NBA

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El estruendo de la multitud llenaba el estadio mientras Adele disfrutaba del emocionante partido de la NBA desde el palco VIP, junto a su pareja, Rich Paul, el respetado manager del equipo. Entre jugadas espectaculares, Adele notó la presencia de alguien familiar en un palco cercano.

Rich, conocedor del interés de Adele por la actuación, señaló amistosamente hacia el actor. —Ese es Chris Evans, ¿verdad? Deberíamos saludarlo después del partido.—

Intrigada, Adele asintió y, al finalizar el tercer cuarto, se dirigieron hacia el palco de Chris. El ambiente deportivo creó una conexión instantánea entre ellos, compartiendo risas y comentarios sobre el juego.

Rich y Chris, aficionados apasionados del baloncesto, intercambiaron historias sobre partidos memorables. Adele, observando la química entre ellos, se unió a la conversación de manera natural.

Entre chistes y anécdotas, la charla se desvió hacia experiencias de vida más profundas. Chris mencionó cómo la música de Adele había sido su refugio en momentos difíciles, creando un vínculo inesperado entre ellos.

A medida que la noche avanzaba, surgió una complicidad entre Adele y Chris, desafiando las expectativas de una noche típica en un partido de baloncesto. Mientras la multitud rugía con el clímax del juego, Adele, Rich y Chris compartieron un momento especial que trascendió el deporte y la música, tejiendo conexiones inesperadas en sus vidas.

Adele y Chris, envueltos en su propia burbuja de complicidad, encontraron un momento para intercambiar números de teléfono, gesto que parecía sellar la conexión especial entre ellos.

El actor, con una sonrisa cautivadora, dijo: —Deberíamos mantenernos en contacto, ¿no crees? Quién sabe, tal vez haya una colaboración musical en nuestro futuro—.

Adele rió suavemente, sintiendo la tensión entre la atracción y la lealtad. —Podría ser interesante. Pero, ¿qué pensará Rich sobre eso?

Chris asintió con comprensión. —Rich parece ser un tipo genial, pero hay algunas conexiones que simplemente no puedes prever—.

Mientras se despedían en la salida del estadio, Adele notó la mirada cómplice de Chris y sintió la inquietud en el fondo de su ser. Rich, emocionado por el partido, se acercó, ajeno a los momentos compartidos entre su pareja y el actor.

Rich preguntó emocionado:—¿No fue increíble? ¡Deberíamos hacer esto más a menudo!—

Adele, con una sonrisa forzada, asintió. —Definitivamente deberíamos.

En la penumbra de la noche, mientras se alejaban del estadio, el teléfono de Adele vibró con un mensaje de Chris.—La noche fue increíble. Hablemos pronto—. Una elección se avecinaba para la cantante, entre la seguridad de su relación actual y la llamada de una conexión impredecible.

Adele, con el teléfono en la mano, contempló el mensaje del ojiazul, una invitación a explorar lo desconocido. La noche estaba impregnada de posibilidades, pero la fidelidad a Rich la mantenía vacilante.

Días después, mientras su agenda la llevaba de gira con su pareja, Adele no pudo evitar pensar en la conexión compartida con Chris. Cada mensaje intercambiado llevaba consigo una mezcla de emoción y culpabilidad.

Una llamada del actor interrumpió sus pensamientos. —Espero que el tour esté yendo bien—, dijo con su voz cálida al otro lado de la línea.

Adele, suspirando, respondió: —Sí, todo bien. Pero, Chris, debemos ser cuidadosos.

El actor, con sinceridad, dijo: —Lo sé. No quiero complicar las cosas para ti.

A medida que las semanas pasaban, Adele se encontraba dividida entre  Y dos mundos: el establecido con Rich y el emocionante, aunque incierto, que se presentaba con Chris. Cada mensaje, cada llamada, ampliaba la brecha de su indecisión.

Una noche, en la privacidad de su habitación de hotel, Adele tomó una decisión. Marcó el número de Chris y, con el corazón acelerado, hablaron de sueños, música y la inexplicable conexión que compartían.

La narrativa se volvía compleja, tejiendo hilos de deseo y responsabilidad. Adele, atrapada entre dos mundos, se preguntaba si su elección resonaría en acordes de arrepentimiento o en una melodía de liberación. Con el telón de fondo de la música que había sido testigo de su encuentro, el capítulo se cerraba con Adele y Chris enfrentándose a un futuro incierto, donde las líneas entre la realidad y la fantasía se desdibujaban peligrosamente.

ONE - SHOTS (Adele y Chris)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora