– Eres el mejor pintor del mundo, Jun. Estoy muy orgulloso de tí.
Había descubierto mi pasión por la pintura luego de que mis padres se divorciaron.
Había sido un momento difícil para mí, pero junto con la terapia y el apoyo de ellos pude superarlo.
Para mí era difícil creer que dos personas podían dejar de sentir amor, pero ver la cordial relación que llevaron mis padres después de separarse me hizo creer que aún se querían.
Jimin era mi amigo en ese entonces y fue su idea que expresara mis emociones de una u otra forma.
No iba a golpear a nadie, y a él se le ocurrió que dibujando podía encontrar una terapia.
Y funcionó.
Claramente no eran mis mejores dibujos.
Siempre era Jimin lo que intentaba plasmar, pero mis trazos no le hacían justicia a su belleza.
Incluso sentí vergüenza de que los viera, así que le pedí a mi padre que me llevara a clases de dibujo.
Pero desde ese momento, Jimin siempre me hizo sentir que estaba orgulloso de mí.
Luego, cuando crecí, comencé a experimentar con los óleos y las acuarelas, y quise adentrarme aún más en ese mundo, porque sentía que era donde me pertenecía.
Y en cada obra que hacía, Jimin era mi inspiración.
Tal vez, viendo todas mis creaciones fue que me dí cuenta que ya no lo veía como mi amigo, y que cada vez que pensaba en él mi corazón latina de forma diferente.
Sentía cómo una dosis de dopamina se incrementaba en mí siempre que estaba junto a él.
Y las cosas no cambiaron después de la facultad. No podía establecer un relación con nadie, porque de una u otra forma sabía que le pertenecía por completo a Jimin.
Quizás darme por vencido puedo ser una de mis opciones, pero cuándo, un día de lluvia llegó a mi habitación llorando, todo tomó forma.
Lo recibí en los brazos abiertos, dejando que terminara de llorar.
No pregunté, supuse que el me contaría cuando estuviera listo.
Y así fué.
Minutos después levantó su rostro, muy cerca del mío, y me miró a los ojos.
– Está lloviendo, Jungkook. – me dijo en un susurro y yo entré en pánico cuando sentí si aliento cerca de mi boca.
Tenía miedo de moverme, pero el siguiente paso lo dió él.
Sin aviso juntó sus labios con los míos mientras los movía lenta y torpemente.
Solo atiné a entre abrir mi boca y cerré mis ojos justo después de que él los cerrara.
Era mi primer beso y ni en mis mejores sueños pensé que se sentiría así.
– Después de la lluvia siempre sale el arcoiris. – me dijo después de interrumpir el beso, sonriendo sobre mis labios.
Juntó su frente con la mía, mientras escuchábamos la lluvia golpear el techo.
Sí, también me gusta que llueva.
Volví a juntar nuestras bocas y él se aferró a mi cintura mientras envolvía su espalda mojada.
Estaba frío, pero había agua caliente en la ducha.
Nos llevé al baño, abriendo la lluvia de la regadera, mientras seguíamos besándonos.
Tal vez yo también necesitaba bañarme.
Jimin me despojó de la ropa y luego hizo lo mismo con la suya, y nos adentramos al vapor que había, pero nos arrepentimos en seguida cuando sentimos el agua hirviendo.
Abrí el agua fría mientras nos reíamos, y tal vez en ese momento no era conciente de nada, pero volví a la realidad cuando, una vez regulada la temperatura del agua, tomó mi mano y nos puso bajo el agua, abrazándome y poniendo su cabeza recostada en pi pecho.
Esa fue la primera vez que besé a Jimin.
La primera vez que ví su cuerpo.
Que lo toqué.
La primera vez que estábamos desnudos.
Que le hice el amor.
Fue la primera vez en que me dí cuenta que no solo lo quería, lo amaba.
Seis
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Rainbow - Kookmin
FanfictionA Jimin le gusta que llueva porque puede ver el arcoiris.