Lawrence Gordon

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Nota: los capítulos no tienen realmente una relación directa entre ellos, así que pueden leerse de manera independiente o en el orden que quieran.
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Por petición de Lawrence, Adam ese día se aventuró a buscar a la hija pequeña del doctor, Diana, para invitarla a pasar el fin de semana en su casa. Al fotógrafo no le gustaba siquiera rondar por ese hogar que ahora pertenecía completamente a Alison, más por la mujer que por cualquier otra cosa, no es que se llevaran mal, apenas conocía a Adam, pero el chico prefiere mantenerse alejado, ya sabes, por todo eso de ser la nueva pareja de su ex esposo. Normalmente era Gordon quien la buscaba pero hoy estaba terriblemente ocupado.

Con Diana era una historia muy diferente. La relación con la niña era crucial para él, y buscaba construir puentes amigables más sólidos, no le resultaba difícil ya que la pequeña rubia era una niña muy dulce y desde un principio se llevó bien con Adam.

La tarde de otoño estaba teñida de una luz cálida y dorada cuando llegó a la casa de los Gordon, pasó varios minutos dando vueltas nervioso, estuvo a punto de llamar a Lawrence y decirle que no podía, hasta que se armó de valor y tocó la puerta dispuesto a enfrentar a Ali.

Para su sorpresa, o más bien su alivio, abrió Diana.

—¡Adam!

Gritó la niña para treparse a sus brazos como un pequeño mono, y este rápidamente se agachó a atraparla, tenía casi tres semanas que no la veía y ciertamente la había extrañado un poco.

—¿Que tal estás? ¿Y tú mamá?

—Salió un momento al supermercado, dijo que no estaría sola mucho tiempo ya que vendrías por mi.

Adam no sabía cómo aceptar eso. Quizás la mujer salió para no tener que encontrarse con él, quizás era enserio la salida de emergencia o quien sabe. El castaño no está del todo seguro si ella lo odiaba.

Adam le dijo sobre llevarla a la casa de él y Lawrence por unos días y no dudó en aceptar la invitación. La niña lo dejó pasar llenándose ahora de la atmósfera acogedora, con el aroma de una cena de raviolis con arroz tapada para más tarde. Mientras la pequeña iba corriendo escaleras arriba a meter algo de ropa en una mochila para llevarse (a pesar de que a donde iban había más ropa de Diana que de los dos) el castaño se quedó a esperarla mientras organizaba la sala para quitarle al menos un poco de trabajo a Ali. Fue entonces cuando Adam, en busca de algo con lo que pudiera barrer la alfombra y guardar los juguetes de Diana, abrió un armario de la sala y se topó con un álbum de fotos.

El ancho libro estaba levemente cubierto de polvo, indicando que no había sido abierto en un tiempo. Adam lo tomó, curioso por descubrir quizás fotos de Diana de bebé. A medida que hojeaba las páginas, una serie de fotografías capturaron totalmente la atención del chico. Las imágenes mostraban a su novio en la época en la que quizás tenía más o menos la edad de Adam, quien se maravilló al ver a ese joven rubio con una mezcla de inocencia en sus ojos azules. Adam quiso ver más aún esto que estuviera haciendo fuera irrespetuoso, solo se sentó en el piso a seguir ojeando con las piernas cruzadas las imágenes que por alguna razón creaban serotonina en su cerebro.

Adam alcanzó a ver una foto de Lawrence con un atuendo de moda de los 90, básicamente un traje que podría usar el abuelo de Adam perfectamente y este rió por el pensamiento. A pesar de haber sido un chico de veinte el hombre siempre usaba camisa y corbata.

Era muy guapo.

Hasta ahora no había visto tantas fotografias de ese tipo, todos los recuerdos de Lawrence se habían quedado en esta casa junto a Diana. Pero en opinión y gusto de Adam, era mucho más atractivo ahora, tal vez sea por su repentina atracción por un hombre maduro pero era difícil imaginar al Adam de ahora conociendo a un Lawrence de su misma edad.

Fotografías [Chainshipping]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora