A Muichiro le daba curiosidad la chica enfermiza de la Finca Mariposa. Constantemente que iba a ver a Shinobu para monitorear su perdida de memoria, podía verla a ella, piel pálida, labios sin color, ojeras gigantes, se veía tan débil y delicada.
Mu...
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A Muichiro le daba curiosidad la chica enfermiza de la Finca Mariposa. Constantemente que iba a ver a Shinobu para monitorear su perdida de memoria, podía verla a ella, piel pálida, labios sin color, ojeras gigantes, se veía tan débil y delicada.
Muichiro quería acercarse a ella, pero no lo hizo. No le gustaba que la obligaran a permanecer en ese lugar todo el tiempo, podía sentir el odio de la niña por estar en el hospital y la forma en que el la miraba parecía matarla. Esto no le gustó, sentía que la distancia debía continuar, y nadie debía acercarse a nadie, así debía ser.
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Los fuertes deben ayudar y proteger a los débiles. Deben ser fuertes para proteger a los débiles. Ese es su deber como cazadores de demonios. Deben dar la vida por los demás.
La mayoría de los cazadores de demonios eran bendecidos con un cuerpo fuerte y resistente, capaz de soportar peleas con seres mucho más fuertes que ellos capaz de regenerar incluso miembros perdidos, y capaz de ayudar a los demás.
Ser un cazador de demonios era un trabajo para gente noble y bondadosa, si bien, era cierto que eran bien pagados, no muchos darían su vida por unos cuantos yenes. Algunos si están los suficientemente locos para estar en la organización solo por el salario, pero, la mayoría están ahí porque son testigos de los demonios, viles criaturas que se alimentan de carne humana, capaces de regenerar su cuerpo de las heridas en batalla, algo que los humanos no, por lo cual tienen ventaja sobre nosotros. Por fortuna, estos no son inmortales como aparentan, perecen ante la luz del sol y las flores de glicinia o wisteria, por lo cual se forjaron armas con un metal especial de la montaña más alta y se desarrollaron venenos a base de glicinias.
Los cazadores tenemos rangos, el más alto son los cazadores de élite, los pilares o hashiras, simplemente los humanos más fuertes que han existido jamás, los humanos perfectos. Al igual que nosotros, los demonios tienen sus rangos, siendo los más fuertes las doce lunas demoníacas, que a su vez, se dividen en dos grupos, las lunas inferiores o lunas menguantes, y, siendo los más fuertes de los fuertes, las lunas superiores o crecientes.
