BEG. ━ dos besos son demasiado, y un beso no bastará. y aunque adviertan al soldado, si está enamorado, en guerra morirá.
historia de ficción basada en la película 'pearl harbor'.
obra propia.
inicio; 5 de diciembre, 2022
final; ??
( #1 en Pearl Har...
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—¡YO VOY YO VOY!— LOLITA se abrió paso entre los integrantes de la casa.
Los resultados de sus exámenes de medicina acababan de llegar, y estaba ansiosa por saber si iba a poder cumplir su sueño o no, aquel que dependía del sobre que estaba aferrando dentro de sus manos, apretándolo tan fuerte que estaba apunto de arrugarlo, e incluso de romperlo.
—¿Y bien?— le preguntó con impaciencia su hermana pequeña Betthany, aunque ya nadie la llamaba así.
Hacía años que su nombre era Betty.
Betty o Boop, como Lolita la solía llamar cariñosamente, era una chica rubia, de ojos azules, y de una sonrisa perfecta de caramelo que enamoraba a todo aquello que fuera privilegiado de sacarla. Era una chica encantadora, apasionada por la cocina y los animales, y aunque tenía solo dieciséis años- dos años menos que Lolita- ambas se parecían tanto que a menudo podían pasar por mellizas, motivo por el cual Betty consiguió examinarse para ejercer de enfermera. Y es que cuando ambas se presentaron en el examen de enfermería, Betty mintió sobre su edad, haciéndose pasar por la gemela de Lo. Los examinadores dudaron un poco por su altura, Betty era tan pequeñita para su supuesta edad que Lolita hacía ver a Lolita como una giganta, pero no se detuvieron demasiado en ese rasgo y al final la dejaron pasar.
Como consecuencia, Betty aprobó.
Lolita por fin se deshizo del sobre y leyó el documento a gran velocidad, sus ojos se movían de un lado al otro del papel como un escáner. Finalmente estos se toparon con una palabra en mayúsculas y en negrita que la hizo temblar de la emoción.
APROVADA.
—¡SIIIII!— exclamó eufórica, asustando a Betty, que enseguida entendió lo que pasaba y se lanzó a los brazos de su hermana— ¡LO HE HECHO, BETTY! ¡YA TENGO MI TÍTULO!
—¡SABÍA QUE PODÍAS!— la achuchó fuerte, hasta que la rubia empezó a quejarse por no poder respirar— Uy, perdón.— se rio con timidez. A veces podía ser algo intensa— Que bien, hermana, estoy orgullosísima de ti. ¡Por fin parece que todo va sobre ruedas! Mira, ¿sabes qué?— se puso las manos en las caderas— He decidido que voy a hacer un pastel, hoy es un día de celebración.— aplaudió casi tan emocionada como Lolita, soltando un gritito de ilusión.
Por si aún no lo habían notado, a las hermanas Davies les encantaba gritar.
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