Ya habían caminado casi por una media hora. Era curiosa, por decirlo de alguna manera, la experiencia que estaba teniendo con la chica. Su cabello pelirrojo brillaba con poco por la luz que rebotaba en él. Ella parecía ser tan curiosa con todo, a pesar de verse como una chica en sus 30, actuaba con la emoción de una niña. Le era fascinante hasta cierto punto, la ternura que emanaba hacia que el varón se sonroje de vez en cuando.— Señor Petrikov, mire —se agacho, mirando un bicho de curioso aspecto, era pequeño, pero de colores brillantes. Su voz
Él solo la miro, verla ahí agachada en la punta de sus pies era extraño, esos bichos eran común en aquel ecosistema, ¿era la primera vez que estaba allí? ¿Por eso lo seguía? Se agacho junto a ella, acomodando sus gafas
— No lo toques mucho que es venenoso —dice, riendo por dentro al ver como la mujer lo tiro al instante de escucharlo.
Betty..
No podía hacer más que ver en la joven a su hermosa mujer, ¿era alguna especie de regalo de GOLB? No entendía la casualidad de encontrar a una mujer tan parecida, parecía una gemela pérdida.
La chica se levantó y lo continuo siguiendo, a pesar de parar y ver una que otra cosa, no se alejaba mucho de Simón, él seguía en sus pensamientos, observando a Meiko con una sonrisa que sólo le dedicaba a Betty. Y aún sólo a ella, veía a su prometida en esta extraña. Se aclaro la garganta, la poca conversación que habían tenido había sido iniciada por ella, tal vez podía intentar establecer un diálogo.
— ¿De dónde eres? —preguntó él mirándola, su corazón empezaba a saltar en su pecho, ella cerró sus ojos, pensando en la respuesta
— De un bosque muy, muy, muy lejos de aquí —respondió algo nerviosa, mientras tomaba el brazo de Simón de gancho casi instintivamente, mientras empezaba a sonreír por los lugares
Él se quedó mirando el agarre, con una parte de su brazo podía...
Qué suaves.
Negó con la cabeza, sacando cualquier pensamiento inmoral de ahí, ¡no debía pensar en esa parte de ella! Se recalco varias veces, hasta que su sonrojo pase.
— ¿Y tú, profesor Petrikov? —le sonrió, curiosa por lo que vaya a decir— Me dijiste que eras arqueólogo, pero nunca había escuchado ese término —desde que le dijo aquello, lo llama "profesor". No le molestaba, de hecho le gustaba por alguna extraña razón.
— Yo soy... —piensa un poco, recordando su vida antes de la guerra— De una época más anticuaria —responde con una leve expresión de tristeza, su voz parece nostálgica.
Su expresión cambió al notar la mirada de sorpresa de la joven, sus ojos esmeralda brillaban en emoción. Simón se sonrojó, no sabía como actuar ante la curiosidad tan inocente de la joven.
Después de un tiempo llegaron al bar donde siempre bebía Simón, aunque este se sentía algo observado, seguramente sea por hablar llegado con una chica tan llamativa, vamos, ¿qué color más resaltante que el rojo vivo de sus cabellos,
— Lo de siempre —dijo él a cerveza sucia, que miraba más a la joven que acompañaba al hombre— ¿Tú quieres algo? —murmuró, intentando llamar la atención de la chica.
Ella estaba concentrada mirando el lugar, era como... ¡una mezcla de todo! Había todo tipo de personas en aquel lugar. Pero la voz de Simón la sacó de aquel análisis, llevando toda su atención a él, provocando una sonrisa pequeña en el mayor al verla.
— ¿Algo cómo qué, profesor Petrikov? —miro a cerveza sucia y le sonrió, para luego pasar su mirada al mayor— Es la primera vez que entro a un lugar así
— Esto es un bar, aquí venden más que nada licor —Simón pudo notar en la mirada de la pelirroja que no sabía qué era. Suspiro, era algo agotador explicarle cosas simples, pero no le importaba esa vez.— Es una bebida que te saca de tus cinco sentidos
— Ah... —la chica frunció el seño, con una mirada algo preocupada— Entonces así estoy bien, ¡gracias! —volvió a sonreír, mirando a Simón beber.
La silla donde estaba dejaba cierto espacio entre sus pies y el suelo, por lo que Meiko mecía sus piernas constantemente, en realidad es una niña en el cuerpo de una adulta, o una adulta que le daba igual cómo los demás la miren. Su sonrisa llenaba de cierta atmósfera de paz a Simón, le hacía sentir un lazo más estrecho con la chica, aunque la acababa de conocer, lo enlazaba con el parecido a Betty, le daba una paz similar a ella. Una mano grande se poso sobre el hombre de Simón, él volteo y vio que era Finn, con su típica sonrisa
— Hola, hermano —saludo el rubio, sentándose al lado de Simón.
Finn notó la mirada se la chica que estaba junto a Simón, ella lo miraba con cierta curiosidad. Tanto así que se levantó y se dirigió hacia él, ofreciéndole su mano, igual como lo hizo con Simón.
— ¡Un gusto, soy Meiko! —sonrió amablemente. Finn se quedo mirándola por unos segundos, hasta que sonrió también y le dio la mano
— ¡Tienes un gran agarre! —menciono con una sonrisa, mirando algo pícaro a Simón— ¿Y ella quién es, Simón, tu novia? —sonrió coqueto, acercándose al moreno con una sonrisa amplia
— No, no, nos conocimos hace poco —explicó el castaño algo sonrojado, poniendo su mano en su cuello nervioso.
La chica no dijo nada, curiosa por la interacción de ambos varones.
— Venga, ¡yo invito una ronda! —grito alegre, por todo el bar
Aquello se volvió una experiencia para la pelirroja, pues todos en el bar se unían a cantar o jugar cartas en apuestas. Finn y Yanai eran los más animados allí, aunque el rubio ya se le notaba la ebriedad. Simón simplemente veía con una sonrisa la interacción tan inocente de la chica. Decidió salir un momento, el mareo era moderado, pero se sostenía de las paredes, prácticamente cayó al suelo en un mal paso y se quedó allí, al lado de la puerta trasera mirando el cielo, ya era de noche
— Betty... —dijo mirando las estrellas, a pesar de todo lo que había vivido, ella aún ocupaba su corazón. Aunque ese día era un poco más hiriente, tal vez por Meiko, ella era una imagen muy parecida a su amada. ¿Alguna mala jugada del destino? Ya parecía una mala broma del destino, de todas formas, seguramente ya no le dirija más la palabra, encontró personas más acordes a ella.
Suspiro en el suelo, aquel lugar era más silencio y solitario, así que se permitió llorar un poco, probablemente efecto del alcohol. Tapo su rostro con sus manos, respirando con algo de fuerza. Su trasero contra el húmedo suelo lo hacía sentir más patético, en serio debería dejar de beber, más si esta tan sentimental.
— ¿Profesor Petrikov? —preguntó una voz femenina, mientras veía a Simón hecho una bolita— ¡Profesor Petrikov! —se arrodilló, intentado ver el rostro del castaño
Simón levantó la cabeza algo sorprendido por la presencia de la chica, hace unos minutos la veía en una partida muy importante, riendo y disfrutando la actitud de Finn. Ella puso uno de los brazos de Simón en sus dos hombros, ayudándolo a caminar
— ¿Estás bien? —ambos caminaron algo tambaleándose. La pelirroja le costaba un poco cargar al castaño, pues aún caminaba con algo de torpeza, pero mucho mejor que antes.
— Sólo estoy ebrio —respondió algo gracioso, su voz apenas era entendida por la menor que rió
— Mira lo que gané —de su abrigo sacó una pequeña bolsita y con algo se dificultad la abrió con su mano libre, dentro tenía dinero— ¿Qué haremos con esto? —preguntó mirando el cielo, las estrellas estaban brillando más de lo común
— Vayamos a un hotel... ¡hip! —apenas en sus cinco sentidos, Simón caminaba igual de torpe que Meiko, mientras ambos caminaban casi abrazados
Ella se quedó aguantando la risa al escuchar el hipo de Simón. Obedeció, buscando un hotel entre el Dulce Reino.
Gracias por leer
Mu1tiversal
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Rojo GOLB (Hora de aventura- Fem OC x Simón)
Fanfiction20/11/2023 Después de haber solucionado el mundo de Fionna y Cake, Simón intenta dar un sentido a su vida, darle un significado que GOLBetty le había dado la oportunidad, sin llegar a superar a su querida Betty realmente. Sin embargo, una chica lleg...