1. Solo quería desaparecer

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No todos lograban ver los colores, era un privilegio, eran años de estar esperando para verlos, nadie sabía cómo era que había evolucionado el humano para que todos al nacer solo pudieran ver el color gris, muy pocos eran suertudos de poder decir lo hermoso que se veía el cielo, qué color tenían las prendas que usaban, el color de sus ojos y demás ¿Por qué de la nada el amor se convirtió en los más importante? Porque esa era la única manera de descubrir los colores, conociendo ¿Qué era el amor?

Touya miraba por la ventana, siempre le había interesado los colores, leyó que el color más fácil de conseguir era el amarillo, según su libro significaba felicidad y alegría, para él eran lo mismo pero su madre le enseñó la diferencia, movía los pies ritmicamente, quería llegar con sus abuelos.

-¿Ya llegamos mamá?- Preguntó el pequeño chico con una sonrisa

-Ya casi ¿Cómo está Shoto?- Preguntó su madre, el chico miró a su pequeño hermano, gracias a su madre sabía que el pequeño Shoto tenía la mitad de su cabello rojo y la otra mitad blanco, aunque él solo podía ver un gris oscuro y gris muy claro

-Sigue durmiendo ¿Por qué duerme mucho?- Preguntó curioso Touya

-Es un bebé- Dijo con obviedad Natsuo

Touya frunció los labios y mejor miró por su ventana, tenía 3 hermanos, estaba su melliza Fuyumi, ambos tenían 5 años, luego seguía Natsuo que tenía 3 años y al final el pequeño Shoto que tenía 4 dias de nacido, sus padres habían decidido pasar lo que faltaban de vacaciones con sus abuelos paternos, él sólo quería hacer nuevos amigos.

(● ̄(エ) ̄●)

Habían pasado algunos días, Shoto tenía a sus padres ocupados, Touya solo pensaba en jugar, pero no tenía permitido salir al jardín, ya que decían que era peligroso, pero esa tarde no iba a quedarse encerrado en su cuarto, tomó su pelota y se escabulló de sus padres, comenzó a lanzar la pelota hacia el cielo, pero en una de esas lanzadas el viento la llevó hacia la casa vecina.

-No- Soltó Touya caminando hacia allá, una vez frente a ella sabía que sería difícil encontrarla, había varias pelotas por todo el jardín, veía distintos tonos grises- Lo bueno que tiene nombre

Caminó lentamente por todo el jardín, alzaba cada pelota para ver si no estaba su nombre, ahí era cuando odiaba no poder distinguir los colores, era muy joven para poder hacerlo pero para él no era imposible, tomó una pelota cerca del pórtico y sonrió al ver su nombre; el gruñido del pequeño corgi hizo que huyera del lugar, dejando la pelota atrás.

-¡Alejate!- Soltó mientras salía corría por la acera, miró hacia atrás el perro lo intentaba alcanzar

-¡Mon-chan!- Vio cómo el perrito volvió a su casa, Touya se lanzó sobre su jardín- ¿Estás bien?

-Sí, gracias- Dijo entrecortado, al mirarlo sintió como algo en su interior se removía, se quedó sin habla y miró hacia todos lados intentando huir pero se quedó paralizado

-Me llamo Tomura ¿Tú cómo te llamas?- Touya seguía paralizado, sintió como su corazón latía con más fuerza, miró al niño frente a él, tenía unos enormes lentes grises oscuros, pero pudo ver sus ojos

-¡Touya!- Al escuchar su nombre, vio que su madre caminaba hacia el angustiada, de la nada sus ojos se llenaron de lágrimas, se levantó como pudo y corrió hasta Rei

-¡Mamá!- Fue cargado por ella y se escondió en su cuello

De aquella casa salió un hombre llamada Oboro Shirakumo, quién hablaba con su madre, el chico ya no quería voltear a ver aquel niño que lo hizo llorar, se negó a despedirse e ingreso a su casa, ese día no cenó, ni bajó cuando escuchó que comían bombones, solo estaba en su cuarto llorando, él no sabía por qué lo hacía, solo fluían las lágrimas y se quedó dormido.

True Colors- DabishigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora