8-Beso

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Después de unos instantes de silencio incómodo, Remus todavía mantenía su cabeza en mi hombro. La situación era extraña, y antes de que pudiéramos decir algo, escuchamos pasos acercándose. Nos separamos rápidamente al ver a James entrando, ya vestido con su característico uniforme de quidditch.

—¡Buenos días, chicos! ¿Qué les parece ir a practicar un poco antes del desayuno? El clima parece perfecto para volar hoy —dijo James con entusiasmo, mirándonos a ambos.

Remus y yo intercambiamos una mirada y, casi al unísono, declinamos la invitación de James.

—Gracias, James, pero creo que pasaré esta vez. Tal vez más tarde —respondí, intentando parecer relajado.

James asintió comprensivo y se despidió, dejándonos solos otra vez, pero antes de que se fuera pude notar como me miraba mientras levantaba sus cejas.

En ese momento, Remus se puso de pie y me miró.

—¿Te gustaría ir a desayunar? —preguntó Remus, su mirada buscando la mía.

Me sentí sorprendido por su propuesta, pero rápidamente asentí con una sonrisa.

—¡Claro, suena bien! Vayamos.

Caminamos juntos hacia el Gran Comedor, y durante el trayecto, intenté romper el silencio.

—¿Cómo estuvo tu día ayer? Aparte de la cita, quiero decir —pregunté con un tono casual.

Remus se detuvo por un momento, como si estuviera pensando en cómo responder.

—Fue tranquilo. No mucho más que eso —contestó con una sonrisa sutil.

El ambiente seguía cargado, pero el gesto de Remus al invitarme a desayunar me llenaba de un nerviosismo agradable. Cada momento compartido con él parecía ser valioso. Mientras nos dirigíamos hacia la mesa de Gryffindor, traté de disipar la tensión en el aire, aunque mi mente seguía revoloteando con las palabras de Remus y con la incertidumbre sobre lo que realmente sentía por mí.

...

Mientras desayunábamos en el Gran Comedor, los demás merodeadores se unieron a nosotros, lo que ayudó a disipar un poco la tensión entre Remus y yo. Las risas y las charlas habituales llenaron el ambiente, y me encontré agradecido por el cambio.

Cuando terminamos, Remus mencionó que necesitaba buscar un libro en la biblioteca antes de su primera clase. Sin dudarlo, me ofrecí a acompañarlo. Al llegar a la biblioteca, me senté en una silla, esperando a Remus.

Pasaron unos minutos y al notar que tardaba más de lo esperado, decidí buscarlo. Lo encontré en una esquina, hojeando un libro de historia de la magia. No pude evitar quedarme embobado observándolo.

El cabello castaño claro y ondulado de Remus caía delicadamente sobre su frente, y sus mejillas ligeramente sonrojadas añadían un encanto especial a su rostro. Sus ojos avellana reflejaban concentración mientras fruncía el ceño al tratar de enfocarse en el texto. Mi atención fue atraída irresistiblemente hacia sus labios, cómo se movían ligeramente y cómo mordía el inferior mientras leía.

Me sorprendí al darme cuenta de que lo estaba observando detenidamente. Una oleada de calor se extendió por mis mejillas cuando nuestros ojos se encontraron. Apresuradamente, desvié la mirada, sintiéndome completamente apenado por haberlo observado de esa manera.

Mis mejillas ardían, mientras la vergüenza se apoderaba de mí. Traté de recomponerme, evitando su mirada, pero la sensación de haber sido descubierto admirándolo de esa manera me hacía sentir incómodo. En ese momento, solo deseaba que el suelo se abriera y me tragara entero.

-Si me sigues desvistiendo con la mirada me dará un resfriado, Pads- escuche decir a Remus, su tono de burla me hizo sonrojarme más.

-No...no se de que hablas- dije muriéndome de nervios.

Lleno de sorpresa por lo que acababa de suceder, bajé la mirada, abrumado por la vergüenza de haber sido descubierto. Pero antes de que pudiera reaccionar, sentí a Remus acercarse. Sin previo aviso, tomó mi barbilla y me besó. ¡Me besó!

Sin pensar, correspondí al beso, sumido en un torbellino de emociones. Era como un sueño hecho realidad. Cuando finalmente nos separamos, me quedé atónito, incrédulo por lo que acababa de ocurrir. Remus retomó su lectura mientras yo me quedaba estático, sin saber qué hacer.

Reuniendo valor, murmuré con voz temblorosa:

—Me gustas.

Remus levantó la mirada, sus ojos encontrando los míos.

—Pensé que nunca me lo dirías —respondió Remus con una sonrisa cálida y sincera.

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Estoy escribiendo otra historia, su nombre es "Notas Lunares: El Encanto de Wolfstar".

L@s quiero.

Lunas y Estrellas-WOLFSTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora