esperaba ya en la limusina que habían alquilado entre todos como regalo, la cual los llevaría a la iglesia y luego al restaurante.
Habían pasado meses desde el nacimiento de los pequeños y la pareja no los habían querido bautizar hasta que hubiesen reunido el dinero necesario para celebrar las dos cosas, por eso habían esperado a casarse también.
Finalmente, First ya no pudo más, así que entró en busca de su novio y sus hijos.
-Amor, ya es la hora... Apúntate, debemos salir ya
-Si, si ya estamos-Dijo este cogiendo los bolsos de sus hijos, al igual que los bebés fueron cargados por sus padrinos.
Al llegar, vieron a la madre y la hermana de First, que nerviosas y sonrientes esperaban a las puertas del templo, tras llegar de aeropuerto.
De los padres de Khaotung no acudió nadie pues al parecer no estaban muy de acuerdo con la vida que este había elegido vivir, por ello había tenido que dejar la habitación de la fraternidad finalmente.
Sentados en el altar, frente al sacerdote, ambos leyeron sus votos matrimoniales y las promesas de futuro que previamente el mayor con la ayuda cómplice de sus amigos, había escrito.
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La boda fue muy emotiva, aunque no hubiera muchas flores y sus trajes fueran de alquiler, luego se celebró el bautizo de sus bebé, siendo hermoso también.
La pareja contempló maravillados como sus hermosos ángeles recibieron el Santísimo Sacramento y cuando las ceremonias llegaron a su fin y los ya esposos salieron felices y sonrientes seguidos de sus invitados subieron a la limusina nuevamente para ir al restaurante.
El banquete les esperaba no muy lejos de allí en un hermoso lugar, con un amplio jardín, con todas las mesas adornadas con flores.
Todos felices, comieron, bebieron, bailaron y aplaudieron a los felices y orgullosos esposos, hasta bien entrada la noche, cuando ya el cansancio se hizo presente y regresaron a casa.
