I feel bad | HyunLix

[ O5 ] Un ramo no es suficiente

— ¡Oh, Chan! Lix no me dijo que vendrías... —La señora Lee le hizo pasar y le brindó un poco de agua, aunque Chan terminó diciendo que no—

— Es que él tampoco sabe que vendría, es una sorpresa. —Le sonrió y la señora le devolvió la sonrisa—

— Entonces ve arriba y no olvides dejar la puerta abierta, si su padre se entera que estuvieron ahí con la puerta cerrada pegara grito al cielo.

Bang Chan rió y asintió. — Usted no se preocupe, no olvidaré esos pequeños detalles.

Y con eso último, caminó hasta la habitación de su novio jugando con aquella flor que había tomado al salir de casa. No se sentía confiado y sus piernas temblaban, pero estaba siendo un idiota.

Por eso mismo, con algo de timidez tocó la puerta de la habitación del menor escuchando ese pequeño y ahogado "no quiero ver a nadie pero pase".

— Te ves más pequeño que de costumbre. —Comentó recargado en la puerta, viendo a Felix con varios peluches al lado y su cuerpo boca abajo— ¿Puedes verme?

— ¡N–o! —Chan sonrió y se acercó hasta estar sentado en el piso a un lado del cuerpo del menor. Quiso tocarlo pero Felix le golpeó su mano—

— ¡Hey!

— ¡No! Tú no te mereces que te trate bien. Ayer me ignoraste y fue grosero de tu parte.

Sintió de nuevo esa opresión en su pecho y asintió. — Y me siento culpable por eso, debí haberte acompañado para hablar de lo que sea que tenías para decirme, pero preferí comportarme como un tonto ignorando el hecho de que tú eres más importante que cualquier libro que en otro momento iba a poder leer.

— Sé que leer te hace feliz. —Levantó su cabeza de la almohada sin verlo— Pero de verdad que te estás comportando muy raro. Y entiendo que Seungmin sea tu mejor amigo y quieras pasar tiempo a su lado, pero no me es cómodo que ni siquiera puedas decirme las cosas con tiempo. Y que cuando te equivocas y eso hace que te sientas mal, termines huyendo de mí como si te fuera a reclamar.

— Bien podrías hacerlo.

— ¡Pero soy tu novio Chan, no tu dueño! Por eso mismo te doy tu espacio, que hagas y deshagas lo que quieras. Y aún así, no eres capaz de darme la cara sin tener miedo. ¿A qué le temes? —Lo miró, sus ojos rojos viendo esos cafés apagados de Chan—

Ambos se sentían tristes, y los dos creían que era culpa de sí mismos el estar así.

Chan agachó la cabeza y se negó a decirle el por qué verdadero, le daba vergüenza el sólo hecho y con eso era suficiente. — A todo.

— Esa no es la respuesta que necesito.

— Es la única que puedo darte. —Felix volvió a recostar su cabeza sobre la almohada, y contrario a lo que esperaba por parte de Chan, este no se fue. El mayor dejó ver esa pequeña flor amarilla que había escondido entre sus manos, se veía un poco maltratada, pero aún así, la acomodó sobre los cabellos del menor— Las gerberas amarillas sirven para pedir disculpas, y sé bien que no necesitas una flor, que tú quieres respuestas claras. Pero no es algo que yo puedo darte de mis labios porque ni siquiera puedo entenderme a mí mismo.

Se puso de pie, besando la coronilla de Felix que seguía sin voltearlo a ver.

— Pero te amo. ¿Si? Te amo mucho. —Esperó un poco más, pero el menor no dijo nada—

Sintiéndose triste y solo, salió de la habitación sin haber escuchado esos pequeños sollozos salir de los labios ajenos.