La familia que te elige -COMPLETO-

Capítulo 29 - Preguntas formuladas

No soy dueño de Harry Potter, el Mundo Mágico ni de ningún personaje canónico.

La Familia que Te Elige

Capítulo 29 – Preguntas formuladas

Harry se despertó con un comienzo y por un momento terrible pensó que todavía estaba en el Número 4 Privet Drive. Su corazón golpeó en su pecho, estaba respirando rápido y superficialmente, su piel se arrastró y se quemó. Imaginó que podía escuchar el giro de las cerraduras, el sonido que anunciaba un nuevo día terrible. Pensó que podía escuchar la risa brutal de Dudley, el tono áspero de Vernon, la burla congelada de Petunia.

Le tomó largos momentos recordar que ya no estaba allí. Se centró en las cosas que eran diferentes, las cosas que demostraron que no estaba en Surrey con los Dursley.

Estaba acostado en una cama de campamento. Era pequeño y más viejo, crujiendo cada vez que se movía, pero se sentía mucho más cómodo que la cama más grande en el segundo dormitorio en el número 4. Estaba cubierto con una colcha casera, maravillosamente suave y olía a flores. Se aferraba al conejo de peluche que Angelina le había dado para Navidad el año pasado. Cuando fue a los Dursley a principios de verano había escondido cuidadosamente el conejo en su baúl. Desesperadamente quería acostarse con él, pero sabía que si lo hacía se lo habrían quitado.

Abrazó el juguete tan fuerte como pudo. Se calentó en sus brazos, el calor se extendió por todo su pecho y en su cuerpo. Podía oler madera pulida y cortar hierba, un agradable acompañamiento de la colcha florida. Empezó a relajarse más. Casi podía sentir a Angelina abrazándolo a través del juguete. Lo hizo sentir seguro.

Su cuerpo comenzó a desprenderse de la bola apretada en la que dormía, un hábito que retomó cuando dejó Hogwarts. Su brazo se extendió casi involuntariamente y se relajó aún más cuando tocó la pequeña bola de vidrio que Katie le había dado. En el último momento recordó no activarlo.

Los ronquidos de Ron no eran por qué se despertó. Por extraño que parezca, también fue un sonido relajante para Harry. Realmente le ayudó a recordar que, de hecho, escapó de los Dursley con la ayuda de Ron y los gemelos. Sus ronquidos ayudaron a mantener a raya a los otros ruidos, los que tomaron espacio en su cabeza, los que lo atormentaron.

Harry se puso las gafas y miró a su alrededor. Todavía era temprano según el reloj en la pared de Ron. El brillo más nítido de la luz solar apenas se podía ver por la ventana, los zarcillos más pequeños de color rojo dorado contra el negro púrpura. Ni siquiera los gallos estaban despiertos todavía.

A pesar de que la habitación de Ron era más grande que el segundo dormitorio, las paredes comenzaron a presionar a Harry. Comenzó a respirar más rápido de nuevo, con el pánico en su pecho. Se sintió confinado a pesar de que sabía que no lo era. Sentía que no podía respirar.

Lo más silenciosamente posible, se levantó de la cama del campamento. Reuniendo el globo y el conejo y su varita, salió de la habitación de Ron. La casa estaba en silencio salvo por el tictac del reloj del abuelo que se sentaba en la planta baja de la Madriguera. A pesar de que todavía era nuevo en la casa, a pesar de que muchas cosas eran increíblemente extrañas para él, se sentía mucho más cómodo en este lugar. Podía decir que se sentía como un hogar, la casa de Weasley.

Se podía decir que no era su hogar.

Salió por la puerta de atrás y se sentó en los escalones. Una vez afuera se sintió relajante. El aire libre se sentía limpio para él, fresco, abierto. Apenas era más fuerte en el jardín. Los insectos hacían sus ruidos mientras hacían sus negocios. Los pájaros nocturnos cantaban sus últimas canciones antes de descansar, mientras que los pájaros del primer día comenzaron las suyas. Los pollos se agacharon adormecidos en su gallinero.