Lunas y Estrellas-WOLFSTAR

1-El Encanto De Remus Lupin

Sirius Black siempre había sido conocido por su carisma y su encanto en Hogwarts. Sin embargo, en su quinto año, algo cambió. Era como si los rayos de sol se centraran en un solo chico: Remus Lupin.

Remus, el lobo de la Torre Gryffindor, tenía un atractivo diferente. No era solo su apariencia, aunque eso también era parte de su magnetismo. Con cabello castaño desordenado y unos ojos color avellana que brillaban con inteligencia, Remus parecía siempre enigmático. Añade a eso su personalidad amable, sus modales corteses y su ingenio agudo, y tenia algo que atraía a todos hacia él.

Era común escuchar susurros en los pasillos sobre cómo Remus podría hacer sonrojar a cualquier persona con solo una sonrisa. Sus compañeros de Gryffindor lo llamaban cariñosamente "el Casanova de la Torre Gryffindor".

Sirius, por otro lado, siempre había sido la estrella brillante. Con su carácter juguetón y su presencia magnética, solía ser el centro de atención. Pero ahora, encontraba sus ojos vagando hacia Remus con más frecuencia de lo normal. Notaba pequeños detalles: la forma en que Remus se mordía el labio cuando se concentraba en sus libros, o cómo su risa llenaba la habitación con un aura cálida y reconfortante.

No pasó mucho tiempo antes de que Sirius se diera cuenta de que algo estaba cambiando dentro de él. Se encontraba anhelando la compañía de Remus, buscando cualquier excusa para pasar tiempo juntos. Pero, por primera vez en su vida, Sirius Black se sentía hipnotizado o tal vez ¿enamorado?

-Sirius... SIRIUS.

-Perdón, ¿qué pasa Prongs?

-Eso debería preguntarte yo, desde hace una semana estás raro, ¿te sientes bien?

-No se de que estás hablando, estoy normal- dijo Sirius sonrojándose.

-Te conozco bien, no me puedes mentir.

El corazón de Sirius empezó a latir muy fuerte, en su mente solo estaba la imagen del culpable de todos sus suspiro robados... Remus. Tal vez debería decirle la verdad a James, después de todo el es su mejor amigo o tal vez debería decirle la verdad a medias.

-Bueno, creo que me estoy enamorando-

Los ojos de James se abrieron tanto que parecía que se le iba a caer de la sorpresa.

-¡¿En serio?!, ¿puedo saber quien es la afortunada?

Afortunada, eso era lo único que pensaba, cómo le podía decir a James que de quien se estaba enamorando era un chico o más específicamente, uno de sus mejores amigos. Sirius estaba perdido.

Se encontraba en un dilema, luchando con la idea de revelarle a James sobre sus sentimientos por Remus. Sabía que su amigo era de mente abierta, pero aún así temía la reacción.

Intentando desviar la conversación, Sirius dijo:

-¿Tienes alguna idea de cómo abordar a alguien que parece fuera de tu alcance?
James frunció el ceño, reflexionando.

-Bueno, podría intentar ser más cercano, encontrar cosas en común, pasar más tiempo juntos...

Las palabras de James resonaron en la mente de Sirius. Pasar más tiempo juntos era lo que buscaba, pero encontrar un momento a solas con Remus era complicado. Cada uno de sus intentos se veía interrumpido por las clases, los amigos o las tareas de Hogwarts.

Decidió confiar en James y tomar su consejo. Comenzó a buscar actividades compartidas, clases en las que pudieran estar juntos, estudiar en la biblioteca o simplemente dar un paseo por los terrenos de Hogwarts.

Pero la verdadera dificultad radicaba en encontrar esos momentos privados para expresar sus sentimientos. Sirius se encontraba en constante alerta, buscando una oportunidad, un instante a solas con Remus. Cada intento fallido lo dejaba más frustrado.

Un día, después de todas las clases, vio a Remus leyendo solo en un rincón de la sala común. Aprovechó la oportunidad y se acercó, nervioso pero decidido.

-¿Te importa si me uno? -preguntó, intentando ocultar sus nervios.

Remus levantó la mirada, sorprendido, pero asintió con una sonrisa.

Los minutos pasaron como segundos para Sirius, intentando encontrar el momento adecuado para expresar lo que sentía. Pero antes de que pudiera hablar, Peter interrumpió, uniéndose a la conversación.
Sirius suspiró internamente, comprendiendo que la lucha por esos momentos a solas con Remus sería una batalla constante.

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