CAPÍTULO 17: ¿SEÑOR NEIL?

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Las tierras de Praga estaba recibiendo a la nueva pareja, pudieron simplemente hacer un milagro pero querían disfrutar un agradable momento, así que tomaron el tren y 4 horas después ya se encontraban en un destino.

-Que belleza Fell, mira que bonito.

Y aunque claramente no era algo que necesitara, Crowley respiro profundamente para inhalar el aire puro que la zona les ofrecía.

-Es muy bonito realmente - Fell veía a Crowley mientras decía eso, claramente el demonio no se refería al paisaje - Bien, entonces disfrutemos nuestra luna de miel.

-Uy, alto ahí demonio. No te atribuyas cargos que no, te costó mucho declararte y ahora ya dices que luna de miel, ¿tú estás mal o qué?

El demonio se le quedó viendo sorprendido por su respuesta pero después de todo tenía razón así que solo pudo negar con la cabeza y reírse por lo que dijo el ángel. Así que sin decir más tomó su mano y con un chasquido atrajo a un taxi el cual los llevaría hasta su hotel.

Llegaron a su destino sin problemas ni contratiempos, el hotel era igual de bonito que el de Viena, se registraron y sin más preámbulos salieron a explorar la zona.

-Bien cariño, ¿quién y en dónde veremos a tu primer persona a tentar?

-Uhm, déjame checar - Fell sacó de su saco su hoja - Aquí dice que nuevamente a otro escritor, ¿qué carajo se trae el infierno con los escritores? Y también dice que tengo que hacer que lastime a mucha gente, que destroce sus ilusiones.

Crowley solo se limitó a escuchar, ¿de qué manera un escritor podría lastimar a mucha gente de esa forma?

-Sé llama...Neil Gaiman, muy bien, entonces vamos, recuerda que esta vez solo estarás conmigo, nada de irte y no es necesario que hables, simplemente ve lo que hago. Según esto lo encontraremos en una cafetería llamada Coffe Dark.

Rápidamente Azirafell investigó la dirección y se dio cuenta que estaban casi de punta a punta, así que le sugirió a Crowley caminar por un momento y más adelante tomaran otro taxi.

-¿Compartimos un helado? - sugirió Crowley al ver unos deliciosos helados de fresa.

-Claro angelito, aunque en lo personal prefiriera comerlo directo de tu cuerpo - le dijo de manera coqueta mientras pasaba su lengua por sus labios.

-FELL CÁLMATE, RELAJA TUS HORMONAS POR 5 MINUTOS.

El demonio comenzó a reír, amaba molestar a su ángel y a que era un demonio, por supuesto era parte de su naturaleza molestar e incomodar a los demás, aunque con Crowley era por puro cariño.

Pero retomando la petición de su ángel, Fell compró un helado para ambos y siguieron con su camino, por ratos se detenían y el demonio limpiaba con cariño los labios de Crowley que estaban llenos de helado compartían pequeños y tiernos besos, toda una pareja.

El tiempo corría y con ello el llegar al lugar indicado así que tomaron el taxi que los llevaría al café donde verían al tal escritor.

-Yo voy a querer un latte y para mi pareja será 6 expresos en una taza grande.

La chica que atendía volteó a ver al pelirrojo, ¿cómo ese hombre podría tomarse 6 shots de expreso sin morir en el intento? Pero bueno, a ella le pagaban por tomar órdenes, no por juzgar.

Minutos más tarde ambos seres estaban sentados en una de las mesas esperando la aparición de su victima, de hecho si sabían cómo lucía pero eso no fue lo que les indicó su llegada, sino el asombro de una persona que se le acercó muy emocionado.

-Oh mi Dios, eres Neil Gaiman, amé Coraline, ¿me podrías dar tu autógrafo? - pidió alegre aquel joven mientras le extendía una servilleta y una pluma.

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