Vórtice | Itafushi

1. DISSOLVE

CANCIÓN: Dissolve de Joji
NOTA: Esta es una teoría mía en base a lo que sucede en el manga y mi amor por estos dos personajes 😍 ¡Espero les guste!

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El llamado del deber fue lo que lo impulsó a tomar la más importante decisión de su vida, a pesar del retumbante coro de personas a su alrededor que buscaron disuadirlo de cometer su único acto de redención, uno que le ayudaría no solo a obtener una pizca de paz mental sino a darle un futuro a Japón y quizá al resto del mundo.

Los inocentes, los desamparados y los hermanos que murieron en el pasado a causa suya, se sobrepusieron a los gritos de quienes nunca lo entendieron, no de verdad, y que buscaron usarlo a su propia conveniencia. Él quiere hacer esto, él debe hacer esto, pues es la última oportunidad que la humanidad tiene de ser salvada.

Lo primero que pensó segundos antes de tocar su alma con aquel ser, es lo que posiblemente sentiría cuando se completara su plan: dolor y angustia. Dolor por la transformación a la que sería sometido y angustia por la espera que tendría que pasar para que su cuerpo fuese apto como lo fue de antaño.

Su segundo pensamiento llegó cuando su alma fue tocada, de lo que lograría con su sacrificio si todo salía bien. La muerte segura a la que iba y las vidas que rescataría a cambio. Las millones de almas perdidas en la inmensidad de un juego siniestro.

Lo último que pensó no fue realmente un pensamiento, sino un sentimiento, un anhelo. De volverlos a ver antes de partir, de dejar su huella como aquellos que ya se habían ido. Su corazón se había estremecido al rememorar sus trágicas muertes cuando entregó este anhelo a la convergencia.

Siente alivio al adoptar esta nueva situación, de comprender lo que será su nuevo lugar en el mundo y proveer un nuevo amanecer. Conoce de las limitaciones que deja atrás y las adversidades a la que se enfrentan quienes se quedaron rezagados. Tiene una oportunidad que jamás previó encontrar una vez se llevara a cabo el gran plan.

Siente. Conoce. Tiene.

Las maravillas del mundo, la naturaleza viva, el más allá, dioses y maldiciones. El cosmo, el cielo que se ve a través de una ventana, el infinito.

Y en medio del todo y la nada, se encuentra Itadori Yūji.

En el quizá de lo verdadero y lo falso. En el gris de lo blanco y lo negro.

Ahora que se halla en este limbo, puede discernir lo que aconteció, acontece y acontecerá. Es una sensación extraña a la que se ha comenzado a acostumbrar con la ayuda de su perseverancia y resistencia, aunque éstas sean características humanas que siente que poco a poco comienza a perder. El paso del tiempo no pasa por él.

Lo primero que experimentó cuando se activó la técnica fue el desmembramiento de su cuerpo, parte a parte, célula a célula, átomo a átomo y, sin embargo, no sintió nada más que esperanza. Lo entregó todo y dio las gracias por haberlo recibido.

Lo segundo que ocurrió fue la apertura de su mente. Los olores, los colores, las sensaciones, los sabores, los sonidos, su completo yo, todo esto desapareció para conocer lo que hay más allá de los límites.

Lo último que sucedió fue un encuentro con los dioses de todas las eras y lugares, en donde siguió el camino del iluminado y cuando entendió la verdad, tomó su lugar. Le parece curioso cómo su yo pasado había tenido en cuenta el blanco y el azul, así como el negro y el rojo, cuando se halló pensando en dios.

El portador de los Seis Ojos y la maldición Ryōmen Sukuna decían ser eruditos de sus propias destrezas y conocer los misterios del mundo de la hechicería; continuamente la desentrañaban, la reorganizaban y la transformaban.