La Última Sonata

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En el silencio de la sala vacía,
dos violines se entrelazan en despedida,
sus cuerdas vibrando con melancolía,
como tristes almas que sufren partida.

Los músicos, con miradas entrelazadas,
deslizan sus arcos con delicadeza,
sus notas se entrelazan, enamoradas,
en una danza llena de tristeza.

Por años, unidos en armonía,
en cada nota encontraron su refugio,
pero ahora llega el inevitable día,
de separarse en un adiós que es un suplicio.

Los violines lloran su duelo en silencio,
cada acorde susurra un lamento sentido,
las notas fluyen en un último acento,
una despedida llena de amor herido.

En sus suaves notas se desprenden lágrimas,
que recorren las cuerdas como ríos de dolor,
el aire se impregna de tristes melodías,
mientras sus almas sufren la perdida alrededor.

Los violines saben que es momento de partir,
que sus caminos deben tomar rumbos distintos,
pero en lo más profundo continúan a sentir,
la nostalgia de aquellos momentos tan distintos.

¡Oh, dulces violines, que en sus cuerdas vibraron!,
toda una vida unidos en armonías celestiales,
vuestras melodías en los corazones quedaron,
y en cada despedida aún susurran sus ensueños letales.

Que vuestras notas nunca se apaguen,
que sigan resonando en el eterno escenario,
iluminando los corazones y los lamentos,
recordándonos siempre un amor tan necesario.

Adiós, queridos violines, siempre seréis eternos,
vuestro amor a la música nunca se extinguirá,
aunque la despedida nos rompa los inviernos,
en cada acorde vuestro espíritu vivirá.

Solo Pensamientos y PoemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora