El put0n del barrio

¿Te extraño?

¡Hola personitas! Gracias por la espera, con este capítulo comenzaremos el final del fanfic será este capítulo y otro. El final es una colaboración con SonHiroSan  esta es la segunda colaboración que hacemos y estoy feliz de poder compartirles esto que escribimos con mucho amor y esperamos lo disfruten.

Ace estaba soñando, lo sabía por qué Sabo le estaba sonriendo, con los ojos brillantes mirándolo fijamente, mentiría si no dijera cuánto amaba esos ojos azules. Solo se estaban mirando el uno al otro pero fue suficiente para él, sintió una mano acariciando su rostro y se recargo ante el toque que le arrullaba

-Abre los ojos Ace- le susurró una voz dulce al oído, Sabo le dio un abrazo justo cuando comenzó a abrir los ojos, Makino estaba sentada en su cama acariciando las mejillas de Ace, sintió a Carbón cerca de sus costillas durmiendo bajo las cobijas

-Makino, ¿Qué? - murmuró Ace tratando de despertarse por completo

- ¿Estás bien? Vine a despertarte y estabas llorando - Explicó Makino secando las últimas lágrimas de Ace - Garp y Dadan me han contado todo, pero suena tanto a una novela que apenas podía creerles, pero viendote sufrir así

-Estoy bien, tranquila - añadió Ace sonriendo mientras se levantaba con cuidado de no lastimar a su gato - yo debería bañarme, hacer pan y luego iré a una cita con Sabo

-El pan está hecho - La mujer sonrió ante la sorpresa y pena del joven - ya pasan de las 11

-¡¿De las 11?! - Chillo el pecoso dando un salto tomando su toalla - ¡Me voy a bañar!

Makino se quedó en el cuarto del joven viendo los objetos que este acumulaba, le llenaba de sentimientos ver el cuarto que antes era de los 3 nietos de Garp y ahora solo de uno de ellos, el sombrero vaquero sobre el perchero, el collar de cuentas rojas a un lado de la cama y el pequeño gatito estirándose en la cama

-Ya creciste pequeño - Agregó Makino para sí misma con una sonrisa, Ace podía recuperarse, siempre lo hacía

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Sabo se estaba acostumbrando a una vida en solitario. No era particularmente fácil hacerlo cuando había pasado años siendo el "hermano mayor" y a la vez una mamá para sus hermanos.

Sentado en una de las mesitas a las afueras de una cafetería, debajo de un toldo mientras bebía un café con chocolate, no podía dejar de pensar en lo asfixiante que se sentía su apartamento.

Era una de las principales razones por las que en lugar de quedarse por más tiempo, había buscado cualquier pretexto para salir una vez que se alistó para su cita con Ace. Para ello todavía quedaban unas horas, pero la soledad de aquel espacio que podía llamar "suyo" lo estaba apuñalando.

No habían ni los ronquidos de Ace, ni los gritos de Luffy. Ni la constante amenaza de la llegada de su abuelo. No tenía que levantarse temprano para preparar la masa y luego hacer el pan. No tenia que lavar la ropa de 3 personas

Aquel apartamento había sido una forma de librarse de todas esas cargas que no le correspondían. Pero ahora que no las tenía, se sentía descansado sí, pero con un dolor en el pecho y una ansiedad que crecía con cada día que pasaba.

— Sólo necesito acostumbrarme — Dijo por lo bajo. — Maldita sea, Sabo. ¿No era esto lo que querías? Ace debe madurar, no puedes ir por ahí solucionándole la vida.

Levantó la vista y había una mesera viéndolo como si fuera un bicho raro. No podía culparla cuando estaba hablando solo.

— Eh, ¿Más café por favor? — Sabo extendió su taza con una sonrisa nerviosa.