Las fresas de Kim Dahyun

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Dahyun siempre fue una linda extraña

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Dahyun siempre fue una linda extraña. Es decir, todos lo sabían pero ella es feliz así. Kim Dahyun es extraña pero le encanta serlo. Le gusta la música clásica, le gusta vestirse con combinaciones sumamente delicadas para atender una tienda.

Incluso la manera en la que se sostiene para vivir es fuera de lo común. Ella ha decidido dedicarse a pintar obras de arte de todo tipo y a vender fruta fresca en su pequeño local conectado a su pequeño departamento es donde vende tanto las obras como su fruta. 

Ella aprovecha que su abuelo es granjero y que tiene una cosecha solo para su adorada nieta, las mejores naranjas, uvas, fresas y todo tipo de fruta se encuentran en su posesión; además es mucho más económico que en los supermercados coreanos. 

Dahyun está recargada en el vestíbulo donde también está la caja registradora, está intrigada por una clienta que frecuenta su tienda hace ya algunos meses. No sabe mucho sobre ella, solo que siempre que va ahí se lleva algunas fresas y cuando hay mangos, lleva mangos. Está vez va un poco más informal, casi siempre viste ropa muy recta y a Dahyun le intriga cuál es su trabajo.

A Jeongyeon le gustan las frutas frescas, son mucho mejores que las empaquetadas del super y además cuestan mucho menos y apoya a los negocios locales. Siempre que viene aquí, la pequeña mujer pálida la observa hasta que se va. Jeongyeon siente que esa mujer es linda, pero extraña. 

—No, Momo. Ya te dije que no te quiero volver a ver. 

—Oh, cariño. No me hubieras dicho eso en la Universidad, estoy de vuelta en Corea y sé que me extrañas. 

—Ni lo pienses, Hirai. Has hecho suficiente en mi vida, piérdete. Soy un monstruo por tu culpa, Momo. Déjame en paz. 

—Soy tu debilidad, mi vida.

—¡Jódete!

Jeongyeon termina la llamada con enojo, con coraje y es que esa mujer no puede volver a su vida. Ni siquiera sabe cómo consiguió su número celular. Camina hacía la caja resgitradora con algunas frutas en sus manos. 

—¿Está todo bien, señora? —pregunta Dahyun con curiosidad, esa llamada parece que causó varias emociones en la mujer. Ella quiere ayudar a que se relaje. 

—Está todo bien, solo personas estúpidas. —responde ya más tranquila la pelicorta. Posa sus ojos en la persona que atiende y nota lo pequeños que son sus ojos curiosos. Su vibra es relajada y su ropa hacen un estilo muy personal, su cabello oscuro parece ser lo único ordinario en ella y a Jeongyeon se le eriza la piel al ver los delicados tatuajes regados por los brazos de la chica. A Jeongyeon se le cruza una idea por la cabeza. —¿Cómo te llamas? 

—Kim Dahyun ¿y usted? —Dahyun está empacando la fruta de Jeongyeon en una bolsa reciclable. —Serían veinte por favor. 

—Yoo Jeongyeon. —Jeongyeon desliza un billete de cincuenta sobre la superficie de madera. —Quédate con el cambio, para que el negocio crezca. 

𝑪𝒆𝒍𝒆𝒔𝒕𝒊𝒂𝒍 𝑮𝒐𝒅𝒅𝒆𝒔𝒔 💫 Jeongyeon x TwiceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora