Capítulo 4

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Un par de semanas después, un autobús escolar vuelca en una carretera y se desata el infierno en el hospital. Es un hermoso día y Louis tiene un turno corto programado, por lo que está de muy buen humor hasta que reciben la llamada sobre lo sucedido. No hay nada que Louis odie más que ver niños enfermos o heridos en la sala de espera, por lo que se siente como su peor pesadilla cuando se ve obligado a ver a un niño tras otro siendo llevado a las puertas en camillas desde diez ambulancias diferentes. La situación sólo empeora cuando los histéricos padres comienzan a llegar.

No hay tiempo para pensar, ni para tomar descansos, ni para comer, ni para respirar.

Lanzan el protocolo de víctimas en masa, que exige que todos los médicos disponibles acudan al hospital lo antes posible. Oli tiene que volver al trabajo a pesar de haber dormido solo tres horas desde que Louis lo relevó de su doble turno, e incluso Harry está colaborando. Mientras Louis revolotea de una habitación a otra, de un paciente a otro, ve en sus periferia cómo el oficial ayuda para trasladar a los pacientes a las habitaciones, calma a los padres y dirige a los pacientes no críticos sin cita previa a hospitales cercanos.

No es un buen día. Aunque no pierden a ninguno de los niños, a pesar de los mejores esfuerzos de todo el hospital, él sabe que algunos de ellos vivirán con heridas durante mucho tiempo.

Después de ocho horas seguidas, el jefe de Louis baja de su oficina y le dice que se tome un descanso. Oli fue enviado de vuelta a casa aproximadamente una hora antes, y todos los demás médicos en el lugar están más frescos que Louis, ya que la mayoría venían de casa en lugar de lanzarse al caos a mitad del turno. El suyo tendría que haber terminado hace dos horas, pero sabe que estará aquí toda la noche.

Se siente desapegado de su cuerpo mientras camina hacia la cafetería. Ya está cerrada, pero cree que una cena nocturna en las máquinas expendedoras es mejor que no cenar en absoluto. Compra un paquete de M&M y una bolsa de Doritos y se sienta en el suelo cerca, con las rodillas hacia el pecho.

Ahí es donde Harry lo encuentra quince minutos después.

Los ojos de Louis se han cerrado y se sobresalta cuando Harry se desliza por la pared para sentarse a su lado.

—¿Qué hace aquí todavía? —, pregunta Louis, sorprendido de verlo. Pensaba que el turno de Harry había sido asumido por otro policía hace horas, pero ha estado tan ocupado que no puede decirlo con seguridad.

—Me enviaron a casa a las cinco de la tarde, pero tenía ganas de comprar algo de McDonalds. Cuando pasaba por el hospital en el camino de vuelta, quise comprobar... bueno, pensé en pararme y ver cómo iban las cosas.

Louis lo mira a través del tipo de neblina que se apodera de tu vista cuando estás tan cansado. Se siente como si Harry estuviera a punto de decir que decidió pasar y ver cómo estaba Louis, pero no hay ninguna razón posible para que eso sea cierto. Harry se lleva muy bien con Louis estos días, pero también es cercano a todas las enfermeras y médicos de urgencias. Está bastante seguro de que no hay una persona en este hospital que no sepa el nombre de Harry. No hay nada particularmente especial en Louis excepto que deja que Harry se moje la polla un par de veces a la semana.

—Bueno, aquí estoy—, dice Louis encogiéndose de hombros—. Disfrutando de mi cena—. Levanta la bolsa medio vacía de M&M.

—Bueno, es patético, pero estás de suerte—, dice Harry con una sonrisa. Levanta una bolsa que Louis no había notado antes, demasiado preocupado por la presencia y el olor de Harry justo a su lado.

Es del McDonald's.

—Mmm, realmente no estoy interesado en verte comer McDonald's—, dice Louis secamente—. Pero gracias de todas formas.

A Package Deal • [ls ; traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora