CAPÍTULO 13

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Álex estaba como loco, llevaba días esperando verla, hablar con ella, decirle todo lo que sentía por ella, tenía que decirle que estaba muy feliz por ser padre, por ser padres juntos, aprender el uno del otro, pero en cambio se encontró con una mujer fría. En sus ojos no había ni rastro de aquella mirada que tenía antaño, también era gélida, tal vez ya no lo quería y por eso le había hablado así porque de otro modo nunca hubiera hecho tal cosa.

María lo vio pasar, a pesar de que no quería ver a nadie, ella tuvo el valor de cogerlo y hablar con él.

—¿Qué te pasa, Lucía ha despertado, no estás feliz?

—Sí estoy contento porque ella y mi hija están bien, pero estoy muy mal por todo lo que he tenido que escuchar de sus labios, nunca pensé que podría ser tan fría.

—Es normal, créeme, está asustada, entiende que ella nunca ha tenido a nadie en su vida, y de repente de la noche a la mañana se enamora de ti, sabe que Dani también está enamorado de ella, porque él se lo dijo y tú no. Eso es lo que a ella le duele y encima se vio sola y con un bebé, demasiado bien está para todo lo que le ha cambiado la vida en menos de un año, que tú le digas ahora que la quieres no soluciona nada, deberías de haberlo hecho antes, dale tiempo, demuéstrale quién eres y de lo que eres capaz de hacer por ellas, estoy segura de que ella te quiere tanto o más que antes de desaparecer.

—Puede que tengas razón, pero es que cada vez que la veo con él, se me nubla la mente y me da mucha rabia, yo la quiero para mí, no quiero que nadie se acerque a ella. Sí, estoy celoso, lo reconozco y no me gusta estar así.

—Tranquilo intentaré hablar con ella, no le diré nada de esta conversación, sólo voy a tantearla, porque creo que lo que tiene es un cacao mental importante y necesita aclararse, te prometo que te contaré lo que ella me diga.

—Gracias María, por todo.

María se fue a la habitación de Lucía, ella estaba con un hombre, su cara le sonaba pero no recordaba de donde, decidió no entrar en la habitación.

—Te preguntarás quién soy y por qué estoy aquí, pero tengo una cosa muy importante que decirte.

—No lo creo, yo a usted no lo he visto en mi vida y usted a mí tampoco, así que me gustaría que me explicara quién es y qué quiere.

—Verás soy el suegro de Álex, bueno al menos lo era. Yo soy el padre de Nerea, su mujer y de Helena, que creo que la has llegado a conocer.

—¿Usted es el padre de Nerea y Helena? Disculpe por lo que le voy a decir pero a Nerea no la conocí pero a Helena sí, y perdone que se lo diga pero es una auténtica bruja, le ha hecho mucho daño a su yerno, utilizando a su otra hija para herirlo.

—Sí, Helena pensó que al morir Nerea, él iba a ir a buscarla, pero no lo hizo, mi hija desde entonces no es la misma, se ha convertido en una persona sin escrúpulos a veces me da hasta miedo de las cosas que dice o hace. Pero no es por ella que estoy aquí, tengo que confesarte algo y espero que me escuches hasta el final.

—No sé que tenga usted que confesarme, precisamente a mí, pero adelante, hable.

—Verás no sé por dónde empezar, sólo te puedo decir que yo conocía a Ykarha desde hace muchos años, ella vino aquí en busca de una vida mejor.

—¿Usted conoció a mi madre?

—Sí, ella trabajó en mi casa, era nuestra asistenta. En esos momentos mi matrimonio no estaba pasando un buen momento, y ella estaba allí. Ella era una muchacha muy dulce, muy inocente, se portó muy bien conmigo siempre me escuchó y estaba dispuesta a darme consejo. Te pareces bastante a ella.

—Entonces, también debió conocer a mi padre a Milhkair Vlinder ¿No?

—Sí, aunque sólo lo vi una vez. Bueno lo que yo quería decirte es, que tu madre y yo éramos más que jefe y empleada, éramos amigos. Pero una noche yo estaba muy mal, ella siempre estaba ahí, sólo fue una vez, tu madre y yo estuvimos juntos aquella noche.

—¿Me está queriendo decir que mi madre fue su amante?

—No exactamente, fue una noche, nada más, ella se marchó a las pocas semanas sin ninguna explicación. Yo no sabía por qué lo había hecho pero a los pocos meses apareció el señor Vlinder, dijo que Ykarha estaba embarazada, yo no caí en la cuenta del que el bebé pudiera ser mío, pero tu padre me lo dejó bastante claro. Ella esperaba un hijo mío, también me dijo que me olvidara del bebé y de ella, porque él se iban a casar y haría de mi hijo, el suyo—el hombre vio que Lucía empezó a ponerse pálida— Yo no sabía que había sido de él o de ella hasta hace unos meses, cuando Álex nos habló de ti. Cuando me dijo como te apellidabas no me lo podía creer y ahora que te veo ya no tengo dudas—tragó saliva y por fin lo dijo— Lucía eres mi hija.

—No...no puede ser...Yo no puedo ser su hija...Yo soy hija de Milhkair e Ykarha.

—Lucía no dudes más, Milhkair no es tu verdadero padre, sí el te crió y te quiso como suya pero no lo eres, tu padre biológico soy yo—Lucía de repente enloqueció, empezó a gritar.

—¡Váyase, váyase! Usted no es mi padre, mi padre está muerto igual que mi madre, no diga más mentiras ¡Váyase, váyase ya! No quiero verlo, salga de mi vista—Álex entró al escucharla gritar.

—¿Qué te pasa Lucía?—se percató de la presencia de su suegro—Luis, ¿Qué haces tú aquí? ¿Qué le has dicho? ¿De que la conoces?

—Dile que se vaya que no lo quiero ver, que se vaya que no diga más mentiras.

—De acuerdo me iré, volveré cuando te tranquilices, tengo que hablar contigo, no puedes negar de dónde vienes.

—No quiero hablar con usted, ni ahora ni nunca. ¡Váyase de una maldita vez! O yo misma lo haré salir de aquí a patadas—hizo ademán de bajarse de la cama pero Álex se lo impidió. Por fin el hombre comprendió que no conseguiría nada estando ella tan nerviosa y se marchó.

—¿De qué conoces tú a mi suegro? ¿Por qué te has puesto así?

—Eso a ti no te importa, déjame sola, estoy cansada.

Álex no quiso discutir, no quería alterarla más de lo que ya estaba, no era bueno ni para ella ni para la niña, al fin la dejó sola, cuando salió se encontró con María estaba un poco pálida, sólo pudo decir algunas palabras.

—Ven tengo que contarte lo que acaba de suceder ahí dentro, no te lo vas a creer.

Al fin María se tranquilizó un poco y le contó con pelos y señales lo que había ocurrido, Álex no salía de su asombro.

—¿Lucía es hija de Luis? Eso significa que es hermana de Nerea, Helena y Marcos.

—Así es, Lucía es tu cuñada, ella podía haber llevado una vida cómoda, tú sabes que Luis tiene una gran fortuna y su empresa va muy bien, no tendría que haber pasado por tantas necesidades si hubiera sabido que su verdadero padre estaba vivo.

—Es que no me lo puedo creer aún, por eso cuando yo miraba a Lucía parecía que veía a Nerea, ya sé que físicamente no tienen nada que ver pero su sonrisa es la misma, tiene muchos gestos que Nerea tenía, incluso su carácter también es bastante parecido. Sólo que Lucía tiene peor genio, por eso me enamoré de ella, ahora lo veo todo claro Nerea la puso en mi camino, estoy seguro, por favor no me tomes por loco.

—No te tomo por loco, yo creo en el destino y pienso como tú. Ella la llevó hasta ti porque sabía perfectamente que no la olvidarías jamás y puso a su hermana en tu camino, ahora está todo claro, ella quiere que estéis juntos.

—Sí todo tiene sentido, lo difícil que se está poniendo todo, Lucía no quería ni verme antes, pues ahora sabiendo que soy el marido de una de sus hermanas. No va a querer saber nada de mí, la conozco, esa va a ser una buena excusa, creo que estoy perdido María.

—No te preocupes, voy con ella a ver si se ha tranquilizado un poco.

Un lugar en el mundo (TRILOGÍA DESTINO #1) (2013)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora