PRÓLOGO

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❪Prólogo, Funeral❫

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❪Prólogo, Funeral❫

Mi mirada estaba perdida mientras veía cómo enterraban el ataúd, estos pocos meses que pasé con Kath han sido los más felices de mi vida en muchos años, pero todo terminó tan rápido que ni siquiera le puedo llorar de forma digna

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Mi mirada estaba perdida mientras veía cómo enterraban el ataúd, estos pocos meses que pasé con Kath han sido los más felices de mi vida en muchos años, pero todo terminó tan rápido que ni siquiera le puedo llorar de forma digna.

—Muchacho, deberías ir a casa dentro de poco, no es bueno estar tanto tiempo bajo la lluvia —me dijo el sepulturero con una de sus manos en mi hombro en señal de apoyo.

—Sí, claro —respondí vagamente.

El hombre me miró con pena, como odiaba esa mirada en las personas y más cuando era a mí a quien le dirigían aquel gesto.

Lo que decía la lápida parecía tan irreal, tan falso, me daban ganas de tirarla e ir a casa y avisarle a Kath que alguien estaba aparentando qué ella había muerto.

«Kath está muerta» pensé una y otra vez.

No sé cuánto tiempo pasé alternando mi mirada entre la tierra húmeda y la lápida gris que estaba a mis pies, pero estaba seguro de que tenía que regresar a casa.

«A la casa de Kath» me corregí mentalmente.

Sin más que esperar me di media vuelta y partí a aquella casa sencilla que estaba a unos minutos a pie del cementerio. Al llegar en ambiente frío golpeó mi piel como nunca antes, creo que ni afuera estaba tan helado como en el interior de esta casa.

Cerré la puerta con cuidado, temiendo despertar a Kath, aunque eso fuera imposible a estas alturas. Me saqué el abrigo viejo que traía puesto y me fui a sentar al sillón, bueno, más bien a tirarme a este.

Mis ojos se dirigieron a los cuadros que adornaban la vieja casa, en la mayoría se mostraba a una anciana de sonrisa amable y ojos cansados, aquella era Kath.

Nunca me planteé qué Kath moriría, no en los meses en los que ella me había cuidado sin nada que yo le pudiera ofrecer. Cuando me encontró era un chico recién salido de un hospital mental a punto de ser demolido, sin nada que comer y con ropa tan vieja que transparentaba un poco.

Y cuando ella necesitaba ayuda fui incapaz de dársela, ella me salvó y ahora vuelvo de su funeral con impotencia saliendo de cada parte de mi cuerpo.

Pero un pensamiento atravesó mi mente de una forma tal que pareció un golpe.

«Me tengo que mudar a Forks»

La herencia que había recibido había sido una casa en aquel apartado pueblo en Washington. A pesar de que solo conviví unos meses con Kath, ella ya me había puesto en su testamento, dejándome prácticamente todo.

Me tenía que mudar a Forks a mitad de semestre, completamente solo.

—Bueno, Kath. Espero que lo que me ese lugar sea algo puramente bueno, por favor —susurré como si ella me pudiese escuchar.

Me levanté con pesadez y fui al teléfono, marcando el número de los camiones de mudanza, los papeles de mi traslado a Forks estaban listos desde hace dos días, así que no había razón para seguir en este lugar.

Solo espero que mi vida sea más tranquila a partir de ahora. 











Nota: Perdón por tardar tanto en subir algo, prometo tratar de escribir más. Este capítulo lo escribí en mi celular, cuando llegue a mi casa lo edito mejor. 😞

... 𝑹𝑬𝑨𝑫𝒀 𝑭𝑶𝑹 𝑰𝑻?, cullen familyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora