TW: Mención de autolesiones y del asesinato, violencia verbal.
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"Tengo que contaros algo"
Aquellas palabras habían hecho que su corazón latiera tan rápido como cuando Mari le gritó por haber roto su violin, pero a su vez, también sintió como dejaba de latir por un segundo, justo igual que como se sintió cuando su hermana no respondía sus llamadas en medio del pánico tras tirarla por las escaleras.
Pero Mari no estaba ahí, en su lugar, estaban sus amigos. Sabía que Basil sentiría lo mismo, pero no solo eso, si Basil estuviera consciente ya lo habría obligado a callarse. Aquel rubio luchó tanto por su seguridad, luchó para que no tuviera problemas ni legales ni con sus amigos aún si por consecuencia debía vivir con la culpa de ser un cómplice por el resto de su vida.
Las miradas compasivas de sus amigos lo ponían aún más nervioso, el no saber como iban a reaccionar o a actuar lo intrigaba, pero, sobre todo, le asustaba.
— Claro, Sunny, puedes contarnos lo que sea. ¿Pero te encuentras bien? Llevabas inconsciente unos días... — Hero actuó con normalidad, a pesar de haber notado los nervios del azabache y que este mismo llevaba aproximadamente dos días sin despertar hasta ese momento.
— No, no, no. Sunny, ¿qué pasó esa noche? — Irrumpió Aubrey, su expresión irradiaba molestia aún cuando en realidad no estaba molesta, estaba intrigada, curiosa, llevaba estandolo demasiado tiempo.
— Nada, solo peleamos. Me encuentro bien.
Aubrey iba a volver a preguntar sintiendo la respuesta demasiado falsa. Hero con solo una mirada le dio a entender que no era buena idea seguir interrumpiendo, haciéndola caer en cuenta de como a Sunny le costaba hasta encontrar las palabras correctas para comenzar.
Kel, con una sonrisa ansiosa y un movimiento rápido de manos dio a entender que hasta él se estaba poniendo nervioso, pero más exactamente, que se estaba poniendo muy ansioso. Él había sido el primero en notar los nervios y ya intuía que no eran buenas noticias lo que Sunny traía entre manos.
Respiró hondo a la vez que miraba a Basil con el único ojo sano que le quedaba, usando su expresión tranquila como un calmante para su miedo.
— La muerte de Mari... — Tomó aire antes de continuar, sintiendo como sus rodillas temblaban y su corazón latía aún más rápido. — Fue mi culpa.
— ¡Claro que no! De verdad, no podríamos haber hecho nada para evitar lo que pasó. — La sonrisa ansiosa de Kel se había convertido en una sonrisa triste apenas Mari fue nombrada. Se veía obligado a interrumpirle, rechazando todas las acusaciones que se hacía a él mismo, negando lo que, en el fondo, sabía que diría a continuación. — Todos en algún momento nos culpamos por ello.
