🪻 Capítulo 3 🪻

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Le había costado un poco, sin embargo, ambos pudieron llegar al hotel, era uno de gama media, aunque ahí se fue todo el dinero que la pelirroja había conseguido. Ella lo dejó en la cama mientras usaba el baño, veía su reflejo con una ligera sonrisa, que algo tierno el varón, aunque no sabía que tan bueno fue haberlo buscado, diría que fue coincidencia, pero sería una mentira muy descarada.

Volvió con Simón, quién ya no estaba en la cama, ella trago pesado, temiendo donde se había metido, ¡borracho era impredecible! Era algo tierno, sin embargo la preocupación crecía.

- ¡Profesor Petrikov! -empezó a mirar los lados de la cama, hasta que escucho una risa particular

Era en el baño, ella sonrió, ¡había entrado sin que ella se diera cuenta! Fue a la puerta como si eso fuese un juego y lo vio, al hombre serio y educado cantando una canción, donde el coro era: "¡El rey helado soy!" La vio y medio cerro los ojos, hasta que sonrió, y se lanzó contra ella, abrazándola con fuerza, la cargo y empezó a dar vueltas torpes con ella en brazos.

- ¡Eres mi princesa! -gritó en el cuello de ella, oliendola- Mía mía mía ¡mía mía!

Ella suspiro, divertida, notando como Simón se quedaba dormido de a pocos. Sonrió, era realmente tierno aquel hombre, se preguntaba si era por eso que ella lo eligió. Sintió su corazón latir levemente con más fuerza, pero no le dio importancia.

- El rey... ¡hip! Hela- ¡hip! Soy -cantó en un susurró, babeando el hombro de la pelirroja, respiraba algo tosco, mientras sus brazos se aferraba al cuerpo de la chica.

Simón le abrazaba del cuello, la agarraba, como si ella fuera a escaparce. Yanai tomó la parte de atrás de las rodillas de Simón y lo levantó, era bastante ligero, el castaño no protesto, sólo empezó a reír bajito

- Vamos a dormir, Profesor Petrikov -susurró, como si cantará una canción de cuna, mientras su sonrisa se ampliaba

Intentando no caer con el mayor, la mujer lo dejo en la cama, le quito la corbata y demás hasta dejarlo lo más cómodo posible. La chica sonrió, parecía un bebé, miró sus gafas mal alineadas y se las quito, dejándolas en el cajón de aquella mesa de noche. Ahí paro su vista, habían dos sobres, pequeños, que contenían una especie de píldora roja y pequeña

Levantó ambas píldoras con sus dedos, girando para ver si tenía una pequeña descripción, pero solo encontró un "♡". Abrió la envoltura, pero el olor no fue de su agrado, así que lo dejo en la basura, pues ya lo había abierto. Sus pies descalzos salieron de la habitación, dejando al varón solo.

●●●

El sol intentaba entrar por las ventanas, sin embargo no podían entrar. Ambos adultos se encontraban en extremos de la cama, aunque la joven estaban sentada, encorvada, respirando levemente como si se hubiera dormido en esa posición.

- ¿Qué carajos pasó ayer? -preguntó apenas se levantó un poco, mirando a la pelirroja con una ceja levantada.

Su rostro se sonrojo de inmediato, su cabello rojizo parecía mágico con la poca luz solar que entraba, brillaba en colores vivos; el nombre de "Betty" se metía en su cabeza sin permiso y de forma desesperada, le recordaba tanto a ella...

Pero, ¿qué pasó ayer?

Por su mente se paso una imagen de la chica encima de él, sus ojos esmeralda brillando mientras su cabello pelirrojo sólo era más alborotado por él mismo. Se regañó por esa imagen, era realmente patético en ese sentido.

- ¿Petrikov? -su cuerpo se dirigió a él, mirándolo expectante.

Simón no supo que responder, se quedó detallando los ojos rasgados de la mujer. Ambos sólo se quedaron mirando unos minutos, hasta que la puerta sonó.

- ¡El desayuno! -una voz femenina rompió el silencio. La pelirroja se levantó con algo de torpeza, dirigiéndose a la puerta.

Simón se levantó rápido y se fue al baño, echando agua en su rostro, sentir aquel líquido helado en su piel lo hizo terminar de despertar. Pensó en que había pasado ayer, intentado recodar si hizo una estupidez o no, temía haber hecho el ridículo tan temprano frente a la mujer, sabía que había bebido demás ayer.

- Oh... -miro el interior del baño, intentando recordar. Leves destellos y un espectáculo vergonzoso lograron tocar su mente.

- ¡Señor Petrilov! -grito la pelirroja, ya más despierta y alegre, al parecer ese era su actitud común.

Simón salio del baño y vio a la joven en un pequeño comedor, parecía tan feliz el sólo hecho de comer que no pudo evitar sonreír un poco solo ante esa escena.

"¡Ven, Petrikov!" Dijo Betty frente a él, la escena normal en una mañana antes de la guerra.

Trago duro, girando la cabeza de un lado a otro, mirando nuevamente como era su realidad. Estaba esa desconocida mujer. Se sentó a su lado, con los nervios al tope.

- Esta delicioso -dice susurrando, saboreando la comida con gusto- Aquí está el suyo, señor Petrikov

Empezó a comer y sin embargo, aún dudaba si ayer llegó a pasar algo con la chica. Intentó dejar de pensar en eso, paso sus ojos por Meiko, no tenía la chaqueta que cubría más su figura, en especial en el pecho. Desvío la mirada, algo sonrojado

- Ayer parecías un bebé, apenas tocaste la cama te quedaste dormido -menciono con ternura la chica, recordando como Simón babeando al dormir. Este paro en seco, sus mejillas se volvieron más rojas de golpe

- Perdón, suelo quedarme dormido fácilmente cuando bebo -respondió rápido, nervioso mientras rascaba su cabello

El castaño simplemente suspiró, preguntándose si la chica tenía algo más que decir, pero ahí paro la conversación. Después de un rato ambos caminaban por la plaza del Dulce Reino. No sabía si era su impresión o algo, pero juraría que Meiko esta caminando más rápido que de costumbre, incluso para su baja estatura.

- ¿Qué harás ahora? -preguntó el castaño con una sonrisa algo fingida.

Simón trago saliva al verla más seria que de costumbre.

- ¿Pasa algo? -se detuvo un poco preocupado, notando que lo empezaba a ignorar.

- Corre.

- ¿Eh? -los músculos del varón se congelaron al escuchar esa sencilla, pero a la vez confusa instrucción

Escucho un disparo, un arma láser apunto cerca de ellos.

- ¡¡Corre, ahora!!


Gracias por leer
Mu1tiversal

Rojo GOLB (Hora de aventura- Fem OC x Simón)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora