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El día siguiente comenzó con una carrera contra el tiempo hacia la escuela, pero a diferencia del día anterior, esta vez logró llegar a su clase a tiempo. Para Mai, fue un gran alivio, sin embargo, para el chico de ojos ámbar que la observó correr apresuradamente, solo resurgieron las dudas..

¿Por qué le había pedido su número si no tenía intención de enviarle un mensaje? Esa pregunta le rondaba la cabeza desde la noche anterior. Incluso revisó su teléfono nuevamente, pero no había nada; su orgullo comenzaba a atormentarle.

Conforme el día transcurría, el omega tuvo la oportunidad de ver a la mayor al menos en dos ocasiones, pero se rehusaba a ser quien diera el primer paso, pensando: "si le gusté, que ella se acerque", motivado únicamente por el enfado causado por el mensaje.

Por otro lado, Mai, aunque había llegado a tiempo, no podía permitir que nada más le sucediera en cuanto a los apuntes; ya tenía suficientes para reescribir sin necesidad de añadir más, hasta que su encuentro fue percibido por ambos..

—No lo sabes, pero realmente acabaste de arreglar mi día —fue el saludo de Mai, pero contrario a lo que esperaba, no recibió respuesta— vamos, di hola —nada— ¿Puedo saber a qué se debe tu enojo, bonito?

—¿Enojo? — replicó con ironía —. No es enojo, es indiferencia hacia una chica cuyo nombre ni siquiera conozco.

Mai le abrió la puerta de la biblioteca, y aunque él pasó, no hubo agradecimiento.

—¿Es esa la razón? Me llamo Elizabeth, aunque por razones personales prefiero Mai—. No obtuvo respuesta y, en cierto modo, su intuición le sugería que se marchara. Ella no era de las que perseguían; si él no deseaba tomarse el tiempo para detenerse y hablar, ¿por qué habría de insistir? —Sabes, esto me parece muy grosero.

—Eres libre de irte cuando quieras, pero si no pretendes enviarme mensaje, mejor borra mi número.

Pero el tono y la expresión de esas palabras le devolvieron la sonrisa rápidamente, aunque no pasó mucho tiempo antes de que se desvaneciera.

—¿Es por eso que me tratas así? —Leo finalmente se detuvo— Bueno, ayer ocurrió algo con mis pertenencias; recuperé mi mochila, pero mi carpeta es otra historia.

—Era un mensaje

—No, era una conversación en donde mi objetivo era agradarte, pase la tarde estresada haciendo apuntes y tareas, no iba a ser una plática amena ---hubo silencio, al menos unos segundos.

—Me ignoraste dos veces esta mañana.

—¿Qué? —respondió incrédula— Estuve yendo de un lado a otro pidiendo que me firmaran los apuntes de ayer y asegurándome de que firmaran los que me faltaban. Si me viste, ¿por qué no me saludaste? --- no recibió respuesta --- sabes que, no importa... me voy.

[...]

---Perdón --- logró decir finalmente.

Había vuelto al lugar donde se conocieron. Ella estaba sentada en el mismo sitio de la última vez, con un cigarrillo a medio consumir y la mirada perdida en el horizonte, casi tocando el cielo.

---No suelo ser quien toma la iniciativa ¿está bien?, me equivoqué, no voy a excusarme.

Fue entonces cuando Mai lo miró. Ella tenía las piernas estiradas tocando el césped, pero mantenía su mano no dominante en el banco de piedra, como apoyo para no caer hacia atrás.

---Nos conocimos ayer, no somos nada y no tienes que disculparte --- Leo iba a hablar, pero Mai se adelantó --- Eres atractivo, eso ya lo sabes, y captaste mi atención en cuanto te vi, pero si no es recíproco, preferiría que me lo dijeras.

Leo permaneció en silencio hasta sentarse junto a ella.

---No, no somos nada, pero quizás podríamos serlo --- le quitó el cigarrillo de las manos --- con el tiempo.

---Quizás, pero por ahora, ¿te importaría si te invito a cenar esta noche?

[...]

"Ya va a empezar la tortura", fue el texto que acompañó la foto que la castaña envió al omega. En la imagen solo se veía su escritorio, con hojas dispersas de su carpeta, plumas, marcadores y su computadora encendida con los apuntes que debía copiar. Como respuesta, recibió un mensaje de aliento y una foto que solo podía ser vista una vez.

Ray y la castaña se miraron a los ojos sorprendidos, Ray rápidamente desvió la mirada y Mai se giró para asegurarse de que su amigo, que también era omega, no viera nada.

Una foto tomada desde arriba, sacando la lengua y con un "podemos posponer la cena para el viernes si estás cansada" como pie de foto, hizo que Mai suspirara y rechazara rápidamente la propuesta. 

---No entiendo cómo lo haces --- Mai lo miró confundida, apagando su teléfono --- la mitad de las cosas que dijiste son mentiras. Ayer solo dedicaste una hora a los apuntes y cuando abrimos el chat de ese Omega, me dijiste "no, aún no es el momento". Hoy, el profesor de química es el único que firma. Apestabas a cigarro en la segunda hora y la tercera vez que saliste, volviste corriendo de "tus momentos" con Lia, porque te recordé que también el de matemáticas firmaba. No entiendo cómo puedes hacerlo con tanta naturalidad.

---Al decir eso, me haces parecer la mala y manipuladora ---se quejó, caminando hacia su armario---. Leo me ha mostrado un lado amable y algo sumiso, pero también uno que no se distancia mucho del mío. En mi opinión, él podría tener tres reacciones al no recibir nada ---empezó a elegir posibles atuendos para esa noche---. Se acercaría y me preguntaría ---levantó su dedo índice, contando---, se molestaría y me evitaría ---levantó otro dedo--- o simplemente le daría igual lo que pasara o no conmigo.

---Déjame adivinar, vas a decirme algo totalmente manipulador ---murmuró Ray después de suspirar.

---Si hacía lo primero, tendría que proceder con cautela; probablemente una semana se iría solo en intentos de tomarle de la mano y para la mitad de la segunda, apenas si lograría besarle. Si fuera la tercera opción, tendría que esforzarme, incluso gastar en algunos regalos. Pero por suerte, resultó ser la segunda opción, así que esta noche será increíble, Ray.

[...]

—¿Con Mai? ¿Estás loco o qué? —Leo la miró confundido—. ¿No has oído lo que dicen de ella?

—¿Y eso qué? — Pero la pelirroja rápidamente tomó su teléfono.

—Ya no le contestes, bloquéala, elimínala.

Leo simplemente rió, para él, aquella alfa era linda, no estaba mal y su forma de intentar acercarse le parecía tierna de cierta manera.

—Claro.

Pero lo cierto es que los rumores corren rápido, y alguien como ella, con sus acciones, no era algo que pasaría desapercibido.

—Podría ser divertido, ¿sabes con quiénes ha estado? — Sofía solo miró el techo intentando hacer memoria.

—Hoy la vi con un Omega... De hecho, fueron dos.

—Bueno, supongo que irán apareciendo con el tiempo — murmuró dejándose caer en la cama — ¿que debería ponerme hoy?

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