Junghope_ VIKING

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Jungkook miraba a los jefes de aldeas cercanas de su Reino, quienes bebían con fervor, unos más borrachos que otros, mientras sus amigos mantenían la compostura, con sus jarras de hydro miel a medio beber, escuchando el vocabulario vulgar al cual estaban acostumbrados, algunos omegas estaban en sus regazos, medio desnudos y dejándose manosear.

Jungkook respetaba su cultura, y la libertad sexual a la que estaban acostumbrados los suyos, aunque no estaba del todo apegado a ella, sin embargo él y sus amigos estaban sorprendidos de que el viejo Namjoon no tuviese algún omega a medio coger entre sus piernas.

—Namjoon—. Fue llamado su amigo por un hombre de barba larga y tupida con dientes de oro y un omega en cada pierna.

Namjoon volteó a su llamado, y los demás también, tan chismosos como querían.

—¿Porqué no te nos unes?—. La pregunta desconcertó al alfa moreno— De nuestro Rey y Johnny lo que creo, ¿Pero tu?—. La burla fue fuerte y clara, y aunque los mencionados y Yoongi fruncieron el ceño, Namjoon se carcajeó.

—Es hora de que siente cabeza—. Afirmo, sonriéndole con sorna.

El hombre y otro par se carcajearon sin poder creer ls palabras de moreno y mujeriego alfa.

—¿Quieres que te preste a alguno de los míos?—. Hablo otro hombre, este rubio y más joven que el anterior, ofreciendo una omega de propinentes pechos.

Namjoon le miro inquisidor.

—Tengo a un omega precioso, de piel nívea y tan malditamente difícil en mis aposentos, ¿Porqué quería a alguien tan facil?

La omega se vio ofendida, regresando al regazo del prepotente alfa.

—Si es tan difícil como aseguras, préstamelo. Lo domare para ti—. Namjoon apretó los puños decidido a ignorar aquel bobalicón.

—Aquí nadie prestara nada, asqueroso animal—. Hablo Yoongi, saliendo del lugar con tanto enojo.

—Bueno, ustedes por ser cercanos al Rey obtuvieron buena mercancía, ¿Porqué no compartirla?—. Ahora hablo otro, de la misma edad que Yoongi y hijo de la segunda aldea —¿No crees Johnny?—. El mencionado se tensó, mirando al alfa—Dicen que compartes aposento con un omega pequeño y de caderas estrechas.

Jungkook frunció el ceño, mientras se encargaba de sostener el hombro de un furioso Johnny quien estaba dispuesto a matar a golpes al otro.

—¡Tocas a Taeyong y te mato!—. Namjoon tomo por los hombros al alfa haciéndolo retrocederá.

—Llévalo con el omega, el sabra controlarlo, yo resolveré está situación—. Ordenó Jungkook.

Namjoon asintió llevándose a rastras al furioso alfa que estaba apunto de transformarse, mientras Jungkook observo a los demás guerreros de forma seria y inhumana.

—Los omegas que han sido traídos con nosotros, incluyendo al alfa, no son juguetes para su diversión—. Hablo firme— Son personas y serán respetados de la misma manera que los nuestros.

Las demás palabras quedaron atoradas en su boca cuando de los otros salieron bullas disconformes.

—El omega que has traído mi Rey, ese de piel porcelana y ojos asombrosos. Hay muchas leyendas sobre él.

Jungkook miro de soslayo al beta que se había dignado a interrumpirle.

—Rumores nada más.

Los demás murmuraron entre ellos, hasta que otro decidió hablar.

—Dicen que la primavera vuelve con su aol presencia y el invierno se vuelve más cálido.

—También dicen que al caminar sus pies parecen no tocar el piso, si no flotar sobre el.

Otra carcajada retumbó.

—Yo he escuchado que su belleza es tan exótica y su fertilidad tan alta, que el hijo que engendre sera bendecido por los Dioses de todas las culturas.

Las risas se escucharon por el lugar entre rumores y rumores del pequeño y frágil omega que él había decido quedarse. Los rumores se esparcían tan fácil como el agua y en todos los países se escuchaba la historia de un omega macho que era en realidad el hijo de una deidad y por eso su belleza era tan poco creíble que solo al mirar cautivaba hasta el hombre más ciego del mundo.

Pero Jungkook aunque afirmaba su fascinante belleza, no estaba convencido de las palabras que cruzaban los mares.

—Como dije, los rumores, son simples rumores, que aunque afirmo que su belleza es sacada de la mejor fantasía del mundo, que su aroma es tan fresco e embriagante como la flor de loto y su ternura e delicadeza son tan frágiles como los tulipanes. El no es más que un bello omega que sera protegido por mi mano.

—Si engendra a un ser de cabellera rubia y ojos azules ¡Sera mío!—. El jefe de una aldea pequeña alzo su copa ante su juramento.

Jungkook se sintió shockeado al ser ignorado y por la despreocupada predicción.

—¡Si engendra a uno tan blanco como la nieve y de ojos zafiros sera mío!—. Dijo otro levantando también su copa.

—¡Si engendra a uno de cabellos rizados y rojizos será mío!

—¡Y si engendra a tres míos serán!

Jungkook suspiró dejando por un momento que los demás debatieran sobre premoniciones estúpidas.

Todos miraron a Jungkook cuando terminaron de hablar, esperando la predicción del Rey.

Jungkook soltó un suspiró.

—Queridos aliados y jefes de tribu—. Hablo luego de un silencio sepulcral—Si creen que lo he traído para encamarse con cada uno de ustedes están equivocados—. Afirmo con sorna frialdad—El príncipe Jung Hoseok esta estrictamente prohibido. Su ternura y delicadeza sera conservada hasta que el diga lo contrario y elija con quien unirse, el que le ponga un dedo encima conocerá la furia de Mjolnir y la mía al portarlo—. Alzo su copa—Salud.

Bebió, porque el solo sentimiento de que algún bobalicón lo tocara le hacia hervir la sangre y enfurecía a su egoísta lobo. Que sin duda alguna había caído por la delicadeza de una flor salvaje.