vii.

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MEGARA

MEGARA

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vii. una victoria !
━ ( the son of neptune )



Por alguna razón, el sentimiento de ser la única verdaderamente jugando me invade con más fuerza conforme cada segundo pasa.

Troto por el tranquilo valle y sé de inmediato que algo anda mal. Son juegos de guerra, ¿por qué demonios está tan silencioso?

El estandarte de la Cuarta y Tercera Cohorte pesa en mis brazos. Apenas y puedo avanzar, pero me las arreglo para mantener mi ritmo. Adoro este juego. Adoro ser competitiva y adoro ganar justamente. Como siempre.

A lo lejos, como un borrón parecido a un nido de hormigas, se revelan las demás Cohortes. Frunzo mi ceño, mientras me re-dirijo. ¿Me estoy perdiendo de toda la diversión, acaso?

Cuando cruzo el apogeo de personas a mi alrededor y me enfrasco en lo que sucede, mi mente se nubla mientras escucho a un campista (vergonzosamente, lo reconozco como parte de mi Cohorte) gritar: —¡Abran la boca, pringados!

La velocidad de mi pensamiento fluye, y realizo que la Quinta Cohorte es nuevamente centro de burlas e insultos. Me maldigo mentalmente por ser tan estúpida y haberme dejado llevar por el juego, en vez de centrarme en los demás. Y cuando estoy a punto de dejar caer los estandartes (que pesan horriblemente en mis brazos), sucede una calumnia.

¡BUM!

La explosión resuena en mis oídos. Escucho jadeos y exclamaciones a mi alrededor, pero cuándo quiero darme cuenta una marea de color azul, blanco y verde me da de lleno contra mi rostro y todo mi ser.

Sólo soy capaz de pensar en lo cansada que estoy, en el dolor muscular de mis brazos, en que me acabo de duchar y en el único posible responsable. Tenso mi mandíbula.

Mi ira aumenta conforme realizo que todos a excepción de él se han dado cuenta de mi presencia. Le ha hecho señales a sus amigos; para comenzar a luchar, y tiene la terrible suerte de hacerme sentir ignorada.

No soy capaz de identificar a quién le pertenece la voz, pero cómo un murmullo entre el silencio, escucho a un chico decir: —Que los Dioses lo amparen.

Me giro hacía él y retrocede: —¿Te callas?

Las gotas de agua caen por mi blusa, mientras estiro la mano y casi de inmediato un campista me hace entrega de su espada.

—¡PERCY JACKSON!

Su pelea se detiene. Un chiquillo de la Segunda Cohorte da un paso atrás, pero antes de poder acércame a él, un jadeo de sorpresa sale de mis labios cuándo veo a dos de la Quinta en un intento de hacerme retroceder, colocándose enfrente mío.

untouchable! ━ percy jacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora