𝐷𝑖𝑠𝑒𝑛̃𝑎𝑑𝑜𝑟 𝑑𝑒 𝑚𝑜𝑑𝑎𝑠. KHJ.

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Mientras camino tranquilamente, con las auriculares a un volumen considerable resonando la canción de After Hours, de The Weeknd. Sintiendo brevemente que es el soundtrack de mi vida de mi casa al trabajo, mi vista que la mantenía al frente de mi camino, la giré para ver una prestigiosa tienda de ropa, fue cuando sentí el choque de alguien más golpear nuestros cuerpos. Lo miré con mis ojos a tope, levantándome ágilmente para ayudarlo, él me dijo unos insultos incomprensibles en voz baja, para después bruscamente levantarse por su cuenta, con una mirada de arrogancia y frialdad, alzando una ceja y cruzado de brazos, se quedó parado firmemente, enderezando su espalda y alzando su cuello.

—L-lo siento... — murmuré disculpándome.

Él me mira fijamente, su rostro sin cambio alguno en sus rasgos serios y arrogantes. Casi puede ver sus ojos fríos y helados perforando mi piel, como un cuchillo afilado. La expresión de su rostro hace que se me revuelvan las tripas. Luego habla con voz fría y mirada cortante.

—Mira hacia dónde vas. — respondió gélido.

—Y tú también... — contesté cambiando mi semblante ahora a uno serio y glacial.

— No me respondas. — murmura insensible. Sus ojos están helados y llenos de molestia.

—Mira como lo hago.

Él pone los ojos en blanco, su lenguaje corporal exuda arrogancia. No puedo negarlo, a pesar de la arrogancia, no pude evitar sentirme atraída por él.

—No tengo tiempo para estas tonterías. — Él comienza a alejarse, sin molestarse en mirarme.

—Idiota.

Maldije en voz baja, ese estúpido arruinó mi día por completo. Él se congela en seco ante mi insulto. Su expresión fría y molesta se extiende por su rostro, se da vuelta, con furia en sus ojos. Sus movimientos son bruscos, como si estuviera a punto de enfrentarme; rápidamente camina, me agarra del brazo con el rostro todavía enfurecido.

—¿Me llamaste idiota? — su voz es fría e intimidante, acercándome más a él.

—¿Acaso ya eres sordo? — pregunté con indiferencia.

Su agarre en mi brazo se aprieta, su mirada furiosa se encuentra con la mía. De repente me sorprende lo guapo que es. Si no fuera tan arrogante, sería irresistible. 

—¡Contéstame, maldita sea! — su voz es áspera y me acerca más a él.

—Sí, eso hice. — dije firmemente intentando soltar su agarre en mi brazo. Sus ojos se iluminan al ver mi rostro. Una sonrisa aparece en el suyo, susurrándome con voz áspera y ronca.

—Bien, pensé que podrías ser una idiota también. Tal vez debería darte una lección. — su mirada es penetrante, bajando su rostro un poco.

—Déjame. — hablé jalando de mi brazo para que me soltase.

—No, creo que te mantendré cerca de mí.

—No te conozco, soberbio, arrogante, idiota. — volví a mencionar con frialdad y enojo.

—Eres divertida. Me gusta. — acaricia mi mejilla, sus dedos envían un cosquilleo por mi columna —. Quiero conocerte mejor. — se inclinó más cerca de mi rostro, de modo que su cálido aliento toca mi rostro.

—¿Quién eres?

Murmuré girando mi rostro, evitando su contacto visual. Acarició mi mejilla con el pulgar.

—No necesitas saber mi nombre todavía. Pero quiero saber el tuyo.

—Myeong. — murmuré forcejeando más el agarre para que me suelte. Él entiende y suelta mi brazo.

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